La Tebaida por testigo: 1823 - 2023

El historiador Marcelo Calabria se concentra en esta nota en la residencia del General San Martín en Mendoza, "La Tebaida".

Juan Marcelo Calabria

Mendoza es reconocida en Argentina y América por ser la "tierra que acunó la libertad" y particularmente por ser la elegida por José Francisco de San Martín para su vida familiar, no olvidemos que fue aquí desde donde el Libertador preparó su estrategia de liberación continental, estableció un modelo de Gobierno ordenado y progresista e impulsó la declaración de la independencia de las Provincias Unidas de Sudamérica; pero además Mendoza fue el lugar donde San Martín demostró su capacidad como estadista, líder destacado y hombre público honesto y austero; y por sobre todo donde pudo desarrollar su vida familiar, con amigo y donde verdaderamente fue feliz, como lo recordaría en varias oportunidades desde su largo exilio.

La estadía de la familia San Martín y Escalada en tierra cuyana fue de escasos años, pero sin embargo de gran incidencia en la vida del Gobernador, recordemos que el 24 de Agosto de 1816 nacía en Mendoza, Provincia de Cuyo, Mercedes Tomasa de San Martín y Escalada "La Infanta Mendocina". Su reciente paternidad, la apacible vida en tierra cuyana y su pronta partida hacia la epopeya continental, impulsarán a San Martín a dirigir el 12 de Octubre de 1816, el siguiente mensaje al "Señor gobernador intendente de esta provincia... es muy natural al hombre, prever la suerte que se propone pasar en la cansada época de su vejez. El estado de labrador es el que creo más análogo a mi genio, (...) La de Cuyo es la que ha podido decidirme por el buen carácter de sus habitantes, para elegir un rincón de ella, en que dedicarme a romper el campo, cultivarlo y formar mis delicias (...). El corto número de cincuenta cuadras llena mi aspiración y deseos... El sumo valor a que se ha podido fijar el precio de cuadra es cuatro pesos (...). Es decir que las cincuenta cuadras que pido por merced sólo valen doscientos pesos. No los tengo, y en caso de tenerlos las compraría...". Esta petición será atendida por el Gobierno de Mendoza quien en agradecimiento a la decisión del gran capitán de pasar sus días en esta tierra "...añade la de doscientas cuadras más para su señora hija doña Tomasa Mercedes...".

Años después, luego de su renuncia al Protectorado del Perú y una breve estadía en Chile, decidirá su retorno. Apenas restablecido de sus dolencias, débil, retraído y taciturno volverá a Mendoza, encontrándose entre el 29 de enero y 3 de febrero, en las cercanías del actual Manzano Histórico, con su antiguo camarada el Coronel Manuel de Olazábal, y en cuya compañía se dirigirá a su chacra "La Tebaida". Allí iniciará sus días de chacarero, meditando sobre tiempos pasados, ocupado en las plantaciones de trigo, alfalfa; en la cría de ganado y de sus caballos de paso. Pese a su postura de no intervenir más en la vida pública, llegarán hasta su oscuro retiro los tiros de la maledicencia y desconfianza. Según refiere el mismo San Martín, "el gobierno que en aquella época mandaba en Buenos Aires, no solo me formó un bloqueo de espías, entre ellos uno de mis sirvientes, sino que me hizo una guerra poco noble en los papeles públicos de su devoción, tratando al mismo tiempo de hacerme sospechoso a los demás gobiernos de las provincias"; tan seria será la situación, que ante el llamado de su familia, en virtud del grave estado de salud de su esposa Remedios, demorará su viaje permaneciendo en Mendoza, pues le llegan comunicaciones informando que lo esperan en los caminos para apresarlo o matarlo en una emboscada. Por otro lado, la grave situación de anarquía que se instauró en el Perú luego de su retiro, lo mantenían en expectación y siempre dispuesto a ofrecer sus "cortos servicios" por la libertad.

