El dólar ahorro se desplomó en noviembre y el balance cambiario volvió a deteriorarse

La compra de divisas para atesoramiento cayó en noviembre a su nivel más bajo desde la flexibilización del cepo. Aunque se moderó la presión cambiaria tras las elecciones, el balance cambiario volvió a mostrar una cuenta corriente negativa, afectada por pagos de deuda y un flojo desempeño exportador.

La demanda de dólar ahorro registró en noviembre una fuerte contracción y alcanzó mínimos desde que el Gobierno habilitó nuevamente el acceso al Mercado Libre de Cambios (MLC) para las personas humanas. El dato, informado este viernes por el Banco Central (BCRA), se conoció luego del triunfo del oficialismo en las elecciones legislativas, un resultado que ayudó a descomprimir la incertidumbre política y financiera.

Según el informe "Evolución del Mercado de Cambios y Balance Cambiario", la compra neta de billetes sin destino específico sumó U$S 1.089 millones en noviembre. Fue el monto más bajo desde marzo, antes de la flexibilización del cepo para el segmento minorista. El contraste es marcado: en septiembre, en plena previa electoral y con crecientes dudas sobre el esquema cambiario, la salida de divisas por esta vía había superado los U$S 6.500 millones.

Para el director de EcoGo, Sebastián Menescaldi, el fenómeno responde a un cambio de expectativas: "Gran parte de la dolarización ya se había dado antes de las elecciones; ahora incluso hay gente que está vendiendo dólares". En la misma línea, el economista de OPEN Federico Machado señaló que la baja era previsible porque "se disipó el ruido político post elecciones", aunque advirtió que hacia adelante el desafío sigue siendo relevante. De cara a 2026, sostuvo, la Formación de Activos Externos (FAE) debería reducirse a no más de un tercio de lo observado en 2025 para que el programa económico resulte consistente.

Desde el BCRA introdujeron una aclaración metodológica clave: no todos los dólares comprados para atesoramiento se traducen en salida efectiva del sistema. Parte de esos fondos queda depositada en cuentas locales y se utiliza luego para cancelar consumos en moneda extranjera. De hecho, la autoridad monetaria precisó que el 70% de los pagos con tarjetas por bienes y servicios en el exterior se cancela directamente con dólares propios de los clientes.

Aun con esa salvedad, la compra de divisas para ahorro volvió a ser el principal canal de egreso del mercado cambiario. En segundo lugar, se ubicó el resultado negativo de la cuenta financiera del sector público, que mostró un déficit de U$S 840 millones, explicado mayormente por pagos a organismos internacionales, por U$S 654 millones.

La cuenta corriente volvió a terreno negativo

El otro dato que encendió alertas fue el resultado de la cuenta corriente, que por segundo mes consecutivo registró déficit, esta vez por 1.163 millones de dólares. El factor determinante fueron los pagos de deuda: solo en concepto de intereses se desembolsaron 1.123 millones de dólares, en su mayoría vinculados a compromisos con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

También incidió el bajo superávit de la balanza comercial de bienes, que aportó apenas U$S 535 millones. El BCRA explicó que el complejo de oleaginosas y cereales generó ingresos por U$S 768 millones, lo que implicó una caída interanual del 59% respecto de noviembre de 2024. Esta merma se explicó por el adelantamiento de cobros de exportaciones ocurrido en septiembre de 2025, cuando se eliminaron de manera temporaria los derechos de exportación. En ese mes, el 92% de los cobros correspondió a anticipos y prefinanciaciones, mientras que en noviembre ese porcentaje se redujo al 23%.

El déficit de servicios, en cambio, mostró una mejora significativa: pasó de U$S 1.012 millones en octubre a U$S 559 millones en noviembre. Sin embargo, el turismo siguió siendo el principal factor de desequilibrio, con U$S 472 millones por gastos con tarjetas, U$S 101 millones por transporte y U$S 74 millones por giros de operadores turísticos al exterior. Menescaldi consideró llamativa esta moderación y sugirió que parte de los consumos de servicios podría haberse adelantado antes de las elecciones, como la compra de paquetes turísticos. "Los próximos meses pueden ser más exigentes", advirtió.

Las medidas oficiales y el desafío de sostener el equilibrio externo

Desde mediados de 2024, la cuenta corriente viene mostrando tensiones, en un contexto de apreciación cambiaria impulsada para sostener el proceso de desinflación. En los últimos meses, el Gobierno corrigió parcialmente el atraso del tipo de cambio y anunció nuevas definiciones para el esquema cambiario.

Entre ellas, se destacó que a partir de 2026 las bandas cambiarias se ajustarán según el último dato de inflación disponible, y que la acumulación de reservas dependerá tanto del crecimiento de la demanda de pesos como del flujo de divisas que ingrese al MLC.

Machado relativizó el impacto de estos cambios sobre el frente externo: estimó que, incluso con una buena cosecha y una mejora en la balanza energética, el déficit de cuenta corriente podría ubicarse entre 1% y 2% del PBI en 2026. En ese escenario, concluyó, el Gobierno necesitará un ingreso relevante de dólares por la cuenta financiera para sostener la acumulación de reservas y darle solidez al programa económico.

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