Alianza inusitada: el FMI, Stiglitz y el Papa contra el capitalismo actual

La directora gerente del FMI, Kristalina Georgierva, admitió que "el capitalismo está haciendo más mal que bien" y abogó por "promover la globalización de la esperanza". Bergoglio, junto a ella y el Nobel Joseph Stiglit.

"El capitalismo está en crisis. No sólo es una crisis económica, también es una crisis del clima, de desigualdades, de confianza en el sistema, de crisis moral y política". El Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, participó ayer en el foro convocado por la Academia de Ciencias Sociales del Vaticano y que congregó a expertos, políticos y economistas, de los principales países del mundo, FMI incluidos, y que contó con la presencia del Papa en su clausura.

En su intervención, el economista norteamericano reclamó que el sistema capitalista "debe ser reformado", porque fomenta "un crecimiento de desigualdades, destrucción del medio ambiente, polarización de nuestras sociedades y un permanente descontento, que no pueden ser negados".

Para Stiglitz, "una economía distorsionada, distorsiona la política y la sociedad". Al tiempo, advirtió que "el fundamentalismo de mercado, la agenda neoliberal, ha dominado por cuatro décadas y ha fracasado".

¿Qué tenemos que hacer entonces? "Tenemos necesidad de un nuevo contrato social, que difunda solidaridad en nuestras sociedades y a través de las generaciones. Esto significa un rol diferente para los gobiernos, menos ayuda para las empresas y más ayuda para los ciudadanos que lo necesitan, impuestos progresivas y sobre todo, reescribir las reglas de la economía" subrayó.

Por su parte, la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, reconoció que "el capitalismo está haciendo más mal que bien" últimamente y para mejorar la situación sugirió, entre otras cosas, ayudar a los países a crear una "cultura de la solidaridad" y "promover la globalización de la esperanza". Pero también habló de mejorar los sistemas globales del comercio, de controlar los flujos de capitales por los daños que pueden ocasionar y de la sostenibilidad de la deuda.

"El mundo tiene una tremenda deuda global. Esto nos lleva a estar expuestos a la inestabilidad", subrayó, admitiendo que las recientes revueltas en América Latina "son debidas a la desigualdad, no a la pobreza". "No es casual que las revueltas hayan nacido donde la brecha social es más pronunciada", dijo. "Las políticas tienen que ser inclusivas para que todos tengan los mismos derechos", concluyó. Leé más haciendo clic aquí.

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