La nueva voz del vino argentino: Éter y la cosecha 2025
Un brindis en Montecaseros, San Martín. Lo cuenta Marcela Muñoz Pan.
Hoy, mientras Argentina celebra a su bebida nacional, surge una nueva voz que honra la tradición con una visión fresca y filosófica: María Pía Vespa y su socio el ingeniero agrónomo Gustavo Ventura nos dicen: es un arte de profunda convicción: el arte de dar voz a lo inaudible.
En un rincón querido de San Martín, Mendoza, ha nacido Éter, una propuesta que trasciende la bebida para convertirse en el quinto elemento de la filosofía griega. Si el vino nace de la tierra, el agua, el aire y el fuego, Éter es el nexo, el espacio de transformación. Tuvimos la oportunidad de conversar con María, esta joven estudiante de enología de la facultad Don Bosco.
- María Pía, gracias por recibirnos. Contanos ¿cómo nace la idea de transformar tu pasión en Éter, tu propia bodega?
- Mi amor por la enología comenzó por una gran duda y una convicción. La duda surgió de ver a mi papá trabajar incansablemente en la finca. Cuando llevábamos el camión de uva a la bodega, y ellos solo pesaban y descargaban, sentía que me estaban guardando un secreto: ¿qué pasaba con esa uva, ¿dónde terminaba ese gran trabajo? Tenía que conocer el proceso completo. La convicción, por otro lado, es que la ciencia y el arte van de la mano. Por eso, hoy entiendo a la Enología como la ciencia capaz de darle voz al vino. Éter es la materialización de esa búsqueda.
- El nombre Éter es muy sugerente y profundo. ¿Qué quisieron transmitir al elegirlo?
- Junto a Gustavo, elegimos Éter por la riqueza y diversidad de sus significados. En la antigüedad, era aquello invisible y esencial que sostenía el mundo. El vino guarda esa misma esencia, que no siempre se ve, pero que se percibe en las moléculas volátiles de sus aromas o en los puentes que crea entre las personas al compartirlo.
- En la filosofía, se habla del éter como el quinto elemento. ¿Cómo se aplica esa idea a su bodega?
- Absolutamente. Si la tierra, el agua, el aire y el fuego dan forma al mundo y al vino: la tierra que sostiene la vid, el agua que la alimenta, el sol que la madura, la quinta esencia que queremos transmitir con Éter es la bodega misma. Es el espacio donde todo se integra, donde la uva se transforma en vino y donde la pasión se comparte. Éter es ese nexo invisible y esencial.
- En la Vendimia 2025 elaboraron cinco vinos. ¿Qué nos puedes contar de la estrella de la bodega?
- Nos enfocamos en la variedad Tannat, una cepa intensa, con taninos firmes, rica en polifenoles y antocianos, responsables de su estructura y de ese tono violáceo tan particular. Aunque todos nuestros vinos nacen de la misma tierra de San Martín, encontramos una dualidad muy interesante en el Tannat.
- Hablás de dualidad en el Tannat. ¿Qué significa eso en términos de vinificación?
- Al ser una bodega artesanal, trabajamos con técnicas diferenciadas para cada vinificación, lo que nos permite experimentar y descubrir nuevas formas de expresión. Así, logramos dos estilos muy distintos: Un Tannat Dulce Natural, que conserva la esencia más pura de la uva, con su dulzor natural y un Tannat Seco, fiel a la potencia y al carácter tánico y firme de la cepa. Son dos estilos que muestran cómo la enología puede darle voces diferentes a una misma variedad.
- ¿Cuál es tu deseo para Éter y su papel en la comunidad de San Martín?
- Creo firmemente que el vino tiene la capacidad de unir y generar experiencias. Mi deseo es que Éter sea un espacio donde eso suceda. Es una forma de reivindicar la identidad de mi departamento, San Martín. Por eso, queremos invitar a todos a la presentación de nuestros vinos 2025. Será un encuentro sensorial, con maridajes y música que acompaña, el sábado 6 de diciembre, en Montecaseros San Martín a las 18 hs, una degustación al atardecer. Espero que este sea el primero de muchos brindis en comunidad.
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