Por un país federal y con control del gasto político
"Hay que animarse a hacer las transformaciones que hacen falta", escribe Sergio Pinto, exministro de Desarrollo Social y exintendente de La Paz en este artículo que invita al debate.
Hace ya mucho tiempo el gobierno nacional ha descentralizadolos recursos para Salud y Educación a las provincias yúltimamente se ha hecho y se está haciendo lo propio con losrecursos y la responsabilidad en materia de seguridad, incluso seobserva una derivación del ordenamiento y control de tránsitomás las tareas de prevención del delito a los municipios.
Como vemos, la Nación ha puesto en manos de las provinciastres temas de los más importantes que hacen al desarrollo de lasociedad.La pandemia dejará a nuestro país en una situación económicamucho más grave de lo que estaba, e inserta en un mundotambién con dificultades para ayudarnos, y no habloestrictamente del aspecto crediticio, sino fundamentalmente porel cambio de condiciones y la retracción del comercio exterior.
Es impostergable la descentralización, mediante los índices decoparticipación, de los recursos destinados a ayuda social, obra pública de carácter provincial y municipal, y de viviendas.
En una situación sumamente complicada como es la que sufreaproximadamente la mitad de nuestra población, debemosdesburocratizar y agilizar la llegada de la ayuda a los sectoresmás necesitados y generar empleo hacia el interior del país enuna medida de neto corte federal.
El Ministerio de Desarrollo Social posee delegaciones en todaslas provincias para la implementación de distintos programas: ayudas urgentes, talleres familiares, apoyo institucional a entidades y organizaciones sociales, deportivas, religiosas, etc., programas nutricionales, de microcrédito, mutuales y cooperativas,entre otros, que se superponen o interfieren en la mayoría de loscasos con programas similares que implementan los gobiernosprovinciales y municipales, que de hecho cuentan conimportante recurso humano probadamente capacitados y queostentan la ventaja de conocer en mayor y mejor medida elterritorio, la idiosincrasia y las necesidades de su población paradiseñar las estrategias más adecuadas para el abordaje de cadasituación.
El Ministerio de Desarrollo Social de la Nación debe administrarlos programas mas importantes como la AUH (AsignaciónUniversal por Hijo y efectuar los controles de salud, nutrición yescolaridad de los beneficiarios), pensiones por discapacidad y ancianidad, Tarjeta Alimentar y otros que puedan crearse.Para la atención de situaciones de catástrofe como puede ser unterremoto, inundaciones, sequías, etc., la Nación cuenta con laherramienta de los ATN (Aportes del Tesoro Nacional) paraauxiliar a las Provincias y municipios afectados.
Es incongruente que hoy un trámite para una ayuda urgente quese gestiona en el interior, por ejemplo para un audífono para unniño/a, deba seguir un trámite administrativo en Buenos Airesque redunda en una demora de varios meses para que elbeneficio se materialice.
Es a todas luces innecesario que el gobierno nacional sigamanteniendo una superestructura para realizar tareas similares alas que de hecho realizan, en forma mucho más ágil y con mayorcerteza, las provincias y municipios.
El Ministerio de Desarrollo Social posee una importante cantidad de empleadoscapacitados distribuidos en las provincias que podrían reforzarlas delegaciones de PAMI y Anses, por ejemplo.
En materia de pública y viviendas, es incomprensibleque la Nación administre fondos para vivienda y obras decarácter provincial y municipal, diseñando programas como elArgentina Hace (uno de tantos en los últimos 30 años) queconllevan innumerables trámites, gestiones, tiempo y gastospara la concreción de viviendas u obras menores comoalumbrado, asfalto, cordón y cuneta, que son obras menores deneto corte municipal.
La descentralización de estos recursos fortalecería a lasempresas y a todo el sector comercial vinculado a la construcciónexistente en el interior del país generando mayor empleo.
Descentralizar los recursos de ayuda social, viviendas y obra pública, de acuerdo a los índices se coparticipación,tendrá un significativo impacto en el crecimiento y desarrollo delas economías provinciales y departamentales, posibilitandoademás atenuar la migración constante y creciente hacia loscentros de mayor población, ayudando a corregir otro de losdéficit que se ha observado a lo largo de nuestra historia comoes el desarraigo de la gente del interior hacia la Ciudad y provincia de Buenos Aires y desde nuestros pueblos a las ciudades capitales de provincia, y la creación de cordonesurbanos donde las alternativas de inserción económica, social ycultural de esa gente se hace muy difícil, cosa que a diario vemosreflejado en nuestro país, y hoy más que nunca.
Claro que este desarrollo dependerá en gran medida de la sanaadministración de los recursos y de la acertada gestión de losgobiernos provinciales y municipales.
La Nación tendrá la responsabilidad de descentralizarequitativamente esos recursos y de velar por la buenaadministración de los mismos a través de los organismos decontrol pertinentes.
La descentralización de estos significativos recursos debe llevarconsigo como exigencia para acceder a los mismos que losgobiernos provinciales y municipales se comprometan a nogastar más del 3% del presupuesto total provincial y municipalen gasto político (Sueldo de Funcionarios y Legisladores yfuncionamiento de los poderes Legislativos y ConcejosDeliberantes respectivamente), atendiendo al control del gasto político, ordenando además las asimetrías salarialesnotorias que existen entre distintas provincias y municipios ennuestro país, a pesar que las responsabilidades son las mismas.
Además debe exigirse también que las provincias ostenten unalegislación sobre coparticipación de estos recursos hacia sus municipios en forma equitativa, a fin de evitar el usodiscriminatorio de los mismos, propendiendo al ordenamientodel gasto.
Esta propuesta pretende ser un aporte a un debate seguramentemás amplio y con la imprescindible participación de todos lossectores representativos de la política y la economía de nuestro país; la pandemia que hoy sufre Argentina y el mundo, nos obliga arepensar el funcionamiento del Estado, y animarse a haceraquellas transformaciones estructurales para las que nuncaparece ser el tiempo político adecuado, desprendiéndonos deegoísmos e intereses partidarios o particulares.