El mendocino del año: Arturo Silva salva vidas en África profunda

Desde hace algunos días, un fuerte ciclón llamado Chido azota las costas estes de África y Mozambique es uno de los países más afectados por este fenómeno. 

El médico mendocino Arturo Silva se encuentra trabajando en un hospital de campaña en la ciudad de Shure y, en contacto con Gabriel Conte, Evangelina Argüello y Hernán Bitar en "Tenés que saberlo", por Radio Post 92.1, narró los horrores del desastre.

No es la primera experiencia de Silva en zonas en conflicto o destruidas por la naturaleza, lo que lo transforma en ejemplo de dedicación, profesionalismo y solidaridad y en Memo lo consideramos como "el mendocino del año".

"He visto a niños que en el medio de todo esto, en los charcos que ha dejado la lluvia, están jugando en el agua, inocentes, sin tener que comer, desnudos porque no tienen ropa", relató.

"Es una situación bastante difícil para toda la gente que está aquí. Esto está en el norte de Mozambique, en la provincia de Cabo Delgado. Esta situación se complica ahora, aparte de la guerra civil que estamos, aparte de que hay mucha gente que está saliendo de sus hogares, mucha gente desplazada de sus hogares. Acaba de llegar el domingo pasado un ciclón muy fuerte llamado Chido, que llegó con unos vientos de 120 a 200 kilómetros por hora, golpeó las costas y prácticamente la ciudad de Pemba, y donde yo habito que es Shure, una aldea en donde trabajo en un hospital. Soy pediatra, y entonces este ciclón arrasó y prácticamente ha dejado casi un millón de personas sin habitación, sin agua y con posibilidad de muchas enfermedades infecciosas", contó Silva.

El médico contó que ni bien se recibió en la UNCUYO viajó para trabajar en África y que lleva 25 años en el continente, además de haber estado en otros lugares como Centroamérica o la India: "Es una lucha, la gente prácticamente es muy pobre aquí en donde estamos, no tiene que comer, ni vestimenta, son aldeas, son chozas. El 90% de la población de aquí, que es alrededor de 100.000 personas, quedó sin casa, está a la intemperie, porque aquí no hay lugares de refugio donde alojarse ni nada. Entonces, en esa intemperie tiene que sobrevivir, tiene que buscarse la comida donde pueda. Las organizaciones internacionales hacemos lo que podemos, pero es muy poco para atender a tal cantidad de personas".

A su vez, comentó que le ha tocado estar en situaciones de emergencias naturales y de guerras y por intermedio de un audio, por las dificultades de comunicación que hay en el país, amplió: "El ciclón ya pasó, pero estamos sin electricidad en muchos lugares, estamos sin agua potable y esto hace que las conexiones de internet van y vienen, son muy oscilantes en todo el país prácticamente. No logramos nosotros comunicarnos aquí en el mismo Mozambique".

Silva contó que, en medio de todo este panorama, las personas tienen una "aceptabilidad de la tristeza frente a haber perdido todo": "A veces me pongo a pensar que nosotros nos hacemos problemas por tan pequeñas cosas y esta gente que no tiene nada y esa nada la pierde, lo acepta. Volver a empezar, volver a resurgir, volver a crear otra vez la vida, y la vida es para ellos un comenzar, un final y volver a recomenzar. Realmente la solidaridad entre ellos de ayudarse unos con otros, la fortaleza de no tener nada y cuando se pierde comenzar de nuevo, es realmente elogiable".

Finalmente señaló que este sufrimiento tiene un doble valor: "He visto a niños que en el medio de todo esto, en los charcos que ha dejado la lluvia, están jugando en el agua, inocentes, sin tener que comer, desnudos porque no tienen ropa. Y estas son las cosas importantes y la experiencia es muy válida, nos enseña mucho. Recibo un salario enorme de satisfacción de lo que aprendo y de lo que ellos, desde esa pobreza, me enseñan a mí", concluyó.