La historia del hombre que murió a los 82 años sin saber que existían las mujeres

Según se define en su necrología, Mihailo Tolotos nació en 1856 en una comunidad pobre cercana a Atenas, Grecia. Su condena a nunca conocer a una mujer inició desde su nacimiento, pues su madre murió durante el parto. Sumido en la indefensión, el bebé fue recogido por la gente del pueblo y entregado al Monasterio del Monte Athos para su crianza.

En 1938 un reportero del Edinburgh Daily Courier recibió una carta misteriosa. En ella, se le contaba una historia extraordinaria: en un monasterio de Grecia había muerto un hombre de 82 años que jamás había conocido a una mujer

El interés que le provocó tal historia llevó al periodista a proponer escribir un obituario del fallecido monje a publicarse en un pequeño espacio de la edición del antepenúltimo día de octubre de ese año. Así fue como el mundo conoció la historia de Mihailo Tolotos.

La historia del hombre que murió a los 82 años sin saber que existían las mujeres

¿Quién fue Mihailo Tolotos?

Según se define en su necrología, Mihailo Tolotos nació en 1856 en una comunidad pobre cercana a Atenas, Grecia. Su condena a nunca conocer a una mujer inició desde su nacimiento, pues su madre murió durante el parto. Sumido en la indefensión, el bebé fue recogido por la gente del pueblo y entregado al Monasterio del Monte Athos para su crianza.

Mihailo creció bajo el cuidado de los monjes, quienes lo instruyeron en diversas artes y oficios. A cambio solo le pidieron apegarse a las normas que les permitían mantener una vida simple. Por ejemplo, se les negaba bañarse, cortarse el pelo o afeitarse con regularidad, pues veían al culto a la apariencia como una distracción innecesaria.

Las mujeres también fueron alejadas de la vida de Tolotos y los monjes con los que compartía el día a día. De hecho, registros históricos señalan que los responsables del Monasterio prohibieron el ingreso de mujeres y animales hembra para evitar que aquellos que dedicaban su vida a la instrucción del Monte Athos rompieran el celibato que se les había impuesto.

Durante las ocho décadas por las que se extendió su vida Mihailo Tolotos se dedicó al estudio. Gracias a ello pudo descubrir en libros a las mujeres, esos seres cuya existencia desconoció por mucho tiempo. La religión también le dio la oportunidad de encontrarse de frente con una imagen femenina: la de la Virgen María, considerada la dueña de los terrenos donde se había establecido el monasterio.

A pesar de las limitaciones a las que se enfrentaba, el monje nunca tuvo curiosidad por conocer todo aquello que habitaba detrás de las paredes del lugar donde vivía. De acuerdo con personas del pueblo cercano, a Tolotos le gustaba estar solo y leer, actividad a la que dedicó el último de sus días. Era una persona solitaria. Pese a ello, una gran multitud se reunió para despedirlo a su muerte.

Según destaca el obituario publicado por el Edinburgh Daily Courier el 29 de octubre de 1938, las autoridades del monasterio decidieron ofrecerle una ceremonia de entierro especial, pues creían que su pureza se había extendido hasta su muerte. Lo consideraban el único hombre en el mundo que nunca vio a una mujer y debían rendirle homenaje. De no ser por el reporte en el diario británico, esta supuesta historia real podría haber desaparecido en silencio, tal y como había vivido el monje.


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