Perspectivas

La improvisación y la falta de claridad le hicieron pagar el primer costo político al gobierno con la nueva conformación del Congreso

El gobierno pagó un costo político innecesario por no haber negociado con precisión y con interlocutores aptos para la negociación. El análisis de Rodolfo Cavagnaro.

Rodolfo Cavagnaro

Comenzaba una nueva etapa, se había renovado el Congreso, el gobierno hacía gala de tener mayoría entre diputados propios y aliados, al igual que con los senadores, para poder avanzar con iniciativas legislativas. Y se tiró a la pileta con varios proyectos, pero los más importantes, eran el Presupuesto, que entró por Diputados y la Reforma Laboral, que lo hizo por el Senado. Eran los proyectos clave para mostrar esa fuerza teórica, y fracasaron.

En Diputados se encontraron con un artículo que habían incorporado, entre gallos y medianoche, derogando las leyes de financiamiento universitario y de la retroactividad en discapacidades. En principio, una desprolijidad porque nunca se incorpora en una ley de Presupuesto la derogación de otras leyes. La de Presupuesto trata esa materia sola y, si se quiere derogar otras normas, se recurre a nuevas leyes.

Para aprobar varios artículos tuvieron que hacer grandes concesiones. Para eso revolearon ATN por muchos millones entre varias provincias para convencer a los gobernadores que sus diputados votaran todas las normas a favor. Pero varios de ellos cobraron y después no cumplieron. Estamos en una época donde las lealtades son muy volátiles.

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En principio los responsables, en una reunión muy intensa, reconocieron que había muchos interlocutores, que no todos decían lo mismo ni todos prometían lo mismo. Tampoco se sabe quién les autorizaba montos de dinero para repartir. Lo cierto es que, como ya habíamos anticipado en esta columna, los gobernadores son el sector menos comprometido, en general, para hacer un ajuste.

Están permanentemente presionando para que no se bajen impuestos porque les afecta la coparticipación o piden plata a cambio, aunque después no cumplan. Los interlocutores del gobierno, que son muy torpes, les terminan dando y después sacan la conclusión que a cada uno le dieron cosas distintas y luego los mandatarios salen a amenazar si no les dan lo mismo. Todo eso por no tener claridad ni un objetivo preciso.

En un principio mandaron a decir que buscarían la forma de insistir con estas normas, pero, finalmente, decidieron no modificar lo que se aprobó en Diputados. Así, el proyecto ya pasó al Senado y tuvo aprobación sin inconvenientes en la Comisión respectiva, esperando que la semana próxima sea tratado en el recinto. Para afrontar los costos que implica la aplicación de ambas normas se están estudiando nuevos ajustes porque lo que no se quiere sacrificar es el equilibrio fiscal.

En el caso de la reforma laboral, además de la fuerte oposición de los sectores sindicales, apareció cierta reticencia de los gobernadores porque el proyecto tiene capítulos donde el estímulo para crear empleo pasa por bajar el impuesto a las Ganancias, que es coparticipable y los mandatarios quieren que les aseguren que ellos seguirán cobrando lo mismo. O sea, que el ajuste no los toque, como siempre. Por ahora volverán a negociar y se volverá a tratar en Comisión en febrero.

El frente cambiario está expectante

Después del anuncio del Banco central de cambiar el esquema cambiario rígido por uno más flexible, el mercado está esperando lo que pueda ocurrir. Mientras tanto, la semana fue muy inestable, porque a la buena reacción de los primeros días se le sumo una gran demanda de dólares de importadores, antes que se aplique el nuevo esquema de ajustes, a tal punto que el Tesoro tuvo que vender algo de los dólares que había comprado durante el mes. Lo bueno fue la baja del Riesgo País, que se mantuvo por d debajo de los 600pb.

El viento de cola también puede producir mareos

Por supuesto que habrá una corrección del tipo de cambio, pero no será muy grande y se produce en momentos de una gran liquidación de exportaciones de la cosecha fina. Pero lo que preocupa al mercado es el vencimiento de los títulos de duda en dólares que vencen el 9 de enero por US$3.700 millones, más otros us$ 500 millones repartidos entre organismos oficiales. Esos dólares el BCRA no los tiene y el gobierno había dicho que tenía ofertas de bancos para hacerle un préstamo, aunque la negociación venía complicada.

De todos modos siguen los interrogantes acerca de cómo reaccionará el mercado ante las nuevas variantes de los topes de las bandas cambiaria y su sistema de actualización por la inflación. Es que, estacionalmente, estamos en la época de mayor afluencia de dólares, hasta el mes de agosto, cuando ya se vendió la mayor parte de la cosecha de soja.

El mercado sigue sin reaccionar

Cuando uno se pone a mirra la micro se encuentra con muchos ejemplos de negocios que han tenido que achicarse o ajustarse para poder sobrevivir. Las ventas no repuntan, aunque parece haber alguna mejoría em canales no tradicionales. Hay un fenómeno en el negocio textil vinculado con dos aplicaciones chinas que venden a precios muy baratos, aunque la suerte de los compradores es muy dispar.

La competencia se ha vuelto tan intensa en rubros como en electrodomésticos, que hoy se puede conseguir una heladera un 40% más barata que en febrero de este año. Mientras se registran caídas en supermercados y centros comerciales tradicionales, crecen las ventas en supermercados de cercanía y en almacenes tradicionales, donde se reciben todos los medios de pago.

Otro sector que se muestra muy dinámico es el de los pequeños centros comerciales de cercanía, que florecieron junto al crecimiento de la urbanización, algo que se ve muy claro en Luján, Maipú, Guaymallén. Estos strip center se siguen expandiendo y van socavando la base tradicional de supermercados y centros comerciales y van marcando nuevas tendencias de negocios sonde el eje principal es el servicio.

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No obstante, aún hay sectores que no reaccionan y otros que debieron adaptarse para mejorar su competitividad. En el medio se genera el estrés de gente que queda sin trabajo y que no ha sido preparada para para hacer una reingeniería de sí mismos porque lo que siempre supieron fue trabajar, bajo los conceptos tradicionales. Tanto los sindicatos como las empresas deberían darles contención para que vuelvan a tener condiciones de empleabilidad.

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