Vinos

Entre Ríos busca impulsar su regreso a la vitivinicultura

La provincia litoraleña fue pionera en materia vitivinícola, hasta que Cuyo avanzo sobre el tema y quedó relegada.

La 5º Edición de "Entre Ríos, Entre Viñas", el encuentro que celebra el vino entrerriano que se celebró en Bodega Robinson, Concordia, el pasado 12 y 13 de septiembre recibió en ambas jornadas a más de 400 visitantes de distintas partes de la Argentina, Uruguay y Brasil que no sólo pudieron disfrutar del vino entrerriano sino también vivenciar la cultura de la provincia.

La primera noche además de degustar vinos de más de 20 bodegas de Entre Ríos que presentaron más de 80 etiquetas se presentó en vivo Bicho Raro, la banda oriunda de Concordia que fusiona diversos ritmos del mundo, con una impronta y color litoraleños.

El sábado en Bodegas Robinson los visitantes no sólo pudieron disfrutar vinos de Bodega Vulliez Sermet, Bodega los Aromitos, Bodega Alonso Saénz, Bodega Cinco Ceibos, Bodega Los pioneros, Finca Los Bayos, Bodega 2820, Bodega Altos del Palmar, Ecovert Campagne, Cabañas del viñedo, Fisolo Viñedo y Bodega Boutique, Viñas entrerrianas, Familia Lugea Courault y Colinas de Baco; sino que también tuvieron la posibilidad de bailar el ritmo de la Comparsa Emperatriz, hexacampeones del carnaval de Concordia.

En ambas jornadas se realizaron visitas guiadas para conocer la historia de Bodegas Robinson, que hace unos 30 años atrás volvió a tomar vida cuando Emilio Negri compró el abandonado y saqueado edificio y poco a poco lo fue restaurando, con ayuda de sus hijos.

Por otro lado, el sábado por la mañana las jornadas técnicas se llevaron a cabo a sala repleta en el auditorio de la Facultad de Ciencias de la Alimentacion (UNER) en donde distintos profesionales del sector compartieron avances de la enologia regional.

"Entre Ríos, Entre Viñas" está organizado por la Asociación de Vitivinicultores de Entre Ríos (AVER) y busca consolidar a Entre Ríos como una provincia productora de vinos de excelencia.

L Asociación de Vitivinicultores de Entre Ríos (AVER)

Es la Asociación que nuclea a los productores de vinos de Entre Ríos que promueven el cultivo y cosecha de la vid en la provincia. Además, de la elaboración, el almacenamiento, la crianza y el embotellamiento de vinos originados en la provincia. 

También fomentan la capacitación técnica, la cooperación entre productores y el estado. Asimismo, impulsan actividades formativas y contribuyen a la mejora de calidad de vida en zonas rurales. Por otro lado, son los defensores de la sostenibilidad ambiental y paisajística del cultivo de la vid y fomentan la conservación de cultivos tradicionales aunque también invitan a la permanente modernización.

La historia del vino en Entre Ríos

Aunque resulta desconocido en la actualidad, hacia 1928, Entre Ríos era la cuarta región vitivinícola del país: 115 bodegas, 2.500 hectáreas de viñas y una cultura profundamente arraigada en el hacer del vino. Para entonces, Concordia, Federación y Colonia San José era los bastiones de esta actividad, aunque también había bodegas en Concepción del Uruguay y Paraná.

Según un artículo histórico del Diario Victoria, la tradición del vino llegó de la mano de los colonos: "Eran suizos del cantón de Valais, franceses de la Alta Saboya e italianos del Piamonte, quienes vinieron a poblar Entre Ríos hacia finales de 1850 y trajeron en su acervo las diferentes modalidades en esto de elaborar el vino propio", según contó Juliana Vulliez Sermet, dueña de la bodega que lleva el apellido familiar.

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Agregó que "por esos años -según asegura la historiadora Susana de Domínguez Soler- el general Justo José de Urquiza tenía en el Palacio San José unas veinte cepas a modo de experimentación. Fue él quien cedió a esos primeros colonos, los sarmientos de Filadelfia, una variedad francesa aclimatada en EEUU, que funcionó muy bien en estas tierras. Luego se sumaron otras cepas que los inmigrantes trajeron de su Europa natal, entre ellas Lorda, rebautizada en el Río de la Plata como Tannat".

Evaluó: "Fue una historia feliz, rica en emprendimientos, hasta la llegada de la gran crisis a mediados de la década del '30. Para entonces, el consumo de vino había descendido brutalmente con la consecuente baja de los precios, pero con una producción que se mantenía más o menos constante".

"Hay que aclarar que el problema del vino venía desde antes", dijo Domínguez Soler. "Las provincias cuyanas que habían recibido grandes incentivos para el cultivo de vid presentaban un excedente en las cosechas, que ya se registra en los primeros años del siglo XX. El Estado compraba este excedente, ya que no había suficientes bodegas en esa zona para procesar el total de la uva obtenida".

Además, agregó sobre Mendoza y San Juan que "las provincias cordilleranas, que en esa época tenían una economía de monocultivo, presionaban desde tiempo atrás a fin de restringir a sus territorios la plantación de uva para vinificación. La crisis fue la gota que colmó el vaso. La ley 12.137, sancionada en 1935, que promovió la creación de la Junta Reguladora del Vino, fue la solución que el gobierno de Agustín P. Justo encontró a esta delicada problemática".

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Básicamente, la norma apuntaba a la drástica reducción de la producción ¬-no se mencionan los métodos-, objetivo que consiguió con creces. En 1936 la elaboración de vino se había reducido en 600 millones de litros.Tanta eficiencia no fue gratuita y los entrerrianos recuerdan con mucho dolor aquellos días. "Fue muy drástico, una bofetada al productor, muy triste", señala la historiadora Celia Vernaz. "Llegaban los empleados municipales -agrega- a romper alambiques y toneles para que no se produjera más, derramaban el vino, el trabajo se perdía, tiraban la producción, fue vergonzoso".

"Esta decisión de política económica benefició abiertamente a Cuyo, ya que las autoridades consideraron que Entre Ríos tenía otras fuentes de producción. Así, dicha norma puso fin a la vitivinicultura en Entre Ríos: todas las grandes bodegas cerraron y la actividad quedó circunscripta a la elaboración de vino para consumo familiar".

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