Cómo cambió la estructura de los gastos familiares en Argentina
La modificación de los precios relativos obligó a los consumidores a hacer una reingeniería de sus gastos. El análisis de Rodolfo Cavagnaro.
El consumo en Argentina ha experimentado cambios significativos en los últimos años, especialmente en 2024 y 2025, debido a factores económicos como la inflación, la pérdida de poder adquisitivo y la recuperación del crédito.
El consumo masivo se desplomó un 17% en 2024, afectado por un fuerte ajuste en el poder de compra de los hogares, debido al aumento de costos en servicios esenciales (transporte, energía) y la inflación elevada (271,5% interanual en junio 2024).
Los consumidores priorizaron productos esenciales y optaron por marcas más económicas, con un 78% declarando compras más cautelosas y un 65% cambiando a opciones más baratas.
Recuperación parcial en 2025
En 2025, el consumo masivo comenzó a mostrar signos de recuperación, aunque de manera desigual. En abril, el Indicador de Consumo (IC) de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) registró un crecimiento interanual del 4,5% y un aumento desestacionalizado del 0,8% respecto a marzo. En mayo, el crecimiento interanual fue del 1,5%, pero con una leve caída del 0,4% respecto a abril. Esta recuperación se atribuye a una desaceleración de la inflación (39,4% interanual en junio 2025) y a una mayor estabilidad macroeconómica.
Mientras el consumo masivo (alimentos, bebidas, productos de limpieza) enfrenta dificultades, el consumo de bienes durables (electrodomésticos, autos) creció significativamente, impulsado por el acceso al crédito. En 2024, las ventas de electrodomésticos aumentaron un 159% y los patentamientos de vehículos un 100% interanual. Esto refleja un cambio en la estructura de consumo, con los hogares priorizando bienes durables financiados por crédito sobre bienes de consumo diario.
Los consumidores argentinos se han vuelto más racionales y estratégicos. El 65% de los hogares busca activamente promociones, y el 34% de las ventas en supermercados en 2024 se realizaron con descuentos. Los consumidores resignaron marcas líderes por opciones más accesibles, aunque en 2025 algunas marcas tradicionales comenzaron a recuperar terreno.
Los supermercados siguen siendo el principal canal, pero los almacenes y el comercio electrónico ganaron relevancia. Las ventas digitales crecen por la comodidad y la búsqueda de ofertas. El reciente informe de Mercado Libre da cuenta de un crecimiento de sus ventas en Argentina de un 46% interanual.
Fragmentación por ingresos
La recuperación es más notable en hogares de ingresos medios y altos (79% de las categorías crecieron en estos segmentos), mientras que los hogares de bajos ingresos muestran un crecimiento limitado (solo 5% de las categorías). Aunque la inflación se desaceleró (2,7% mensual en diciembre 2024, 1,5% en mayo 2025), el ingreso disponible de los hogares sigue un 40% por debajo de los niveles de 2017, lo que limita la recuperación del consumo masivo, especialmente en sectores de menores ingresos.
Los argentinos han desarrollado hábitos de consumo adaptativos debido a crisis recurrentes. Son descritos como "cambiantes, ágiles e infieles" a las marcas, priorizando calidad-precio y siendo escépticos ante la publicidad. El uso de smartphones (97% de penetración) y redes sociales refuerza la búsqueda de información y ofertas.
En resumen, el consumo en Argentina pasó de una caída histórica en 2024 a una recuperación parcial en 2025, con un fuerte contraste entre el consumo masivo (aún débil) y el de bienes durables (en auge). Los hogares ajustan sus hábitos hacia compras estratégicas, priorizando promociones, marcas económicas y canales digitales, en un contexto de inflación decreciente, pero con ingresos aún limitados.
Probablemente, hay que recordar algunos datos. La recaudación del mes de julio aumento el 42,7% anual, versus una inflación estimada del 36% anual. El IVA consumo aumentó el 41,8% anual, impuesto al cheque el 47,7% anual, y seguridad social el 51,0% anual. Todos los indicadores de actividad aumentaron más que la inflación. Esto implica que tenemos muchas posibilidades de que en el mes de julio tengamos superávit fiscal, y corremos 19 meses consecutivos de saldo positivo en las cuentas públicas.
El economista Salvador Di Stéfano dijo en un informe que "vamos a un escenario muy positivo para la economía argentina. En la medida que el balance del Banco Central se siga saneando, las posibilidades de una inflación más baja y un peso más apreciado persisten en la actual coyuntura. Hay, sin embargo, algunos cisnes negros, como el veto del presidente al aumento jubilatorio y su posterior ratificación en el congreso, si esto no sale bien, el mercado va a corcovear, pero nada que nos descarrile. La baja de retenciones traerá en la última parte del año más liquidaciones, y reservas en ascenso".