Cinco cosas que parecen ecológicas, pero no lo son

Una primera lista de cinco cosas (los lectores podrán sumar más comentando esta nota en sus redes sociales) dan cuenta de esos productos que se muestran como respetuosos ambientales, pero que no es más que producto de la propaganda.

La economía circular, de mayor respeto hacia el planeta, crece. A la vez, una fuerza en sentido contrario, resiste el cambio y ha generado un marketing que promueve el consumo de productos que hacen sentir bien y ecológicos a sus portadores, pero que en realidad no son beneficiosos para el ambiente.

Una primera lista de cinco cosas (los lectores podrán sumar más comentando esta nota en sus redes sociales) dan cuenta de esos productos que se muestran como respetuosos ambientales, pero que no es más que producto de la propaganda.

Aquí están:

Las bolsas de tela

Desde luego que las bolsas de plástico no son nada recomendables y hay que reducir el uso de los plásticos al máximo, pero tal vez no sepas que las bolsas de tela no son nada ecológicas por cómo se fabrican.

Los estudios indican que para producir una sola bolsa de este tipo se emiten 272 kilogramos de dióxido de carbono, además de necesitar enormes cantidades de agua y provocar la contaminación de los suelos, a causa del uso de pesticidas y fertilizantes. Los recursos para fabricarlas son mucho mayores que aquellos que se necesitan para las de plástico y las de papel.

Así que si ya tienes algunas bolsas de algodón o de lona, sácales el máximo partido y olvídate de las modas de comprar otras si quieres ser ecológico, porque para poder compensar todos los recursos energéticos y la contaminación que genera su producción, tendrías que usarla más de 7.000 veces.

Ropa de algodón orgánico

Así como sucede con las bolsas de lona, las prendas de ropa de algodón orgánico, como camisetas, no son demasiado ecológicas. Y es que el término orgánico puede hacernos creer que resultan menos dañinas para el medio ambiente de lo que en realidad son.

De nuevo hay que tener en cuenta que el algodón es uno de los cultivos menos ecológicos que hay, y las prendas que se realizan con él no lo son menos, por la gran cantidad de recursos que se consumen en su fabricación, así como el agua y el uso de pesticidas, sin olvidar la contaminación provocada por el teñido de las prendas. Sé responsable al adquirirlas y sácales partido al máximo antes de tirarlas y reciclarlas para comprar otras.

Frutas y verduras ecológicas

En el supermercado, cuando adquirimos alimentos ecológicos hemos de ser conscientes de que, en Europa, el etiquetado y certificado que los identifica implica que han sido producidos con fertilizantes, piensos y pesticidas de origen natural. Pero nada se dice sobre el impacto ambiental, la contaminación que se provoca por su producción o la huella hídrica que dejan.

Como consecuencia, antes de hacer una compra de este tipo, tenemos que saber que, por muy ecológico que sea un producto del súper, si procede de países al otro lado del océano o a miles de kilómetros de nuestro lugar de residencia, el impacto ambiental por su transporte es brutal. Sucede así con alimentos como los aguacates de Perú o los kiwis de Nueva Zelanda.

Recuerda que lo ecológico no siempre es sostenible, así que lo mejor es adquirir siempre productos orgánicos y ecológicos de temporada y de proximidad. Además de beneficiar a las personas de nuestro entorno, estaremos ayudando a la buena salud del planeta.

Carne de ternera ecológica

Otro caso que hace referencia a los alimentos ecológicos es el de la carne. Cuando nos encontramos la carne de ternera ecológica de ganadería extensiva en la carnicería o el supermercado, hemos de ser conscientes de que ese ganado requiere una gran extensión de terreno y de recursos, poniendo en peligro los bosques y la biodiversidad que albergan.

Esto supone un problema por la cantidad de demanda mundial de productos cárnicos, y que se solucionaría con reducir el consumo de la carne a la ingesta semanal recomendada por médicos y expertos. También contribuiría a ello una mayor demanda de la carne de ave, pues su producción genera menos gases de efecto invernadero.

Leche ecológica

Con la leche ecológica pasa algo muy curioso y es que no podés olvidarte de la forma en la que está envasada para valorar si realmente es más ecológica que otro tipo de leche. Así, si se vende en brick y la no ecológica en botella de vidrio, esta última hará menos daño al planeta.

Un brik resulta difícil de reciclar, porque está fabricado en varias capas, que incluyen algunas plásticas, y contribuyen a incrementar las basuras y la acumulación de plásticos en el planeta, los cuales dañan los ríos y los océanos. Así que, además del contenido, para que un producto sea ecológico y sostenible, deberás fijarte en el envase, que sea reciclable al cien por ciento y, por supuesto, echarlo en el contenedor selectivo cuando lo tirés.



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