Brindis por los enólogos en su día, que cuidan los viñedos de la amistad

Hoy en Mendoza, Argentina se celebra el Día del Enólogo, la Enóloga, figuras trascendentales en nuestra industria madre.

Un enólogo es un especialista experto en la ciencia y el arte de la elaboración del vino. Su rol abarca desde la selección y evaluación de las uvas en el viñedo hasta la supervisión de todos los procesos en la bodega, incluyendo la fermentación, el almacenamiento, el análisis, la conservación, el embotellado y la comercialización del vino. El enólogo es el responsable de asegurar la calidad del vino utilizando conocimientos científicos, técnicas tradicionales e innovaciones tecnológicas

El Día del Enólogo en Argentina se celebra el 7 de septiembre en conmemoración de la inauguración de la Quinta Normal de San Juan en 1862, impulsada por Domingo F. Sarmiento, que sentó las bases para la educación en enología en el país. Esta fecha reconoce al profesional que combina ciencia y arte para supervisar todo el proceso de elaboración del vino, desde la uva hasta la botella. Podríamos decir que Mendoza ha dado a luz a importantes enólogos y enólogas, por ejemplo, Susana Balbo, fue la primera enóloga de nuestro país y el primer enólogo el padre Francisco Oreglia, considerado el fundador de la enología argentina. Oreglia dirigió la Facultad de Don Bosco y Susana es reconocida internacionalmente. Orgullos mendocinos que fueron inspiradores y que han marcado un destino en todo el universo vitivinícola. Sin sus manos artistas no sería posible encontrar esos misterios vitivinícolas en cada botella, son su impronta y cada uno con su estilo y forma, elaboran el elixir de todos los encuentros.

El vino nos enseña que las cosas buenas de la vida no pueden ser forzadas. Los enólogos esperan a que el momento sea el correcto, y el resultado será una sinfonía de sabores. No se puede acelerar el sol ni la lluvia, hay que aceptar los tiempos de la vida. Siempre o casi siempre el vino es fuente de inspiración como los buenos amigos que son como las uvas en un racimo, cada uno es único, con su propia forma y color, pero juntos crean algo bello y completo: la amistad en todas las estaciones del año, algunos son para las cosechas de verano, otros para las de invierno, otros para descansar en otoño y otros para revivir los recuerdos de las primaveras, pero todos son necesarios para el vino de tu vida.

Para mí, una de las leyes universales de la vida "Cuida el viñedo de tus amigos y amigas"

Me imagino a un enólogo en su tierra cuando tiene que ser astuto y artista a la vez, profesional e intuitivo, esa tierra a veces es dura, no propicia y las heladas que amenazan o la sequía que puede llegar, lograr el reto de crear las vides más fuertes o que crezcan en las peores condiciones. Los retos no te destruyen; te dan profundidad, carácter y complejidad. Abrazan la tormenta para que puedan crear algo inolvidable. Ellos trabajan para crear la mejor versión de sí mismo.

Nacen vinos dulces y refrescantes, otros son fuertes y picantes, como la vida, un barril de sorpresas, algunas ricas, otras ácidas, pero todas son interesantes.
Un buen vino mejora con la edad, al igual que nuestras mejores historias, porque ese futuro ya pasó, el presente del vino es saborear la paciencia y la compañía, dejando tal vez los sedimentos atrás para que decanten las emociones y catar la vida en cada sorbo. En el fondo de las copas verás la vida, clara como el agua.

Y para festejar el día, dos videos para disfrutar