Eduardo Bravo: López Rega y la Triple A, el peronismo violento que trascendió fronteras
El periodista español analizó en Radio Post cómo José López Rega, figura clave y controvertida del peronismo, extendió su influencia más allá de Argentina. Desde la formación de la Triple A hasta sus vínculos con la ultraderecha española, su historia revela un capítulo poco conocido de la política latinoamericana y europea.
El 17 de octubre, fecha emblemática del peronismo, no solo se recuerda a Juan Domingo Perón, sino también el nacimiento de José López Rega, uno de los personajes más controvertidos de la historia argentina. Para Eduardo Bravo, periodista español y autor del libro Triple A: del peronismo mágico al caso Almirón, López Rega fue "un personaje nefasto, tan peronista como otros peronistas", cuya influencia en la política de los años '70 se extendió más allá de las fronteras argentinas.
En diálogo con el programa "Tenés que saberlo" por Radio Post, Bravo destacó que la historia de López Rega y la organización paramilitar Triple A continúa siendo poco conocida dentro de Argentina. "Hacia dentro de los países se vive como dentro de un tupperware, dentro del mito, y se desconocen algunos factores como el que he contado en mi libro", explicó. Según Bravo, López Rega fue el arquitecto de una red de violencia que dejó huella tanto en la Argentina como en Europa.
Tras perder el aval del gobierno de Isabel Perón, López Rega se trasladó a España bajo el supuesto cargo de embajador plenipotenciario, aunque, según Bravo, "era todo... como suele suceder con López Rega, una charlatanería, una falacia". No llegó solo: lo acompañaba parte del núcleo duro de la Triple A, incluyendo a Rodolfo Eduardo Almirón, involucrado en desapariciones y asesinatos de militantes de izquierda en Argentina. "Almirón tenía un prontuario bastante abultado, pero López Rega lo rehabilita, lo asciende y lo utiliza como brazo armado", detalló el periodista.
En suelo español, el grupo mantuvo vínculos con la ultraderecha local. "Almirón se queda protegido por la ultraderecha española, llega a ser custodia de Manuel Fraga y se dedica a dar cursos de formación de contraespionaje, instruyendo cuerpos similares a los que tenía la Triple A en Argentina", señaló Bravo. Esta red, agregó, estaba conectada con "Orde Negro y con el terrorismo negro italiano de los años de plomo, y con grupos paramilitares como Guerrilleros de Cristo Rey en España".
El periodista puso en contexto la percepción del peronismo fuera de Argentina: "Nunca ha sido bien entendido. Cuando llega Perón, llega de la mano de Franco, vinculado con los ganadores de la Guerra Civil y con la ultraderecha. Esa parte progresista del peronismo aquí se entiende difícilmente". Incluso en la posguerra, cuando Argentina enviaba trigo y carne a España, el país era visto como un aliado del régimen franquista, reforzando la imagen de un peronismo autoritario.
Bravo también se refirió a Isabel Perón, hoy anciana y aislada en Madrid: "Se supone que vive en un chalet de las afueras, visitada solo por muy pocas personas de confianza. Es una especie de búnker que no la deja ni expresarse con el exterior ni recibir visitas". El periodista recordó que hace unos 15 años la vio en un centro comercial, siempre acompañada por alguien que actuaba como secretaria, pero hoy el contacto con ella resulta imposible.
El libro de Bravo, que puede adquirirse en Argentina y en otros países mediante servicios de venta por correo, documenta la trayectoria de López Rega, su influencia en la Triple A y la expansión internacional de sus redes de violencia. La obra permite una aproximación más completa a un capítulo oscuro de la historia argentina y europea, revelando conexiones inesperadas entre política, paramilitarismo y exilio.
Almirón fue custorio de Isabel Perón. Aquí, con ella y Juan Perón.
"López Rega, Almirón y sus asociados siguieron construyendo poder en el exilio, aprovechando los contactos con la ultraderecha española. Esa historia demuestra que el peronismo no es monolítico, sino poliédrico: abarca desde sectores de izquierda hasta la ultra derecha, y en España siempre ha sido difícil de entender", concluyó Bravo.