La educación, el verdadero desafío de la democracia
El por qué de la afirmación y del objetivo buscado. Escribe José Jorge Chade.
La afirmación de que la educación debe ser una política de Estado suscita un debate complejo. Por un lado, la educación está intrínsecamente ligada a las decisiones públicas, ya que el Estado tiene la responsabilidad de definir las normas generales sobre la educación y garantizar un sistema escolar accesible. Por otro lado, se argumenta que la educación no debe favorecer una ideología específica, sino promover el pensamiento crítico y la participación democrática.
La educación como servicio público posee argumentos a favor:
La responsabilidad del Estado: La Constitución reconoce a la República el derecho a crear escuelas públicas y a establecer normas generales sobre la educación, indicando que la educación es una función de interés público.
La garantía de la igualdad: un sistema educativo estatal tiene por objeto garantizar la igualdad de oportunidades y la educación inclusiva a todos los ciudadanos, independientemente de sus condiciones socioeconómicas.
La promoción de valores: el Estado puede definir un marco educativo que promueva los valores fundamentales de la democracia, la ciudadanía y la cohesión social.
También existen algunos argumentos que requieren matices como la educación como libertad, entre ellos encontramos:
¿Riesgo de adoctrinamiento?: Si la educación se convirtiera en política de Estado hay que evitar verla en el sentido de una imposición ideológica, porque se correría el riesgo de limitar el pensamiento crítico y la libertad de expresión.
La necesidad del pluralismo: la escuela debe ser un espacio para el intercambio de ideas y el debate, y no un instrumento para difundir una única visión del mundo.
Libertad de enseñanza: la Constitución garantiza también el derecho a crear escuelas privadas, al tiempo que asegura la igualdad de trato y la equivalencia con las escuelas públicas. La educación puede ser, por lo tanto, el resultado de diferentes visiones culturales y pedagógicas.
¿Cuáles son entonces los puntos de convergencia y los desafíos?
La educación siempre es política: como ya se ha dicho en artículos anteriores, se puede argumentar que toda decisión educativa, desde las elecciones curriculares hasta la metodología, tiene un valor político. La educación nunca es «neutral».
Educación cívica: la introducción o el refuerzo de la educación cívica es una formade integrar la educación en la política, formando ciudadanos conscientes y preparados.
"Hacer" democracia: una escuela que «enseña» la democracia a través de la práctica diaria, el debate y la participación activa de los alumnos puede considerarse una forma de que la educación sea «política» en un sentido constructivo.
La profesora Elia Ana Bianchi Zizzias cita en su libro 'Democracia ¿realidad o ficción?'. Al filósofo español contemporáneo Fernando Savater, que en su libro Política de urgencia, da especial importancia al rol de la ciudadanía, en épocas de crisis económica, que también es social, educativa, cultural y, desde luego, política. Zizzias dice que el concepto de crisis tiene doble acepción: puede significar crecimiento o destrucción y son, precisamente, los ciudadanos los que deben hacer escuchar sus voces, para que la crisis de nuestro país sea de cambio, de crecimiento y no un silencio clienteístico o indiferente. La representación política es una cuestión institucional, no una identificación cordial o interesada, con quienes son elegidos para los cargos públicos.
Los especialistas hablan de «cambio trascendental» y de «sociedad líquida». Las democracias contemporáneas parecen «sacudidas» por las turbulencias de un mundo en el que surgen nuevos populismos, la influencia de nuevas élites políticas, económicas y financieras y una brecha creciente entre la clase política y la sociedad civil. Este es el contexto -y también el desafío histórico y cultural- que se puso de relieve en el seminario internacional organizado por la Fundación Pontificia Gravissimum Educationis para presentar el proyecto: «Democracia: una urgencia educativa en contextos pluriculturales y plurirreligiosos». Porque, según los organizadores, es necesario volver a educar en la democracia.
"El verdadero desafío para la democracia es la educación". El papa Francisco afirmó con rotundidad: «Si queremos cambiar el mundo, primero debemos cambiar la educación». Este es el precio que hay que pagar para instaurar un "buen gobierno" para nuestras comunidades, nuestros países y el mundo entero.
