Opinión

Mendoza, la guardiana: el regreso de los muchachos de San Martín a la cuna de la libertad

Juan Marcelo Calabria se enfoca en la apertura de un destacamenrto de Granaderos en Mendoza.

Juan Marcelo Calabria

La historia del nacimiento de Argentina está escrita con la tinta del coraje y el sacrificio, y en ese panteón de gestas inmortales, pocos nombres resplandecen con tanta emoción y honor como el Regimiento de Granaderos a Caballo, escolta presidencial. Fundado por nuestro visionario Libertador General José de San Martín en 1812, esta unidad trascendió la mera función militar; fue la "escuela rudimental de héroes," como la definió Mitre, la vanguardia de un sueño continental que hoy, finalmente, vuelve a anidar en la tierra desde donde partió a su gloria eterna: el plan de liberación continental.

La reciente inauguración del Destacamento del Regimiento de Granaderos a Caballo "Sección Ejército de los Andes" en Mendoza no es un simple acto más; es la culminación emotiva de una deuda histórica. Es el reconocimiento palpitante de que los Granaderos debían y tenían que estar presentes aquí, en el corazón de Cuyo, la tierra que forjó al Ejército de Los Andes y que liberó a medio continente, desde donde partieron para iniciar, junto a su creador y jefe, la Epopeya del Cruce, que culminó años después con la libertad de medio continente.

Desde su bautismo de fuego en San Lorenzo en 1813, estos valientes soldados, los "muchachos" de San Martín, se convirtieron en el estandarte vivo de la independencia. Durante once años, pasearon su gloria y su bravura por los actuales territorios de Argentina, Chile, Perú, Uruguay y Ecuador, participando en las más destacadas batallas hasta alcanzar la libertad definitiva junto a las tropas bolivarianas en Ayacucho. Luego de haber realizado toda la campaña de liberación continental, poco tiempo después emprenderían el regreso hacia el Río de la Plata, previo paso por Mendoza, como una despedida lacónica de la tierra que años antes los viera partir desde el Campamento del Plumerillo.

A su regreso a Buenos Aires, la Gaceta Mercantil, daba cuenta de aquel suceso con estas palabras: "Tenemos el honor de haber recibido los restos del Ejército de los Andes, conducidos desde el Perú por el coronel de granaderos a caballo D. Félix Bogado. Cerca de nueve años han pasado desde que estos valientes marcharon a libertar a Chile. En este largo periodo se pueden contar los días con gloria que han dado a la patria, por las veces que se han batido con nuestros enemigos. Nuestra gratitud será siempre demostrada a estos viejos soldados de la libertad con las más tiernas efusiones de nuestros corazones. Eternamente llenaremos de bendiciones a los héroes de Chacabuco y Maipo; si, a esos que han conducido en triunfo el pabellón argentino hasta Quito y que han sabido derramar su sangre por la libertad de la patria en Junín y Ayacucho. Nosotros al verles, siempre diremos con admiración: He aquí: esos sellaron con su sangre y sus espadas la libertad de su patria y sus nombres irán de padres a hijos, de generación en generación".

El último servicio de muchos de sus integrantes se dio en la Batalla de Ituzaingó, donde oficiales y solados del aquel glorioso regimiento brillaron en la victoria de las tropas argentinas frente al imperio del Brasil, y en la que perdió la vida en la acción el otrora capitán de caballería y oficial del 2do. Escuadrón del Regimiento durante la campaña de Chile: Federico de Brandsen compadre y amigo del Libertador San Martín.

Con toda esta historia de gloria sobre sus espaladas, el Regimiento de Granaderos a Caballo es sinónimo de profesionalismo, disciplina y coherencia ejemplar del Libertador, quien, diseño desde su uniforme, escribió su reglamento y código de honor, y lo entrenó personalmente; incluso predicando con el ejemplo de austeridad, donó la mitad de su sueldo al erario público en Buenos Aires como aporte a la causa de la libertad. Sus "muchachos" como el mismo San Martín los llamaba, fueron el fiel reflejo de su jefe y ejemplo de organización, formación, disciplina, valentía y compromiso con la libertad.

Así la inauguración del Destacamento Sección "Ejército de Los Andes", que se estableció en el histórico edificio de la Sastrería Militar en el centro de la Ciudad de Mendoza, y que tuvo su presentación formal en el emblemático Cerro de la Gloria, al pie del monumento que honra al Ejercito Libertador y su insigne creador, hace unos días, es un hito de gran trascendencia para Mendoza y Cuyo. Esta es la tercera sede de Granaderos en el interior del país, uniéndose a San Lorenzo (escenario del bautismo de fuego) y Yapeyú (ciudad natal del Libertador), pero sin duda faltaba nuestra provincia cuna del plan de liberación continental y de la epopeya de Los Andes, en la que brillaron los muchachos de San Martín.

La dotación inicial de 20 granaderos incluye a 15 mendocinos que regresan a su provincia, luego de su entrenamiento en el histórico cuartel del regimiento. Hace unos meses tuvimos oportunidad de conocerlos en una capacitación organizada en el mismo cerro de la Gloria en el espacio de la Cava Don José, y realmente fue un honor estrechar sus manos y poder transmitirles el orgullo de que estén en Mendoza. La misión de este nuevo destacamento incluye la guardia de honor de los espacios relacionados a la gesta libertadora y la vida del Gobernador Intendente de Cuyo, y también actividades ceremoniales, educativas y culturales en escuelas e instituciones, que sin duda reforzarán y darán mayor brillo al acervo histórico, cultural, turístico y patrimonial de los sitios históricos sanmartinianos de nuestra provincia.

Como en aquella famosa anécdota en la que San Martín utilizaba el vino mendocino en una magistral "chanza" didáctica para enseñar a sus invitados a valorar los tesoros de la joven patria americana y no dejarse "alucinar por rótulos extranjeros", el regreso de sus Granaderos a Cuyo, especialmente a Mendoza, nos recuerda que el valor de nuestra historia no necesita simplemente bronce, sino una presencia viva y constante en el corazón de su cuna sagrada, inspirando a las nuevas generaciones a retomar su legado de honor y virtudes cívicas.

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