El edificio de bodega Alpamanta, un hormiguero productivo vinculado al entorno

Alpamanta dejó inaugurado su edificio propio en la finca de Ugarteche, con una after party y una recorrida a las instalaciones y finca, en donde elaboran vinos biodinámicos.

Escondida entre los viñedos de Ugarteche, merodeando los límites de Tupungato, emerge desde el suelo un edificio que con su figura parece abrazar a su entorno. Lo acompañan viñedos nuevos, leñosos, ampulosos y cargados de vigor: allí no hay tijeras que los reconduzcan, condicionen o transformen, ni se usan químicos para preservarlos de las plagas. No parece una "fábrica de uva en serie" como muchos otros, que ofrece mecánicamente sus frutos para la otra factoría, la de vinos, siempre hambrienta pero en otros casos, demasiado selectiva en torno a qué racimos deglutir.

Allí hay gallinas y ganado mayor; huertas orgánicas y composteras. Entre las cepas hay muchas otras plantas con las que tientan a las hormigas antes de que pretendan hacerse de las uvas. Su logo representa a una lechuza, porque fue lo primero que vieron en el lugar cuando llegaron a conocer el predio. Vuelan muchas especies de pájaros y se valora la intervención de insectos en la producción de las uvas y reaparecieron las luciérnagas, que la iluminación artificial ha ido empujando en muchos lugares hacia su Apocalipsis.

La bodega Alpamanta habilitó este jueves su edificio propio, una creación de los arquitectos Gabriel Japaz y Pablo Guerra, con una identidad especial: se integra al paisaje y la producción en un proyecto que nació en 2005 sobre tierras improductivas y que se inscribe en la filosofía de la biodinamia. Sus propietarios, Andrej Razumovsky, de Austria y su primo André Hoffman de Suiza (ambos descendientes de la noble familia vitivinícola Sayn Wittgenstein) y Jérémie Delecourt, francés (cuya familia es propietaria de Chateaux de la Crois Bontar, productor de rosados en la región de Cotes de Provence), han adaptado el centro industrial y productivo a los principios de Rudolf Steiner, fundador de la antroposofía, la educación Waldorf y la agricultura biodinámica, hace 120 años.

 "La Biodinámica es una manera consciente, participativa y responsable de cultivar el suelo y de permanecer en el mundo, lo cual trae sanación al suelo, plantas, animales, personas y al planeta. Cada organismo-granja único y sustentable contribuye generosamente a potenciar la vitalidad de la ecología, economía, así como el aspecto social y espiritual de la comunidad que la rodea y de la Tierra misma, como ser vivo", sostiene esa filosofía.

Un brindis de apertura

El encuentro de inauguración de Alpamanta contó con la presencia de numerosos invitados, que disfrutaron de un after en sus terrazas, ante un paisaje asombroso, elevados sobre una laguna con la cordillera de los Andes de fondo y rodeados de viñedos, en las 32 hectáreas de la firma. Entre el público estuvieron los ministros de Economía, Enrique Vaquié y de Cultura y Turismo, Nora Vicario, que fue quien dio unas palabras en nombre del gobernador Rodolfo Suarez luego de que lo hicieran los propietarios. También participó el presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), Martín Hinojosa. Además, fueron parte los cónsules de Austria, Federico Kahr, junto al agregado comercial de la embajada; la representante de Francia, Charlotte Panouille y de Suiza, Raymond Schefer, además de numerosos empresarios y periodistas.

Charlotte Panouille, Jérôme Constant y Rodolfo Cavagnaro.

Los anfitriones de Alpamanta reciben a los invitados.

Gabriel Japaz, Lila Levinson y Federico Kahr.

Los anfitriones, sobre la piedra fundamental de la bodega.

Vinos parecidos a sí mismos

Victoria Brond, enóloga de gran experiencia, guió a los presentes hacia las entrañas de la bodega, bajo tierra, y explicó cada uno de los procesos. "Hacemos el mejor vino de cada corte de cada año; de cada cosecha surge un vino distinto al otro. Son productos con una energía propia, sin químicos y que surgen del trabajo de un equipo", contó, derribando los sobreentendidos generalmente aceptados como "normales" por la vitivinicultura. Es que refirió en todo momento a que es la cepa la que hace el vino junto a sus circunstancias, entre las cuales se encuentran, además de la naturaleza, las personas que trabajan allí. "Es que no existe el vino sin intervención humana: el viñedo creció en un desierto en donde fue implantado", sostuvo. Pero corrigió a un ejército de colegas, desde la filosofía que impera en Alpamanta: "Al vino no lo hace el enólogo, sino el viñedo. No es 'mi vino', es el vino del viñedo". 

