Argentina se acerca al mercado internacional: qué hay detrás de la caída del riesgo país

El gobierno explora una estrategia de deuda más amplia que un simple regreso a los mercados: recompras, canjes, ripos y apoyo financiero de Estados Unidos podrían reordenar los vencimientos de 2026. El superávit energético, la expectativa de acumulación de reservas y la estabilidad política post electoral alimentan el optimismo.

Juan Barboza
Gerente de Research Mariva.Economista con experiencia laboral en políticas económicas y educación relacionadas con mercados emergentes, macroeconomía y mercados internacionales de capital. Especialidades: Análisis Macroeconómico.

La contracción de la prima de riesgo continúa y el gobierno estaría cada vez más cerca de poder acceder al mercado internacional de capitales a tasas de un dígito anual. Sin embargo, no es claro que esa sea la única opción que baraja el gobierno nacional.

Las autoridades han manifestado en reuniones con inversores que el menú de opciones es más amplio y que apunta a limpiar los vencimientos de los próximos 2 años y que recompras, Ripos, canjes o vehículos especiales con garantía no deben descartarse. El fuerte apoyo financiero del Tesoro de los Estados Unidos podría jugar un rol clave y los bonos en la mira serían los globales y bonares con vencimientos en 2029 y 2030.

El stock total de los bonos mencionados asciende a 28.000 millones de dólares en valor nominal y a su vez explican una buena parte de los pagos de intereses y capital que Argentina debe enfrentar en enero y julio de 2026, unos 9.000.000 de dólares.

La estrategia de deuda debería leerse conjuntamente con el escenario de balanza de pagos que maneja el gobierno para 2030, apuntalado no solo por un fuerte superávit comercial energético que se suma a la agrícola, sino también por una cuenta capital superavitaria derivada por flujos financieros y de inversión directa.

La acumulación de reservas internacionales como un resultado del éxito, más que como el de una política predeterminada, comienza a aparecer en el discurso oficial y se espera que el Banco Central y el Tesoro compren dentro de las bandas cambiarias. Las compras no serían esterilizadas para así satisfacer la remonetización asociada al esperado crecimiento de la actividad económica.

Pensemos que la revisión de la marcha del acuerdo con el FMI en enero de 2026 será nuevamente el escenario para esta discusión a la que probablemente se sume una sobre el régimen cambiario. Las autoridades y el mismo presidente han sido enfáticos en que no habrá cambios y recientemente desmintieron rumores sobre un deslizamiento de las bandas cambiarias un poco más acelerado en el corto plazo. En nuestras recomendaciones mantenemos una posición de sobreponderación en bonos soberanos.

El resultado electoral podría facilitar el acceso del gobierno a los mercados internacionales. Nuestra perspectiva es positiva, dado el potencial de una reducción continua de la prima de riesgo país impulsada por una mayor estabilidad política, una mayor probabilidad de implementación de reformas estructurales y la recuperación de las reservas internacionales.

En un escenario de rentabilidad total a 3 meses en el que la curva soberana se normaliza a niveles compatibles con una calificación crediticia B menos con rendimientos cercanos al 8%, consideramos que los bonos GD35 y GD35 de 41 ofrecen el mayor potencial de apreciación estimado en torno al 20%. 

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