El índice sopaipilla: la suba de precios que más duele a los chilenos
La sopaipilla frita es la comida callejera más consumida en Chile por su sabor y también por su precio conveniente. Sin embargo, la inflación llegó a ese producto de consumo masivo y los trasandinos lo sienten.
Mientras el índice Big Mac que publica The Economist y es considerado como un indicador simplificado del poder adquisitivo de un país al comparar el precio de la tradicional hamburguesa en cada lugar del mundo, en Chile están empezando a convivir con una inflación en torno al 10% y faltos de costumbre sienten el impacto, a pesar que están muy lejos de la durísima realidad de la Argentina.
En ese contexto, apareció el "índice sopaipilla", el cual refleja el impacto del aumento de precios en la vida cotidiana de los trasandinos. Aunque por ahora ninguna institución lo mide oficialmente, es un buen indicador porque se trata de la comida callejera más consumida en el vecino país durante todo el año, pero con un pico durante el invierno.
Se venden en carritos en todas las esquinas de la capital trasandina y especialmente a la salida de las estaciones del Metro (subte) y son altamente consumidas por su bajo precio.
Antes se conseguían por $100, pero en medio de la pandemia el precio aumentó a $200 ($33 argentinos) y ahora están en $250 ($59 argentinos) e incluso $300 ( $71,50 argentinos) por efecto de la inflación. La razón son los insumos para su producción que aumentaron fuertemente de precio, principalmente el aceite y la harina.
La mayoría de los lugares que venden este producto lo compran a fábricas que se dedican a producir este alimento y luego sólo tienen que freírlo en sus carros.
Por ejemplo, en un año la masa que compran los puesteros se conseguía a $60 chilenos ($13,50 argentinos) la unidad y ahora está en $80 ($19,50). Estamos hablando de un 33,3% de aumento desde el 2021 hasta hoy.
Además, en Santiago un litro de aceite de girasol subió 69,6% y el vegetal en 62.4% en las últimas semanas. En el último año la suba de ese producto es mayor al 30%.
Sumando esos dos factores, el impacto directo en el precio de la sopaipilla es inevitable y se sentirá con mayor fuerza en las calles chilenas en el invierno, porque el dinero que le alcanzaba a un ciudadano para comprar 3 sopaipillas antes de la pandemia, ahora sólo le alcanza para una.
Mirá lo que dicen en las calle chilenas sobre el precio de las sopaipillas:
Pero el impacto del precio del aceite en Chile es una cuestión que incluso está llevando a cambiar los hábitos de la gente, cuestión que se comenzó a sentir durante la pandemia y que ahora se refleja en el boom por comprar las denominadas "freidoras de aire".
Se trata de un electrodoméstico que te permite cocer o freír los alimentos sin necesidad de sumergirlos en aceite. La cocción se consigue a través de un sistema de circulación de aire caliente que logra obtener ese resultado dorado y crujientes parecido al de las comidas cocidas en aceite.
En el último año, durante la pandemia, se quintuplicó la venta de estos productos y llegó casi a las 300.000 unidades, cifra que esperan superar ampliamente a partir del aumento del aceite, ya que sólo con algunas gotas es posible hacer las mismas preparaciones que con otro sistema necesitan de más cantidad.
El precio de una freidora de aire en promedio es de $40.000 chilenos ($9.530 argentinos), pero las más baratas se consiguen por $30.000 chilenos ($7.146 argentinos), aunque la variedad es muy amplia y en tiendas online es posible encontrar más de 50 modelos de distinta capacidad y precio.
En el país, un producto de este tipo en promedio supera los $20.000 argentinos.