La inflación que promete el Gobierno y el dólar que se reanima

El ministro Massa promete un 3% de inflación mientras indexa la economía al 6% y ayuda a empujar a los dólares libres informales. La columna de Rodolfo Cavagnaro.

Rodolfo Cavagnaro

El ministro Sergio Massa sigue desafiando la credibilidad de los argentinos y en su plan por llegar de cualquier manera está prometiendo que desde marzo comenzará a bajar la inflación a razón de un punto bimestral para llegar a fin de año a un registro de 3% mensual. Esto lo dice con cara seria, pero por otro lado se enfrenta a un problema muy serio y es el stock de Leliq que tiene el Banco Central.

Hasta fin de octubre, el stock de Leliq superaba los 5 billones de pesos, por los cuales la entidad rectora paga intereses del 103% anual. Esto significa en un año duplicará el stock actual, más lo que siga acumulando y es una bola muy peligrosa. Es que estas letras representan futura emisión monetaria y, por ende, futura inflación. Esta es una de las razones por las cuales nadie cree las promesas de Massa.

El déficit fiscal acumulado en los últimos 12 meses por la Tesorería alcanzó a 2,669.463 billones, mientras que el Banco Central compró bonos en pesos (los inversores ya no los quieren) y habría emitido 1,2 billones de pesos, que se volcaron al mercado. A su vez, asistió a la Tesorería con 1,3 billones adicionales y habría pagado intereses de Leliq y pases por unos 2,7 billones adicionales. Se puede pensar que el BCRA algo pudo reabsorber con nuevas letras, pero la cantidad de dinero que hay el mercado es excesiva. Para una economía que ya en setiembre dio muestras de cansancio, cuando cayó un 0,3%, no es una buena noticia.

Lo cierto es que, con estos stocks de obligaciones de pago del Estado, sumado a que los salarios se actualizan al 6,5% mensual y los intereses bancarios están en el mismo nivel, mientras las tarifas van ajustando al mismo ritmo, lo que se puede considerar muy bueno para el ministro sería que logre mantener en 2023 la inflación en torno al 100% y no se le escape.

Además, el Gobierno no ha tomado ninguna medida que le haga recuperar confianza a los operadores. No hay una decisión concreta para reducir la estructura del Estado. Si bien han disminuido algunos gastos, se trata de partida no gastadas, pero cuya renovación para el año próxima está asegurada en el nuevo Presupuesto. Además, el gobierno nacional avisó que efectivizaba a 12.000 agentes, mientras que en la provincia de Buenos Aires aumentan en 45.000 nuevos empleados. Con estos datos, nadie les puede creer.

No obstante, en el equipo de Massa confían que una reducción del déficit fiscal (como sea) ayudaría a bajar las expectativas, pero no tiene en cuenta la cantidad de moneda en circulación, con tasas de interés muy altas para la inflación, pero poco atractivas para los inversores. Algunos especialistas calculan que el programa Precios Justos ayudaría a una baja de 0,6% mensual de los índices, pero el problema es que, hasta ahora, las empresas no han firmado.

El dólar volvió a sorprender

Cuando renunció el ministro Martín Guzmán el dólar blue estaba creciendo muy fuerte y en la breve gestión de Silvina Batakis alcanzó un valor de $350. Ahí apareció la figura de Massa, con anuncios, un mayor apriete del cepo, aumento de la tasa de interés y eso hizo bajar los dólares paralelos hasta niveles de $280.

Con pocas oscilaciones se mantuvo así hasta los primeros días de noviembre donde escaló hasta $302 el 15 de noviembre, desconfiando porque el Banco Central no había subido las tasas en octubre, después de conocerse la inflación de enero. Pero ese día, además, el BCRA volvió a insistir en no subir las tasas y los inversores dijeron que ya era hora de volver a los dólares porque las inversiones en pesos eran cada vez más riesgosas, por la cantidad de obligaciones del Estado en moneda nacional. Así tuvimos una escalada que lo llevó a tocar $320 el último viernes, pero debajo del denominado dólar Qatar, que alcanzó $334.

En realidad, lo que ocurre siempre es que el Gobierno ofrece tasas en pesos muy altas para que los inversores no se vayan a dólares. Algunos se quedan y aprovechan la oportunidad. Con tasas altas y el dólar planchado el Gobierno les da una especie de seguro de cambio porque cuando salen de la posición de pesos pueden comprar muchos más dólares que cuando comenzaron.

Pero, además, hay que tener en cuenta el mercado informal, sobre todo el del CCL (Contado con liquidación) está muy demandado por los importadores que no consiguen dólares al precio oficial para poder ingresar insumos para producir. Por supuesto, esto les causa modificaciones en las estructuras de costo, de acuerdo al nivel de participación que el o los insumos importados puedan tener.

Pero el tema dólar es otro de los problemas graves que debe administrar el ministro Massa. A pesar de tener nuevamente superávit merced al cepo de dólares a los importadores, no consigue equilibrar sus cuentas de divisas porque sigue pagando cuentas atrasadas de importaciones de energía (sobre todo gas).

Las perspectivas no son buenas. Lo que se esperaba de la cosecha fina se vio afectada por la sequía, así que lo poco que entraría ya fue adelantado. Respecto de la soja, se espera una cosecha menor pero el Gobierno, que ya se gastó lo que había conseguido en el Plan Soja 1 (unos 8,500 millones de dólares), se prepara para lanzar un Plan Soja 2, que se cambiaría a $ 225 por dólar.

Massa también ha establecido conversaciones para obtener permisos de China para usar USD 5.000 millones de los swaps con ese país, pero no se ponen de acuerdo con las garantías. Algo similar estaría acordando con el Banco Central de Brasil para pagar las importaciones de ese país.

Pero la mayor apuesta de Massa es hacer efectivo un programa que lanzó Macri en 2017 de intercambio de datos con países extranjeros para identificar cuentas de argentinos no declaradas en el exterior. Este acuerdo se habría cerrado con Estados Unidos, que pronto comenzaría a proporcionar la información.

En vista de esta situación, Massa propondría una suerte de blanqueo que implicaría el ingreso de divisas para evitar cargos o multas, que serían cuantiosas. Todos estos ingresos de dólares, ya sea por el plan soja por el blanqueo van a requerir nuevas emisiones monetarias por parte del BCRA. El problema de la inflación es algo que el Gobierno le genera a toda la sociedad, mientras trata de convencer a los ciudadanos de que ellos son los culpables. De esa manera no hace el ajuste y solo ajustan el discurso para tranquilizar su conciencia.

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