Preocupa la baja vacunación contra el virus del papiloma humano en adolescentes

La vacunación es una de las herramientas más eficaces y directas para combatir enfermedades. Es, sin duda, una barrera esencial en la prevención y el cuidado de la salud pública. Sin embargo, uno de los impactos persistentes de la pandemia ha sido la caída en las tasas de vacunación, especialmente en niños y adolescentes. 

Actualmente, existen dos vacunas que actúan como herramientas clave en la prevención del cáncer: la de la Hepatitis B y la del Virus del Papiloma Humano (VPH).

Según los últimos datos del Ministerio de Salud de la Nación, se ha registrado una baja en las coberturas de vacunación correspondientes a los 5 y 11 años en varias provincias, incluida Mendoza. Si bien la provincia mantiene niveles superiores al promedio nacional en cuanto a los esquemas primarios, los refuerzos muestran una caída significativa.

Con este panorama, el doctor Eduardo López (reconocido pediatra, infectólogo y jefe del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez) ofreció una conferencia en Mendoza para advertir sobre la baja cobertura en aquellos niños que inician la inmunización pero no completan los esquemas establecidos en el Calendario Nacional de Vacunación.

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De acuerdo con el Registro Federal de Vacunación Nominalizado (NOMIVAC), mientras que la cobertura de vacunas como la quíntuple o séxtuple aplicadas a los 2 meses supera el 94% en la provincia, los refuerzos administrados a los 5 años (como la triple viral y la vacuna contra la varicela) apenas alcanzan el 72%.

La situación en la adolescencia no es mejor. La vacuna triple bacteriana acelular, indicada a los 11 años, llega al 74,8% de cobertura. En tanto, en 2023, la cobertura de la primera dosis contra el VPH en niñas de 11 años fue de aproximadamente el 73%. Aunque estos números están por encima del promedio nacional, también indican que uno de cada cuatro adolescentes no recibe una vacuna clave para prevenir ciertos tipos de cáncer.

Por otro lado, el Índice de Confianza y Acceso a las Vacunas (ICAV), elaborado por la Fundación Bunge y Born, muestra que, si bien hubo una leve mejora interanual en la percepción de acceso y confianza en las vacunas, estos indicadores todavía no alcanzan los niveles previos a la pandemia.

Estos datos son motivo de preocupación. Entre las causas, se identifican la falta de recomendación médica, la desinformación o desinterés de algunos padres para mantener el calendario de vacunación al día, y en el caso específico del VPH, la baja percepción de riesgo por parte de los adolescentes.

Para el doctor López, una de las estrategias más efectivas es volver a implementar campañas de vacunación en las escuelas. "Los países que han logrado buenos resultados en la prevención del VPH lo han hecho a partir de campañas sólidas en el ámbito escolar", afirmó.

El Virus del Papiloma Humano es la infección de transmisión sexual más frecuente en el mundo. Se estima que cuatro de cada cinco personas sexualmente activas lo contraerán en algún momento de sus vidas. Aunque existen más de 100 tipos de VPH, cerca de 40 pueden afectar la zona genital o anal. Es importante aclarar que el virus no se transmite por compartir objetos ni por el uso de baños públicos, como aún se cree en algunos sectores.

La transmisión ocurre principalmente a través del contacto de piel y mucosas, como el que se da durante las relaciones sexuales. Y basta un solo contacto para adquirir la infección.

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En la mayoría de los casos, el virus desaparece por sí solo. Sin embargo, en algunos puede persistir y provocar lesiones que derivan en distintos tipos de cáncer. Se estima que el 99% de los casos de cáncer cervicouterino (CCU) están vinculados al VPH. Según el Observatorio Global del Cáncer, es el tercer tipo de cáncer más frecuente en mujeres y la cuarta causa de muerte por cáncer en mujeres jóvenes en nuestro país.

Aunque no existe un tratamiento específico para eliminar el virus, sí hay formas de prevenirlo o detectarlo tempranamente. La educación sexual integral (ESI), los controles ginecológicos de rutina y, por supuesto, la vacunación, cumplen un rol central en esta tarea.

"Brindar información constante y sostenida en el tiempo es fundamental para alcanzar una cobertura completa en nuestros jóvenes", destacó López.