Jubilaciones en Argentina: La fábrica sinfín de "viejos meados"
Sin empatía libertaria y con exceso de populismo por parte de la casta legislativa, Argentina vuelve a naufragar en un intento por mejorar el nivel de sus jubilaciones. Escribe Hernán Bitar.
La falta de empatía libertaria y el populismo oportunista de "la casta", redundó en una nueva chance perdida de debatir en serio una solución para el problema de la población pasiva en Argentina.
Lo visto en el Senado el jueves pasado, no sólo fue una muestra del magro interés del Congreso por aportar una solución al problema de las jubilaciones, sino una confirmación de que la máquina de crear viejos meados va a seguir funcionando a todo motor, al menos por los próximos 2 años del mandato libertario.
El choque de ideas es más que evidente: El gobierno no se va a desviar un ápice en su objetivo central de sostener el superávit fiscal y por ende, no va a convalidar aumentos a los jubilados que trastocan el déficit cero; mientras que la oposición, sobre todo de base peronista, insiste con otorgar recursos, bonos, compensaciones y prorrogas moratorias ficticias, para cobrar aportes ficticios a los que no aportaron el sistema previsional durante su vida laboral activa.
Sin embargo, como tantas veces, lo urgente le pone la tapa a lo importante y las reformas previsionales para ser sustentables, deberían estar precedidas de una discusión seria sobre quiénes aportan al sistema, que son básicamente los trabajadores activos registrados.
Sin reforma laboral, ni reforma impositiva, no puede haber reforma jubilatoria posible. Sin trabajadores en blanco, registrados y aportando al sistema previsional, no puede haber nuevas jubilaciones o promesas de aumentos que dejen el haber mínimo por encima de la línea de la pobreza.
La historia reciente exhibe con fiereza que se probó de todo: desde un sistema de reparto, a la creación de las AFJP, a la confiscación de los fondos de la AFJP para volver al reparto, la creación de un Fondo de Garantía de Sustentabilidad, que más que sustentable se abrió a la compra de títulos públicos, acciones de empresas, tenencias de plazos fijos, obligaciones negociables, fondos comunes de inversión y todo tipo de artilugios financieros, pero que no garantizaron un nivel de vida digna a los jubilados.
Mientras el Congreso se fagocita en debates inútiles, los datos del INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos) señalan que el 42% de los trabajadores se encuentra en situación de informalidad laboral. Es decir que alrededor de 5.7 millones de personas activas, no cuentan con los beneficios legales asociados al empleo registrado, como aportes jubilatorios, obra social, licencias.
El cálculo, en base a los datos oficiales es matemático, simple y sencillo: de 21.509.912 trabajadores, unos 9.034.163 se encuentran en condiciones de informalidad y los 12.475.749 restantes, corresponden a los formales, que deben con sus aportes jubilatorios, financiar a la totalidad del sistema jubilatorio.
A su vez, el sistema jubilatorio está integrado por 5.630.923 jubilados y 1.647.908 pensionados, de acuerdo a los datos ANSES correspondientes a abril de 2025.
Los números, aunque marean, contrastados con la última gran crisis económica argentina, pueden dar una respuesta sencilla sobre porqué el sistema jubilatorio está quebrado: Mientras la cantidad de jubilados creció desde el 2001 al 2024 un 218%,pasando de 3,3 millones a 7,2 en 2024, en el mismo período, la cantidad de empleos formales creció apenas un 13,08%, pasando de los 11.033.000 de trabajadores registrados antes de la crisis terminal del gobierno de Fernando de la Rúa, a los 12.475.749 registrados en abril de 2025, en el gobierno de Javier Milei.
Los datos duros, una vez más, dejan en claro la perversa y ridícula sesión del Senado de la Nación el jueves pasado y el falso intento de los legisladores nacionales por darles un "alivio" a los jubilados. Lo votado y aprobado, es una mera ficción narrativa.
Si no se pone el carro por detrás del caballo de una buena vez, con reformas impositivas y rebajas reales de impuestos y cargos al sector empresario para crear empleo formal, con aportes al sistema jubilatorio, la fábrica de "viejos meados" y pobres, seguirá gozando de buena salud.