La muestra de Van Gogh se luce en el Espacio Arizu

Se trata de una experiencia inmersiva que podrá visitarse hasta el 11 de enero y que, en su paso por Mendoza, encuentra un escenario tan adecuado que parece pensado especialmente para ella. Lo cuenta María Laura Rombolí.

Laura Romboli

Si hay algo que destaca en esta nueva llegada de la muestra "Van Gogh y los maestros de la pintura europea" es el lugar elegido para su estadía. El Espacio Arizu, ubicado en Belgrano 1335, en Godoy Cruz, le queda como anillo al dedo. La propuesta, que invita a recorrer la vida y la obra de Vincent van Gogh a través de algunas de sus creaciones más emblemáticas, se potencia en este edificio que acompaña con naturalidad el momento especial que la exhibición propone.

Los girasoles, símbolo recurrente y casi obsesivo del artista, ofician de anfitriones. Formando un pasillo que funciona como antesala y que obliga al visitante a avanzar por un camino sinuoso, una suerte de transición que prepara el ánimo para lo que vendrá.

Luego, el paseo continúa por distintas salas donde se despliegan las obras más reconocidas del maestro neerlandés Vincent van Gogh, y de otros grandes nombres de la pintura europea como Claude Monet, Edgar Degas, Édouard Manet y varios más.

La muestra de Van Gogh se luce en el Espacio Arizu

Una vez empapados en esa primera aproximación histórica, llega el corazón de la muestra: la experiencia inmersiva propiamente dicha. Allí, la tecnología cobra protagonismo sin opacar el contenido. Mientras una voz en off narra los momentos más icónicos de la vida de Van Gogh -sus pensamientos, sus conflictos, su mirada del mundo-, las obras invaden el espacio. Las proyecciones se extienden por el techo, las paredes y hasta el suelo que pisamos, generando una sensación envolvente que dura alrededor de cuarenta minutos.

Acompañadas por una música cuidadosamente seleccionada, las imágenes nos conducen por los pasajes de una vida intensa, dolorosa y profundamente sensible. El resultado es un momento absolutamente placentero y enriquecedor, de esos que solo el arte puede ofrecer.

Familias, grupos de amigos y parejas se acomodan en los asientos disponibles; algunos prefieren sentarse en el suelo. Se genera un silencio tácito, no pactado, que todos respetan para entregarse al espectáculo visual.

El recorrido continúa con otra instancia cuidadosamente diagramada: una sala de realidad virtual que permite viajar por los campos de girasoles y por aquellos paisajes que Van Gogh eligió pintar.

Como cierre, y a modo de divertimento, una mesa con hojas en blanco y colores invita a cada visitante a emular, aunque sea por un rato, el gesto creativo del pintor. No se trata de talento ni de resultados: el juego está en animarse, en probar, en dejar una pequeña huella personal después del recorrido.

La muestra se presenta como una muy buena opción para visitar en familia y, sobre todo, prescinde de cualquier requisito de experticia artística. Abre sus puertas a todo público, a cualquiera que tenga ganas de acercarse a conocer a uno de los grandes pintores de la historia desde un enfoque amable, accesible y profundamente sensorial.

La entrada tiene un valor de 15.000 pesos, con una tarifa promocional de 45.000 pesos para grupos familiares de cuatro personas.

La exhibición estará en Mendoza hasta el 11 de enero, todos los días de 16 a 23. El recorrido completo dura aproximadamente una hora. 

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