Así su chacra "La Tebaida" se convertirá en la nueva ciudadela, donde resistirá el embate de sus enemigos y la guerra de de zapa y de opinión en su contra. La muerte de Remedios ocurrida el 03/08/1823 precipitará su viaje a Buenos Aires para asumir plenamente las obligaciones de padre de su pequeña hija Mercedes. Días antes de partir recibirá en el mes de octubre de 1823 una comunicación del gobernador de Santa Fé, don Estanislao López, quien le dice: "...Sé de una manera positiva por mis agentes en Buenos Aires que a la llegada de V. E. a aquella capital será mandado juzgar por el gobierno en un consejo de guerra ..., por haber desobedecido sus órdenes en 1819 haciendo la gloriosa campaña a Chile, no invadir a Santa Fé, y continuar la expedición libertadora al Perú. Para evitar este escándalo inaudito y en manifestación de mi gratitud y del pueblo que presido, por haberse negado V. E. tan patrióticamente en 1820 a concurrir a derramar sangre de hermanos... siento el honor de asegurar a Ud. que a su solo aviso estaré con la provincia en masa para esperar a V. E. en el Desmochado para llevarlo en triunfo hasta la plaza de la Victoria. Si V. E. no aceptase esto, fácil me será hacerlo conducir con toda seguridad por Entre Ríos hasta Montevideo...".

Al levantar la vista, su "hijo" Olazábal, así lo llamaba cariñosamente a quien había formado desde sus inicios en el ejército, vio el rostro desencajado del Gran Capitán, quién, exclamó: "...no puedo creer tal proceder en el gran pueblo de Buenos Aires, iré, pero iré solo como he cruzado el Pacífico y como estoy aquí entre mis mendocinos. Pero si la fatalidad así lo quiere yo daré por respuesta mi sable, la libertad de un mundo, el estandarte de Pizarro y las banderas que flotan en la Catedral conquistadas con aquellas armas que no quise teñir con sangre americana. ¡No!, Buenos Aires es la cuna de la libertad". Las toscas paredes de la humilde residencia abovedada serán testigos de aquel difícil momento, los sencillos muebles recibirán los golpes que con su puño cerrado mostrarán su desanimo e ira ante tanta ingratitud, como puede ser que el Libertador de América sea considerado y emboscado de esa forma. La Tebaida, su querida Mendoza y todo el continente, serán a partir de aquel momento tierra desolada, anidará en su corazón, madurará en su mente la dura decisión del alejamiento de la tierra a la que dio Libertad e Independencia. San Martín comprenderá que ya no le es permitido terminar sus días en La Tebaida como un simple chacarero, fiel amigo y sencillo ciudadano de Mendoza y emprenderá el 20 de noviembre de ese año, el último viaje de Mendoza a Buenos Aires; llegado a la capital pondrá en orden sus papeles, exigirá los pasaportes para él y Merceditas al gobierno de Buenos Aires y ante la indiferencia de todo un pueblo, el 10 de febrero de 1824 en compañía de su hija, partirá rumbo a su ostracismo en Europa.

Nunca más volverá a sentir la brisa y respirar el aire fresco limpio de su bella Chacra La Tebaida, los vaivenes políticos y los fanatismos ideológicos impedirán al gran capitán hacer realidad su sueño, siempre anhelado y nunca cumplido, de culminar sus días en su querida tierra mendocina. Pese a ello conservará su chacra, actual departamento de General San Martín, aún en los momentos económicos más angustiantes de su vida y jamás se olvidará de ella. Hoy los mendocinos, custodios por historia, cultura y heredad somos los responsables de preservar, poner en valor y difundir los tesoros hitos y lugares sanmartinianos, que como riqueza patrimonial nos recuerdan la vida, obra y legado de uno de los líderes más significativos que ha brindado nuestra América al mundo..

(*) Extracto del ensayo presentado en el 1er. Congreso Cuyano de Historia Sanmartiniana. Fuentes: Calabria, Juan Marcelo. "San Martín Modelo de Líder Americano" 1era Edición, Buenos Aires 2014. 2da Edición, Mendoza, 2020. Calabria, Juan Marcelo y Colimodio, Roberto A. "San Martín Más allá del Bronce". Buenos Aires. 2017.

Imagen de San Martín, reconstrucción en base al daguerrotipo, autor Ramiro Ghigliazza.

Imagen de San Martín, en el momento del retorno a la patria 1823, autor Fidel Roig Matóns.


EL AUTOR. Juan Marcelo Calabria. Docente. Autor de Libros sobre liderazgo sanmartiniano.

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