"El pensamiento democrático y las formas político-institucionales de la democracia moderna -dijo Thivierge- se concibieron en una época y en contextos que ya no existen hoy en día. El cambio cultural y social ha sido muy rápido, por lo que los ajustes teóricos y jurídico-políticos no han logrado seguir el ritmo del mundo cambiante». De ahí la urgencia de «redefinir los principios, las instituciones y las reglas de convivencia para el siglo XXI».
La política y la pedagogía no pueden ser, por lo tanto, solo ciencias de la contingencia según Luhman (Niklas Luhmann fue un sociólogo y filósofo alemán. Uno de los principales exponentes de la sociología alemana del siglo XX, Luhmann aplicó a la sociedad la teoría de los sistemas sociales, que tuvo una gran repercusión también en el campo de la filosofía), sino también de todo el campo de la experiencia humana; son conocimientos que la analizan y luego salen al exterior para crear eu-topía, nuevos escenarios de vida más humanos y felices.
La escuela, en su conjunto, es un lugar de orientación a través del conocimiento, es decir, a través del legado intelectual de la humanidad tal y como se ha representado hasta ahora. Desde siempre, el conocimiento proviene del encuentro entre la disposición a aprender de un sujeto y las ofertas de conocimiento del entorno en el que se forma. El conocimiento y la educación ideales son aquellos en los que los dos componentes están equilibrados, en los que el entorno respeta al individuo, a las instituciones y a sus historias, sin totalizar su visión de las cosas.
Siempre conocemos el mundo y a nosotros mismos por lo que nos dicen; pero hoy en día, fuera de la escuela y -aunque no siempre- de la familia, se induce a los jóvenes a un conocimiento que cada vez reside menos en el interior del hombre y cada vez más en la interfaz constante con las redes de comunicación. Hoy en día, el valor socialmente reconocido de un conocimiento no reside en la calidad y la generatividad de sus afirmaciones, sino en la presión temporal que sus aparatos de difusión ejercen directamente sobre las masas o sobre objetivos estratégicamente elegidos por su capacidad de replicación.
La idea se produce en el mundo y el sujeto puede ser su autor y testigo: no hay conciencia auténtica sin un sujeto libremente activo; no hay espacio para el pensamiento auténtico (personal, crítico, creativo), ni para la relación trascendental, cuando uno de los sujetos está aplastado bajo el peso de la cultura fabricada para las masas, cuando, por ejemplo, la atmósfera intelectual se basa en el «pensamiento corto», una forma de pensar, de actuar, de vivir que ha «redimensionado sus horizontes».
La libertad intelectual es poder formar parte del conocimiento humano, no trabajar como técnicos competentes en su elaboración y distribución o como consumidores dedicar la vida a engullir lo que ofrece el mercado. Libre es aquella escuela que lleva a los jóvenes a aportar al mundo configuraciones impredecibles que sin ellos no existirían.
Yo (nosotros, los hombres de buena voluntad) desearía que la política fuera la recuperación de un Estado con mayúscula, alternativo al mero dominio de la fuerza económica, éticamente motivado, y que la escuela fuera, con Gramsci, Kant, Chomsky, Maria Montessori, John Dewey, Jean Piaget, Paulo Freire, junto a pensadores modernos como Howard Gardner y Lev Vygotskyel lugar de formación del Estado venidero.
Bibliografía
Immanuel Kant (1780) Crítica de la razón práctica, Laterza, Bari, I968
Antonio Gramsci (varios escritos de los años veinte y treinta) La formación del hombre, Editori riuniti, Roma 1970
Herbert Marcuse La dimensión estética. Una educación política entre la rebelión y la trascendencia, Guerini e associati, Milán, 2012
A. Gambino El mito de la política Il Mulino, Bolonia, 2000
Vandana Shiva, Las guardianas Slow, Bra, octubre de 2001.
Antimo Negri «Estado pedagogo. Autonomías escolares y escuelas como empresas» Actas del congreso «Educación, escuela y Estado» ed. BM '95
Antonio Erbetta (ed.) Sentido de la política y esfuerzo de pensar, CLUEB, Bolonia, 2003
Canevaro, Andrea. «Quel bambino lá...» Ed. La Nuova Italia, Florencia 2000.
Bianchi Zizzias, Elia Ana; Democracia ¿Realidad o ficción? Librea, Mendoza, 2019