Brond sostuvo que "hay cientos de otras especies involucradas en el futuro vino de cada racimo. No se corta a la planta para que tenga concentración. No se descartan racimos, se hacen vinos distintos con los primeros y segundos racimos cosechados".

La anóloga Victoria Brond explica la filosofúa y acción de Alpamanta.

Con sus palabras, desconcierta a los cultores del canon, a la regla que todos aprendieron a repetir para calificar en identificar a cada corte de vino. A quien le gustó el vino de 2020 no lo encontrará cuando se acabe porque la misma cepa y corte ofrecerá las características propias, sin agregados químicos que lo conduzcan hacia las características deseadas.

Los inicios

Andrej Razumovsky vive en Viena, pero se crió en España y su esposa es argentina, de Buenos Aires. Antes de que se casaran y en los preparativos para la boda, llegaron a Mendoza a recorrer bodegas para comprar los vinos con los que se brindaría en el acontecimiento. "Nos quedamos enamorados de Mendoza", contó este jueves en un aparte que hizo con los periodistas presentes, a quienes llevó hacia los intestinos del nuevo edificio.

Allí fue cuando contó que "vi viñedos hermosos, grandes y prolijos, pero sin alma. Por eso compramos un terreno en donde no había nada, ideal para iniciar un proyecto ecológico". 

Claro, pero pocos entienden por qué un inversor se encarga de un proyecto de este tipo. En la mentalidad promedio argentina solo se piensa en una cuestión de moda, o marketing en todo caso. "En 2005 no estaba de moda la biodinamia, pero en Europa siempre nos enseñaron a cuidar el ambiente", respondió Razumovsky a los escépticos.

Andrej Razumovsky, en diálogo con la prensa.

"El equipo -dijo- ha tenido que ser educado ya que no matamos a todo lo que está alrededor de los viñedos. Acá no se da un combate contra las plagas, sino que se busca que el viñedo crezca en condiciones naturales", explicó. Y dio un ejemplo: "Ha llovido bastante este año en Mendoza, pero no se nos pudren los racimos porque no hemos debilitado a las plantas con agroquímicos". 

De esa filosofía, esos vinos 

Alpamanta elabora los 17 vinos del portfolio en su propia casa. El nombre de la bodega significa "amor por la tierra" en el idioma aborigen y es uno de los pocos proyectos certificados orgánico y biodinámico en Argentina. 

El edificio los enorgullece, pero no lo disocian jamás del espíritu del proyecto. De tal modo, informaron a la prensa que "la biodinámica es una nueva vieja ciencia, basada en saberes antiguos y prácticas sustentables que responde a las necesidades de la Tierra y despliega nuevas soluciones de una manera viva y dinámica. En Argentina, el 0,1% de la vitivinicultura se trabaja con cultivo biodinámico y el 1% en el mundo, especialmente en Austria y Suiza".

Agregaron detalles: "Mientras la biodinámica utiliza los elementos de tierra, agua, aire, animales, vegetales e intervención humana buscando forjar a través de los años un lugar diferente, mejorado y fértil con pilares del círculo productivo equilibrados, la diferencia fundamental con el cultivo orgánico es que éste se limita a la no aplicación de pesticidas y herbicidas. Aquí no se destruye, pero no se hace nada más para que en el futuro ese suelo sea un lugar mejor. Por otro lado, el método de cultivo convencional con el que se trabaja en el 90% de los vinos de Argentina y en el 80% de vinos del mundo, es el que incorpora agregados químicos en el viñedo y en la bodega, para lograr un estilo determinado de vino".

Una de las composteras de Al

Bodega Alpamanta posee un viñedo único plantado en 2005 en Ugarteche, Luján de Cuyo, primera zona vitivinícola del país a partir del cual elabora vinos de alta gama producidos con las últimas tecnologías enológicas. 

Características del emprendimiento.

