Lacoste y una provocación para despabilar a una sociedad adormilada
El historiador Pablo Lacoste sacude con una entrevista que nos maltrata y descalifica como sociedad, pero lo hace en función de la toma de conciencia en torno al presente proyectado al futuro. Él no es el tema en discusión sino su propuesta.
El historiador Pablo Lacoste sostuvo en una entrevista con Memo que los mendocinos somos "tilingos". Para los que no lo saben, tilingo es definido en la zona rioplatense como "que es superficial, ridículo y tonto, y demuestra poca inteligencia al hablar". Pero el docente universitario que ha escrito más de una docena de libros de historia sobre Mendoza prefiere una no menos fuerte: "El que cree ser lo que no es, mirándose en el espejo de otros como los que nunca será".
Propone, lisa y llanamente, en lo geográfico, mirar a nuestro alrededor desértico. Y en lo espacial, que observemos en el vecindario histórico, desde que llegó el primer inmigrante a estas tierras -como momento bisagra- y antes de que ello sucediera. Aquí había vida y vivían bien, racionaban el agua, cultivaban alimentos y tenían espacios cómodos sin desperdiciar nada.
No propone volver al pasado; es imposible viajar en el tiempo. Y resultaría ridículo querer que vivamos en chozas sin servicios.
Pero con su sacudón a la somnolencia provinciana que riega jardines verdes sobre las piedras para imitar los jardines franceses, en lugar de tener una cultura vinculada a las características propias, pretende el inicio de una transición, a largo plazo, para comprender que el agua no alcanza y que no se soluciona esa carencia con tuitear o volverse un activista de la boca para afuera.
¿Se puede? Se puede. ¿Por qué odiamos los cañaverales y amamos la tacuara para los cierres perimetrales, cuando los indios habían hecho toda una industria de las cañas, naturales de este lugar?
¿Por qué abrazamos el derroche como signo distintivo, de ponernos frente al resto como diciendo "yo pago, yo gasto, yo puedo", aun sabiendo que pronto no alcanzará el agua para todos, como ya ocurre, por ejemplo, en el oeste estadounidense?
Lacoste podrá parecer duro (y de hecho, lo es) y saldrán a criticarlo o pretenderán descalificarlo. Pero el tema en discusión es el que propone y no él. Bienvenido el debate y la toma de conciencia.