Ahora las preocupaciones son para que el dólar no baje tanto

El gobierno quiere fijarle un piso de $1400 al precio del dólar mayorista ante el fuerte ingreso de divisas generado por nuevas deudas corporativas y nuevas inversiones. El análisis de Rodolfo Cavagnaro.

Rodolfo Cavagnaro

La ciclotimia argentina es para un manual, pero si uno repasa los escenarios de hace un mes atrás, antes de las elecciones, parecía que se venía un caos y todos trataban de tener el último salvavidas antes que se hundiera el barco. Después de las elecciones todo se transformó en euforia y, en realidad, no había razones para tanto pánico ni para tanta euforia.

Lo cierto es que, desde aquel panorama, donde todos trataban de dolarizarse, hemos pasado a un escenario donde parece que sobran dólares y faltan pesos. Esto se vio en la última semana en la cual el Banco Central volvió a bajar las tasas, tratando de encontrar un panorama mejor para una fuerte licitación de la semana que viene para pagar vencimientos en pesos. También relajó algunas medidas para que los bancos puedan disponer de más recursos.

El resultado electoral favorable al gobierno trajo consigo una baja del riesgo país y, con ello, aparecieron las emisiones de deuda corporativa, sobre todo compañías petroleras y energéticas, así como la ciudad de Buenos Aires. Hasta ahora, se han emitido títulos por us$2.800 millones y se calcula que hasta fin de noviembre se podrá llegar hasta us$4000 millones.

Todo este proceso, sumado al ingreso de capitales por el RIGI, más la venta de divisas de muchos particulares que se sobre estoquearon de divisas y ahora necesitan los pesos para operar, la oferta de dólares es cada vez mayor, al punto que el precio mayorista estuvo por debajo de los $1400 hasta el martes. Desde entonces el Tesoro salió a comprar, en parte para cubrir compromisos y, además, para levantar el precio del dólar, que el gobierno no quiere que baje de los $1400. Si bien no hay datos oficiales, el mercado calcula una compra de us$200 millones por parte del Tesoro.

Más allá de la euforia, aún subsisten dudas acerca del futuro de la economía porque la herencia fue tan nefasta que se siguen arrastrando consecuencias. El mercado de cambio sigue parcialmente cerrado, porque el cepo se mantiene para las empresas. También subsiste la prohibición para que las empresas retornen utilidades. De alguna manera esto permite contener, en parte la demanda de dólares, aunque todavía subsiste mucha salida de divisas por compras en el exterior a través de plataformas.

Por ahora, los ingresos de dólares siguen siendo importantes por las razones que había descripto, pero, asimismo, subsisten las dudas acerca de la forma en que -Argentina hará frente a las obligaciones que vencen en enero del año próximo, por más de us$4800 millones. El gobierno confiaba en que podría recibir un préstamo de un grupo de bancos por us$20.000 millones, pero Caputo negó tales gestiones. El gobierno espera que el Riesgo País llegue a estar cerca de los 500 puntos para poder emitir nueva deuda.

Frente a este panorama, y la posibilidad que tendría Argentina de recurrir al mercado si baja el riesgo país, se ofrecería una especie de REPO (préstamos de corto plazo) por us$5000 millones y el gobierno debería salir al mercado para emitir nuevos bonos y, eventualmente, ofrecer una renovación de vencimientos a plazos más largos: Sigue vigente el miedo de que por alguna circunstancia internacional pueda haber una nueva corrida sobre Argentina porque, además, reconocen que, más allá de la coyuntura favorable, reconocen que el dólar habría quedado algo atrasado.

Lo cierto es que el panorama cambiario, por ahora, luce tranquilo mientras se preparan nuevos ingresos de divisas. No obstante, el gobierno tiene que dar respuesta a las demandas de las empresas y acelerar las reformas tanto impositiva como laboral. Por ahora las negociaciones han entrado en una fase casi secreta, para que no trasciendan detalles. Es casi seguro que los proyectos ingresarán al Congreso después del 10 de diciembre, cuando asuman los nuevos legisladores.

El mercado sigue buscando equilibrio

Las novedades de la marcha de la economía traen datos que parecen, en principio, llamativos. Se registró un crecimiento de las ventas minoristas en octubre del 2%, aunque cayeron en el segmento de mayoristas y supermercados, pero crecieron en los minoristas tradicionales, en kioscos y en supermercados de proximidad, genéricamente denominados chinos, aunque hay de todo en el segmento.

La realidad está indicando que los consumidores están manejando sus recursos con mayor rigor estratégico. A la hora de administrar sus presupuestos van eligiendo según cercanía, disponibilidad y otras variables. Lo cierto es que en octubre supermercados y mayoristas tuvieron caídas de 4 y 4,9% respectivamente, mientras los súper independientes y de proximidad tuvieron un aumento del 6,9% mientras que almacenes y kioscos crecieron 4%. Un sector que viene creciendo es un formato nuevo generado por Mercado Libre que creció un 14% y, si bien aún no llega a dos dígitos, parece posicionarse en un segmento de consumidores permeables a estas modalidades.

Según marcan las Consultoras, esto se ha hecho posible porque los consumidores ya son prácticos a la hora de comprar y, salvo casos excepcionales, dejan primeras marcas por segundas. También se explica que estos sectores ganadores gozan de cierta informalidad, que les permite tomar decisiones y bajar costos que trasladan a sus clientes.

Los precios se mantienen altos

Los primeros relevamientos de precios de noviembre marcan que se mantendría la tendencia de precios del mes de octubre. Además, dado el crecimiento estacional que suele marcar diciembre por las fiestas y el efecto de los aguinaldos, es posible que los índices de precios de los últimos dos meses del año se coloquen en niveles superiores a 2 %.

Están influyendo, nuevamente, los costos de los servicios y la forma insólita con que se maneja ahora los precios de los combustibles. Ya no se anuncian aumentos a principios de mes como antes, sino que las petroleras van marcando aumentos sin avisar y generan descuentos en horarios de baja demanda. Si bien confunden a los consumidores, se pierde el rumbo de sus precios, que ahora no tiene controles.

De todos modos, si no fuera por el impacto de los precios regulados, el resto de los precios se manejaría con más prudencia porque, además del poder adquisitivo un poco lesionado, los niveles de competencia son cada vez mayores. La in ciencia de las aplicaciones y de las Comoras directas al exterior sigue creciendo e impacta en varios sectores.



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