  • - Terroir biodinámico de 35 hectáreas.
  • - Viñedo de alturas a 950 m.s.n.m.
  • - Clima árido con 340 días al año.
  • - Agua pura de los Andes.
  • - Sistema ecológico de riego por goteo.
  • - Suelo aluvional, arenoso, con arcilla y limo.
  • - Viñas plantadas en tierras vírgenes, naturales, no contaminadas.
  • - Biolaguna única en Argentina (Biotop, inventado en Austria, hace dos décadas). El biotopo es un término biológico, de acepción única, que se refiere al "territorio o espacio vital cuyas condiciones ambientales son las adecuadas para que en él se desarrolle una determinada comunidad de seres vivos.". Se alimenta biológicamente y genera un microespacio sin necesidad de agregados.

Prácticas biodinámicas y sustentables.

  • - No se utilizan fertilizantes químicos, pesticidas ni fungicidas.
  • - El viñedo está fertilizado con compost.
  • - Se usan ocho preparados biodinámicos, realizados con plantas medicinales, guano y minerales para mejorar la vitalidad y la sanidad de la vid y del suelo.
  • - Se sigue un calendario biodinámico (lunar) para decidir cuándo hacer las distintas tareas en el viñedo.
  • - Se utilizan paneles solares para cuidar el recurso energético.
  • - Se realiza un tratamiento consciente de efluentes, con aguas que vuelven a regar la finca.
  • - Aplicación de protocolos biodinámicos respecto a insumos, formas, circulación de aire, etc.
  • - Incorporación de animales en el cultivo y manejo de la vitivinicultura.

Desde Alpamanta consideran que el vino "tiene que ser la expresión más pura de su tierra para lo que hace una interpretación respetuosa del lugar, manteniendo al mínimo la intervención humana durante el proceso de vinificación". Utiliza distintos recipientes para realizar la fermentación alcohólica, como ánforas de arcilla; huevos, esferas y piletas de concreto, además de tanques de acero inoxidable. Trabaja con levaduras indígenas, mínimo uso de sulfitos y un proceso sin clarificación, sin estabilización y sin filtrar. Su packaging es ecológico, para reducir el impacto de carbón (utiliza botellas livianas y papel reciclado).

Es una bodega certificada bajo las normas exigentes de Demeter (biodinámico), Argencert (orgánico) y cuenta con sello Vegan y BPM certificadas.

El nuevo edificio

Cuando se pensó en sumar la construcción de un edificio a la finca, junto a la flora autóctona, la fauna existente y los cultivos de viñedos del lugar, el concepto principal fue la integración con el paisaje con la mayor simpleza posible: un diálogo entre lo natural y lo construido, control de la escala, fusión cromática y de texturas.

Alpamanta es la primera bodega que desde el inicio trabajó con un asesor externo para incorporar las normas y exigencias de un edificio sustentable a fin de respetar el medio ambiente y vinificar las uvas: uso de luz natural, paneles solares, reciclado de residuos y muros que permiten amplitud térmica buscando el ahorro de energía, son pilares fundamentales de esta construcción.

Finca y bodega se encuentran sobre el lado Este de la calle Cobos y al Sur de la Ruta 89. Una calle flanqueada por olivos y rodeada de viñedos orgánicos conduce al predio, en el centro de la propiedad, dispuesto en forma de rombo. Con una dimensión de 136m x 136m tiene sus vértices orientados en sentido Norte-Sur y Este-Oeste de tal manera que actúa como Rosa de los Vientos que organiza el sector indicando los puntos cardinales.

La bodega tiene forma de "L". Sus brazos formados por las naves de tanques (al sur) y la nave de botellas (al norte) se abren hacia el oeste con vistas hacia un gran espejo de agua (biolaguna) y la cordillera de los Andes. Ambos brazos cobijan la nave de barricas de forma triangular que permite el ingreso de las visitas de Turismo -a través de suaves rampas sobre las cubiertas de techo inclinadas que conducen al ingreso principal- en una terraza mirador ubicada a mitad de altura.

Todas las cubiertas de techo están tratadas como Green Roof (techos verdes) de tal manera que de forma natural se genera la aislación térmica superior. A su vez, la inclinación permite el escurrimiento y cosecha de aguas que finalmente serán colectadas por el estanque de riego tratado paisajísticamente.

La división Enoturismo de bodega Alpamanta

Para el ingreso de los visitantes a la bodega propiamente dicha, arquitectónicamente se optó por un circuito totalmente diferenciado del de la producción, por lo que Producción y Turismo no se cruzan en ningún momento.

