Tendencias

Con un consumo 3 veces menor al de los años '70, ¿con qué reemplazaron el vino en Chile?

Qué alcohol consumen en Chile, gran productor mundial de vinos cuyo consumo interno se ha retraído.

El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) Chile indicó que la producción anual de vino en ese país supera los 1.000 millones de litros. De esa cifra, alrededor de 700 mil litros se exportan, mientras que el resto queda para consumo interno. Es decir, nos tomamos ese vino restante, lo que da un consumo anual de alrededor de 20 litros per cápita, tres veces menos de lo que bebíamos en la década del 70. "Bastante poco para ser el cuarto país con la mayor exportación de vino en el mundo", señaló el diario santiaguino La Tercera, al evaluar la situación del consumo interno.

El informe del diario trasandino dio cuenta que "esta baja tiene que ver con grandes cambios en los gustos de los chilenos, lo que podemos ver en el Estudio Tres Generaciones de Cadem, realizado para este especial aniversario de La Tercera y en el que se desprende que los encuestados de entre 18 y 25 años identifican como sus bebidas alcohólicas favoritas la cerveza (26%), la piscola (11%) y el vino (10%). En cambio, los que están entre los 65 y 74 años, quienes crecieron cuando el vino mandaba sin contrapeso, lo posicionan como su número uno (39%). Más abajo viene la cerveza (18%) y al final la piscola (6%)".

Según cuenta José del Pozo en su Historia del Vino Chileno, a inicios del siglo pasado la producción de vinos en el país creció considerablemente, generando dos grandes problemas: el precio del producto solo bajaba dada la abundante oferta y el consumo de vino llegaba a cifras alarmantes, como los 100 litros per cápita anuales. Es decir, se estaba generando un verdadero semillero de alcohólicos, ya que casi nada se exportaba y todo el vino se tomaba en el país. Por lo mismo, a partir de la década del 40 se implementaron desde el Estado diversas medidas antialcoholismo que incluyeron hasta el arranque de viñedos. Algo sirvieron estas medidas, porque según cifras de Vinos de Chile, en los años 70 el consumo per cápita ya había bajado a los 59 litros. Aún así, seguía siendo un consumo alto, pero que inevitablemente vendría a la baja hasta nuestros días.

"Efectivamente, en algunos momentos de nuestra historia se bebía mucho vino, porque la realidad es que no había mucho más que tomar", explicó a La Tercera el investigador vitivinícola Álvaro Tello, agregando que el consumo de vino en Chile "se trata de algo bien evolutivo con el tiempo, partimos de este alcoholismo desatado en un momento, que luego va bajando o al menos diversificándose, porque además de las medidas restrictivas van entrando otros licores y bebidas que le compiten al vino".

Si bien el consumo de vino no paró de bajar durante la segunda mitad del siglo pasado, está claro que hacia fines de los 70 y principios de los 80 se le asestó un golpe no letal, pero que sí lo noqueó. Se trata de la cerveza, que, si bien ya existía desde hacía muchos años en el país, comenzó a producirse y distribuirse por todo el territorio. "¿La clave de su crecimiento?", se preguntó el informe de La Tercera.

La mayor existencia de refrigeradores en los comercios y casas de los chilenos, algo que siempre le había jugado en contra en años anteriores. "La irrupción de la cerveza en los 80 fue un golpe duro para el vino", cuenta el periodista Patricio Tapia, autor de la guía de vinos Descorchados, explicando que "a diferencia de otros alcoholes, la cerveza también se puede beber para acompañar las comidas, entonces lo que pasó es que cambiaron las reglas del juego, porque hasta ese momento el vino tenía un papel exclusivo como acompañante de las comidas".

Según cifras de la Asociación de Cerveceros de Chile (Acechi), actualmente en el país se beben 46 litros per cápita al año de cerveza. Además, el mercado cervecero nacional es más que potente, con una gran cantidad de marcas nacionales e importadas -además de las artesanales- disponibles para los siempre sedientos consumidores. "La industria cervecera ha crecido desde lo simple y lo ha hecho muy bien, porque le permitió acercarse, sobre todo, al consumidor joven", contó al diario trasandino el sommelier Héctor Riquelme.

Por otra parte, aunque no se disfrutan junto a las comidas, los destilados también fueron apareciendo dentro de las alternativas que tenían los chilenos a la hora de consumir bebidas alcohólicas. Por ejemplo, el pisco, que aunque muy antiguo en su producción en el país, vivió una verdadera revolución en su consumo a partir de la década de los 80, cuando de la mano del fuerte desarrollo de las bebidas de fantasía, la tan famosa piscola comenzó a transformarse -hasta la actualidad, aunque varias veces la han dado por muerta- en el cóctel preferido de los chilenos.

Y ojo, que no se toma poco pisco en Chile. De hecho, la producción pisquera chilena actualmente supera los 35 millones de litros y se consume casi en su totalidad en el mercado nacional. Además, el primer destino del pisco peruano en el extranjero es... Chile. Es decir, nos estamos tomando todo el pisco que producimos y buena parte del peruano.

Pero volviendo a la historia, hay que destacar que gracias a la bonanza económica de los 90 y nuestras fronteras abiertas al comercio, fueron también apareciendo otros destilados, como el whisky, ron (que fue furor a inicios de los 2000), bourbon y vodka, los que poco a poco se nos hicieron común ver en bares, supermercados y hasta botillerías. De paso, prácticamente hicieron desaparecer las versiones nacionales de varios de estos destilados, con nombres tan recordados como Ron Silver o Coñac Tres Palos, que no sabían del todo bien y provocaban mañanas terribles. Leé el informe completo con clic aquí.

Esta nota habla de: