The Economist: "Putin pierde apoyo, amenaza a su pueblo y a los vecinos"

Los principales temas de la edición de The Economist se centran en Rusia y Putin, pero también en la política de sanciones que tiene Estados Unidos contra sus enemigos.

La portada.

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La revista británica The Economist, en su edición del fin de semana, centra su portada en el presidente ruso, Vladimir Putin, su persecución a los opositores y señala que representa una amenaza tanto para los habitantes de Rusia como para sus vecinos.

Da cuenta, entonces, de que "Occidente debería aumentar el costo de su comportamiento maligno". 

Al referirse a Putin y Navalny, su principal opositor, The Economist indica en su nueva edición: "Uno comanda un estado policial. El otro está encerrado y al borde de la muerte. No obstante, Vladimir Putin teme a su prisionero. Alexei Navalny puede estar físicamente débil: después de casi un mes en huelga de hambre, fue trasladado a un hospital de la prisión el 19 de abril, tal vez para alimentarlo a la fuerza. Sin embargo, sigue siendo el líder de la oposición más eficaz de Rusia. Sus videos jocosos y prácticos resuenan entre los votantes. Uno, una visita guiada a un palacio llamativo que Putin niega poseer, ha sido visto más de 116 millones de veces. Navalny ha construido un movimiento burlándose de las mentiras del Kremlin y desafía al partido de Putin en las elecciones. Por eso fue envenenado el año pasado y luego encarcelado por cargos falsos. Es por eso que su organización ha sido tildada de "extremista" y está siendo clausurada sin piedad. También puede explicar por qué Putin, amenazando a los vecinos".

La publicación señala que "en las últimas semanas ha concentrado más de 100.000 soldados en la frontera con Ucrania, un país que ya ha desmembrado en parte al apoderarse de Crimea y respaldar a los secesionistas prorrusos en Donbas, una región oriental. Mientras tanto, su armada ha amenazado con bloquear el estrecho de Kerch, aislando partes de Ucrania del Mar Negro". 

Asimismo, da cuenta de que "el 22 de abril, sin embargo, su ministro de Defensa anunció que las fuerzas rusas serían retiradas nuevamente de la frontera con Ucrania, habiendo completado sus 'ejercicios'".

El tema resulta central cuando ya se sabe que la nueva gestión de Joe Biden ha elegido precisamente a Rusia y a Putin como su principal enemigo, y hay constantes cruces diplomáticos y expulsión de funcionarios, tanto como sanciones de índole comercial.

Precisamente esto último es abordado en otro artículo de The Economist. "Las sanciones son ahora una herramienta central de la política exterior de los gobiernos. Sin embargo, cuanto más se usan, menos efectivos se vuelven", señala en su reporte que saldrá impreso mañana.

The Economist: "Putin pierde apoyo, amenaza a su pueblo y a los vecinos"

Y señala: "En 2016 Jack Lew, el entonces secretario del Tesoro de Estados Unidos, reflexionó sobre cómo su país, durante décadas, 'refinó nuestra capacidad para aplicar sanciones de manera efectiva'. Pero también advirtió: el uso excesivo 'podría socavar nuestra posición de liderazgo dentro de la economía global y la efectividad de nuestras propias sanciones'.

Agrega, además: "Si el mensaje era 'proceder con cautela', se le pasó por alto a Donald Trump, quien se convirtió en presidente poco después. El tornillo se volvió contra ChinaIránRusiaVenezuela y otros. El aumento constante de las sanciones 'resultó ser una constante rara' en el reloj de Trump, dice Adam Smith del Gibson Dunn, un bufete de abogados. Durante el mandato de cuatro años de Trump, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), que supervisa los programas de sanciones estadounidenses, apuntó aproximadamente al doble de entidades e individuos al año que durante las dos presidencias de George W. Bush y Barack Obama".

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