Apelando a la concepción instalada en la memoria colectiva de que la parte más valiosa y atractiva de una bodega es la Cava, el visitante sube en forma suave y gradual al ingreso de la bodega situado en la terraza-mirador, ubicado a media altura. Accede al interior de la misma, bajando por una rampa helicoidal que desemboca en la Cava circular con vistas a la sala de tanques, sala de barricas y sala de estiba en botellas. Este sector de degustación, ubicado estratégicamente como articulación de las naves, es un espacio de proporción vertical, es un Axis Mundi (eje del mundo, punto de conexión entre el cielo y la tierra) que conecta el cosmos con la tierra: atraviesa la cava de degustación y conecta la sala de preparados ubicada en el subsuelo como conexión con la tierra.

Situada entre Valle de Uco y Mendoza, esta bodega recibirá a los visitantes con un enfoque puesto la experiencia de la naturaleza y la biodinamia: caminar el viñedo disfrutando de la fauna y la flora; explicando las características del trabajo bajo esta filosofía, con las ventajas y beneficios del concepto biodinámico. La visita apuntará a generar interés, brindar información y educación acerca de cómo manejar un viñedo sustentable y culminará con una degustación en la que se apreciarán las distintas líneas de vinos, sumando bocados de la gastronomía local.

Entre los atractivos que la finca otorga al visitante se destacan los animales: águilas que comen hormigas e insectos; gansos que comen maleza e insectos; ovejas que limpian la maleza, una vaca que fertiliza la tierra y también ingiere maleza; abejas que intervienen en el ciclo biológico de floración de las plantas. Hay frutales, olivos y hierbas que surgen del suelo como hinojo y rúcula salvajes, que aportan ingredientes naturales al vino.

Junto a la biolaguna, los techos verdes, las vistas de la montaña, las luciérnagas del atardecer, las plantas autóctonas y el silencio, Alpamanta es un espacio para la contemplación y la fusión del espíritu del hombre con la vida misma.

Los vinos

Alpamanta fue la primera en elaborar vinos biodinámicos (elabora desde 2010); vinos naturales (desde 2015) y va por la tercera cosecha de Pét-Nat o Petillant Naturel (espumoso natural), marcando tendencia.

Actualmente la bodega elabora 100.000 litros. Está presente en el mercado interno y exporta a 27 países, entre otros: Irlanda; Eslovenia; República Checa; Tailandia; Austria; Suiza; Alemania; Finlandia; Inglaterra; España; Francia; Bélgica; Canadá; EEUU y Brasil.

Línea: Alpamanta Natal: son vinos que enfatizan las características de cada cepa, sin paso por madera y con fermentación en acero inoxidable. En ellos se destacan las notas de frutas y los taninos suaves. Son amigables, frescos y fáciles de tomar, jóvenes y versátiles, aptos para para cualquier ocasión. Son vinos biodinámicos con excelente relación precio-calidad. Los varietales de esta línea son: Malbec; Cabernet Sauvignon; Syrah; Merlot; Petit Verdot; Chardonnay y Sauvignon Blanc.

Línea Alpamanta Campal: esta línea representa la guerra campal de las especies por sobrevivir en la finca. Se trata de un blend fresco y frutado que acompaña grandes momentos. Su composición es 90% Malbec, 9% Merlot y 1% Cabernet Franc.

Línea Alpamanta: es el último lanzamiento de la bodega de vinos sin filtrar, de asombrosa frescura. Esta línea es fiel reflejo del terroir: varietales complejos y elegantes elaborados con uvas cuidadosamente seleccionadas. Fermentados con levaduras indígenas. Poseen un moderado paso por barricas de roble de diferentes marcas y tostados. Son vinos orgánicos premiados de variedad: Malbec; Cabernet Sauvignon; Cabernet Franc, Merlot y Chardonnay.

Línea Alpamanta Breva: Breva es el "primer fruto de la higuera". Estos vinos constituyen una partida muy exclusiva de Sauvignon Blanc, Rosé-Syrah y un blend de tintos. Son vinos sin clarificar ni estabilizar, embotellados con sus lías para recrear en casa la experiencia sensorial del enólogo en bodega.

Línea Alpamanta Terroir: es el vino ícono de la bodega, una edición limitada de 4.500 botellas elaborada con uva Malbec de las mejores hileras del viñedo biodinámico. Es un vino -redondo, con un prolongado paso por barricas de roble francés de primer uso-, expresa la quintaesencia (la cualidad más pura) del terroir de Ugarteche, Luján de Cuyo.

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