Una noche de armonía entre platos, vinos y experiencias bien mendocinas
Este sábado, los Vinos & Comidas de Juan Marcelo Calabria, se instalan en Las Compuertas, Luján de Cuyo.
El Club Gourmet de Mendoza entregó su Membership Card durante la cena realizada en Diplomatic Restaurant, fue un momento único para disfrutar de una perfecta armonía entre un exquisito menú y vinos de excelencia a los que Mendoza nos tiene acostumbrados, en un marco de excelencia, identidad y calidez. Invitado por estimados amigos, compartimos esta velada en el restaurante del Hotel Diplomatic, donde el chef ejecutivo Lucas Gonzalez y su equipo nos ofrecieron un menú que fue, sin exagerar, una sinfonía de sabores perfectamente armonizados con los vinos de la bodega Durigutti Family Winemakers.
La presencia de Héctor Durigutti, presentando personalmente las etiquetas seleccionadas para esta ocasión, añadió un valor emocional y técnico que enriqueció cada paso. Los vinos, provenientes del terroir de Las Compuertas, dialogaron con los platos en una coreografía de texturas, aromas y emociones que merece ser contada.
La noche comenzó con una dupla de bocados que ya anunciaban la sensibilidad del menú: una tarteleta de langostinos, frutillas y tomate, donde lo marino se fundía con lo frutal en una estructura delicada; y una sopaipilla de zapallo, puré de batatas especiado coronado con un velo de pimientos rojos, que aportaba textura, profundidad y color. La copa de bienvenida fue un vermut rosso de los Guardianes del Cerro, intenso y especiado, que despertó el paladar y preparó el ánimo para lo que vendría. Un inicio vibrante, elegante y con toques bien mendocinos.
Mientras se desarrollaba la charla amena llegó el primer plato con una rillette de trucha, acompañada por un puré de limón con leche de castañas y encurtidos caseros. La trucha, suave y untuosa, se elevaba con la acidez cítrica y el toque cremoso, mientras algunos brotes aportaban frescura vegetal.
El maridaje con el Proyecto Las Compuertas Blanco de Finca edición especial fue impecable: un blanco de perfil frutal y floral, que realzó la delicadeza del plato sin opacarlo. Una armonía que hablaba de río, montaña y cuidado artesanal. Acto seguido Lucas presentó el segundo paso compuesto por una cosecha de papas de tupungato, con un ahumado de quesos y papines típicos de la zona, un plato con gran sabor que resaltó los sentidos, acompañado por un magnífico blend "Inframundo", un exquisito vino orgánico y natural, corte de varietales como Petit Verdot, Malbec, Cabernet Franc y Chaborno (Bonarda), expresivo y frutado, elaborado en ánforas de terracota sin agregado de sulfitos, que nos rememoró los inicios ancestrales de la vinificación en ánforas.
El corazón del menú llegó con un ojo de bife cocido a punto, para nuestro gusto, acompañado por un croute de chimichurri, pequeños vegetales y salsa de vino tinto, acompañado del vino elegido y referenciado por Héctor para este plato y que fue el Proyecto Las Compuertas Malbec 5 Suelos, una expresión compleja y elegante del varietal insignia pero elaborado con la particularidad de disimular su personalidad características, en palabras de uno de sus creadores: un Malbec, que no parece Malbec, que recoge la diversidad de suelos en cada sorbo a partir de cortes vinificados de forma individual, ideal para acompañar este plato robusto, perfectamente equilibrado por un Malbec que es testimonio de nuestra tierra.
Para cerrar esta excelente propuesta guiados por Lucas y Héctor, llegó el momento dulce, primero con el pre postre un helado de lemongrass, una pausa refrescante, que con su perfil cítrico y herbal limpiaba el paladar y ofrecía una pausa aromática antes del cierre. El maridaje con el Inframundo Natural Naranjo Semillón fue audaz y acertado: un vino de maceración prolongada, con notas de hierbas y frutas secas, que dialogaba con perfectamente con los postres en una danza de contrastes. Dando paso al postre final compuesto por una perfecta combinación de peras, frutos secos triturados y miel. Así texturas suaves, sabores equilibrados y una presentación cuidada cerraron la noche con elegancia.
Pero aquí no termina esta breve reseña, no al menos sin antes destacar con una mención especial al personal de Diplomatic. En un entorno de elegancia y distinción, de uno de los hoteles mejor posicionados de Mendoza, lo que realmente nos hizo sentir en casa fue la calidez humana de quienes nos atendieron. Desde la recepción hasta el último brindis, cada gesto fue profesional, amable y atento. Con alguna experiencia en el mundo de la gastronomía y el turismo desde adentro, de hace unos años cuando nos tocó administrar uno de los primeros restaurantes temáticos de nivel internacional, tenemos claro que esta calidad de servicio no es casual: es fruto de formación, vocación y compromiso. La atención al detalle, la empatía con el cliente, tanto turista como local, y la capacidad de anticiparse a sus necesidades son habilidades que se cultivan, y que resultan esenciales para consolidar a Mendoza como destino internacional.
En una industria que tiene la posibilidad de emplear gente joven y entusiasta, la profesionalización del servicio es clave para ofrecer experiencias memorables y sostenibles y que además permiten a los jóvenes, muchos que comienzan así su derrotero laboral, desempeñarse en una actividad que les permite destacar la importancia de las habilidades blandas, más allá de los conocimientos técnicos y específicos, que luego les abrirán las puertas a un mundo cada vez más desafiante de relacionales interpersonales y laborales. Todo lo cual está presente en el excelente personal que nos recibió y nos hizo sentir como en casa.
Además de recomendar, como siempre lo hacemos, en este caso los excelentes vinos de Durigutti Family Winemakers, que brillaron en esta velada, nos parece oportuno destacar, tal como lo hicimos semanas atrás, la vigencia del programa Manso Menú, que con opciones de gran calidad y precios accesibles, nos permite disfrutar de la excelencia de bodegas, restaurantes, hoteles y espacios gastronómicos que tan bien nos hacen quedar en el mundo, y que gracias a este programa local nos ofrecen una gran oportunidad, que no solo dinamiza el sector gastronómico, sino que también fortalece el vínculo entre la comunidad y su cocina, acercando propuestas de alto nivel a nuevos públicos.
La experiencia vivida en el Hotel Diplomatic, aunque parte de una cena especial, se inscribe en esa misma lógica: la de ofrecer lo mejor de Mendoza con generosidad, profesionalismo y sentido de pertenencia, a partir de su propuesta de alta cocina que forma parte del programa y que se pueden consultar en: https://mendoza.tur.ar/manso-menu/. La cena del Club Gourmet fue, como tantas otras, una reafirmación de lo que somos. En cada plato, en cada copa, en cada conversación, se tejió una experiencia que honra nuestra historia, celebra nuestro presente y proyecta nuestro futuro. Porque en Mendoza, cuando se juntan los buenos vinos, la buena mesa y la buena gente, el resultado es siempre inolvidable. Reafirmando nuestro lema: nada mejor que un buen vino para contar una buena historia. Salud y a Disfrutar Mendoza.
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