Catando teatro, música y vinitos

La experiencia del microteatro en una bodega de Junín, vivida y contada por Marcela Muñoz Pan.

Marcela Muñoz Pan

Hace pocos días en Memo publicamos un evento que movió las filas de los viñedos en una noche que se vistió de cultura y vino en Bodega Santos Lugares de Junín con un un formato de microteatro que redefine la experiencia artística en Mendoza Este, fusionando la sensibilidad teatral con la calidez de la gastronomía regional. Lejos de las butacas tradicionales, el público se encontró inmerso en una propuesta interactiva y multisensorial, donde el aroma de unos vinos espectaculares y la noche que permitió calidez, sensibilidad y algo diferente, sirvieron de telón de fondo para historias profundas basadas en hechos reales.

La esencia del evento radicó en su capacidad de conectar directamente con el espectador, en este teatro que interactúa con el público, la experiencia en un ambiente íntimo, en la cava del mismo carácter, permitió que las emociones de los actores fluyeran sin barreras, convirtiendo al espectador en un testigo casi cómplice de las escenas de la vida. Yo juro que estaba ahí interactuando con diálogos que a todos nos tocan de alguna u otra manera, con historias nuestras, cercanas, vecinas.

Bajo la dirección de Agustín Díaz, la noche se desdobló en dos poderosas piezas de la dramaturga Mabel Checa. Por un lado, el unipersonal "Ya soy un hombre", interpretado por Alejandro Carricondo, confrontó al público con el dilema de una relación tóxica y la resistencia al cambio, una pregunta lanzada al aire que resonó en el silencio de los viñedos y la impecable actuación de Alejandro.

Catando teatro, música y vinitos

Luego, la escena se llenó con la complejidad de los lazos familiares en "El peso del silencio". Nancy Guevara, Silvia Llaver, M.Ester Chade, y Sonia Spinello (quien además fue una de las impulsoras del proyecto) dieron vida a cuatro hermanas reunidas para vender su casa de infancia, donde verdades guardadas y confesiones agridulces cambiaron para siempre su relación, un espejo de la vida real que buscó mover emociones y recordarnos que la existencia se compone de luces y sombras. La actuación de estas cuatro mujeres majestuosa, de una madurez en la vida como en la actuación, como si uno fuera una de esas hermanas. Las transiciones entre obras fueron suavizadas por la emotividad de la música en vivo a cargo de Darwin Díaz y el Grupo Callary, quienes agregaron una capa sonora ancestral a la noche, enriqueciendo aún más esa noche donde todos descorchamos escenas, música, cantamos y vibramos en la reflexión, demostrando que el teatro, la música y en una cava, liberan sus moldes y se encuentra con la gente en un entorno tan mágico como la cava de una bodega, tiene un poder transformador e inolvidable. El aplauso final, mezclado con el tintineo de las copas, selló la promesa de que este formato llegó para quedarse.

Apoyemos al teatro local, a las propuestas diferentes, anímate a vivenciarlo.

Se puede ver más aquí: https://www.facebook.com/reel/1839131810066895



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