Río de Janeiro vivió un martes de caos tras la operación "Contención" contra el Comando Vermelho

La intervención policial "Contención" reveló el arsenal y las presuntas conexiones internacionales de la organización criminal, mientras la ciudad quedó paralizada y conmocionada por la violencia.


Al menos 64 personas murieron y 81 fueron detenidas durante una de las intervenciones más fuertes contra el Comando Vermelho, según reportaron autoridades locales. La operación movilizó a 2.500 efectivos y dejó a la ciudad en estado de máxima tensión.

Durante el operativo, la policía confiscó 72 fusiles, media tonelada de drogas y evidenció que los criminales habían bloqueado calles con más de 50 colectivos y utilizado drones, en un despliegue sin precedentes.

El alcance del Comando Vermelho

Según la ONG Insight Crime, el Comando Vermelho ha reforzado su poder a través de redes de tráfico y alianzas con otras organizaciones criminales. Hasta 2016 mantuvo vínculos con el Primer Comando Capital y entre 2015 y 2018 con la Familia del Norte de Manaus. Incluso habría intercambiado armas por cocaína con la extinta guerrilla FARC.

La operación paralizó la vida urbana: escuelas suspendieron clases, el metro se saturó y el tránsito se detuvo por completo debido a los colectivos utilizados como barricadas.

Reacción oficial y federal

El gobernador Cláudio Castro compartió un video de un dron lanzando un proyectil, calificando la acción como "narcoterrorismo". Por su parte, el gobierno federal, encabezado por Luiz Inácio Lula da Silva, convocó una reunión de urgencia en Brasilia y adelantó que enviará una comitiva a Río para coordinar medidas con las autoridades locales.

El Departamento de Estado de EE.UU. mantiene a Brasil en nivel 2 de riesgo, advirtiendo sobre asaltos violentos en Río, donde incluso se han usado drogas sedantes para atacar víctimas.

Impacto en la población

"Está todo el mundo aterrorizado porque es mucho ruido de disparos", contó a AFP un colaborador de proyectos sociales en la favela Penha. En la favela Vila Cruzeiro, fotógrafos presenciaron a jóvenes esposados y custodiados por policías con armamento pesado. Vehículos trasladaban heridos y fallecidos al hospital Getulio Vargas, mientras los enfrentamientos continuaban.

Regina Pinheiro, jubilada de 70 años, describió la paralización del transporte público y la incertidumbre de los habitantes: "Nos quedamos sin bus, sin nada, en este caos y sin saber qué hacer". Al menos 85 escuelas de la ciudad suspendieron las clases, incluidas instituciones en barrios turísticos como Copacabana e Ipanema.

La especialista Carolina Grillo explicó que los ciudadanos suelen vivir relativamente en paz, pero "sufren mucho más durante guerras de facciones o intervenciones policiales" que por la presencia cotidiana de los grupos criminales.

Apoyada por dos helicópteros, la intervención permitió confiscar 100 fusiles y media tonelada de drogas. Castro aseguró que la zona cubierta por el operativo equivalía al tamaño de "dos Copacabanas enteras".

Reacciones internacionales

La ONU expresó su horror por la operación y recordó al Estado brasileño sus obligaciones bajo la ley internacional. Human Rights Watch pidió investigaciones sobre cada muerte, y un grupo de 30 organizaciones, incluida Amnistía Internacional, calificó la intervención como un reflejo del fracaso de las políticas de seguridad y señaló que sumió a la ciudad "en un estado de terror".

En 2020, la corte suprema había limitado los operativos en favelas, restringiendo el uso de helicópteros y la acción cerca de escuelas y hospitales. Este año, esas medidas fueron levantadas. En 2024, 700 personas murieron en intervenciones de las fuerzas de seguridad en Río, casi dos por día. El antecedente más grave se registró en 2021, con 27 muertos en la favela Jacarezinho.

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