Mientras los precios le sonríen, el Gobierno sigue buscando acumular dólares

El Gobierno festeja a su modo las bajas de los precios mientras pasa la gorra para acumular dólares para cumplir con el FMI. El análisis de Rodolfo Cavagnaro.

Rodolfo Cavagnaro

El jueves se conocieron los índices de precios de mayo y el Gobierno festeja exultante. Porque no solo es del índice general del 1,5% sino también la baja del costo de la canasta básica alimentaria (-0,4%), que se usa para medir la indigencia y la mínima suba de la canasta básica total (0,1%) que se usa para medir la pobreza.

Como siempre, los funcionarios se manejan con comparaciones muy macro y muchas veces los ciudadanos no especialistas se enojan ante ciertas comparaciones que son tomadas como éxitos. Por ejemplo, el jueves se señalaba que el índice de mayo había dado 1,5% y las jubilaciones se habían aumentado 2,7%, con lo cual decían a viva voz que nadie podría decirles que no cuidaban el poder adquisitivo de las jubilaciones.

Pero, los funcionarios se olvidan de que el índice de ajuste jubilatorio viene con dos meses de atraso y que el aumento concedido no es por buena voluntad de los funcionarios sino por aplicación de un sistema que funciona en automático. No obstante, cualquier dato positivo es utilizado y potenciado para criticar a los que suelen ser poco simpáticos para la gestión.

Los índices de precios siguen bajando aunque la percepción de los consumidores sea distinta

Lo cierto es que entre los consumidores hay ciertas dudas acerca de la veracidad el índice que, hay que decir, por tratarse de un promedio, es posible que mucha gente no se sienta representada. Lo que ocurre es que el crecimiento de los precios de los servicios ha sido muy superior al de los bienes desde el comienzo del gobierno de Milei y hasta ahora.

El problema fue que tuvimos muchos años los precios de los servicios congelados y subsidiados. Cuando este gobierno decidió comenzar a sincerar los precios era razonable que se diera la actualización, pero también la queja de los usuarios porque, ahora, los servicios se llevan a una proporción mucho más grande del presupuesto familiar.

Y el problema de los servicios es que algunos están regulados, como los son electricidad, gas, agua, combustibles, pero hay otros que no tienen ninguna regulación y, por ser no transables, es decir, no tiene competencia del extranjero, los prestadores ponen valores y los manejan en función de la competencia y de la demanda, como pasa con gasistas, plomeros o peluqueros, incluso, con las expensas de edificios y barrios cerrados, que son cada día más altos.

La proporción es alta, como que los servicios han crecido más del 500% y los bienes cerca del 200%. Y entre los servicios hay que computar los impuesto y tasas cobrados por provincias y municipios que han crecido por encima de la inflación. Es notable como todos los años los tributos crecen por encima de los índices inflacionarios sin que a los funcionarios se les mueva un gesto de consideración.

En realidad, esta desproporción se ve agravada porque, en general, los salarios son controlados por el gobierno y no quiere presiones inflacionarias y autorizan aumentos dentro el promedio, pero las familias tienen que hacer reingeniería de gastos que, muchas veces implica sacrificar vacaciones o salidas de esparcimiento. Esas son cosas que impactan en el estado de ánimo de las personas.

Esta baja de la tasa de inflación es posible que repercuta en el mercado de las tasas de interés, que tenderán a bajar porque resultan demasiado positivas para los niveles actuales. El gobierno, además, no emitirá más bonos internos y dejará a los bancos sin referencia, para que sean las entidades las que vayan fijando las tasas en función de las necesidades del mercado.

Buscando dólares por todos los medios

El Gobierno tenía un objetivo planteado con el FMI de adquirir en el mercado us$4.000 millones antes del 30 de junio, pero ahora este plazo se estiró porque el gobierno decidió no intervenir en el mercado, salvo que la cotización del dólar toque el piso de la banda de flotación. La decisión fue tomar dólares en préstamos, una estrategia peligrosa porque está pagando tasas de interés muy altas.

Por ahora, se emitió un bono en dólares, pero pagado en pesos, con una tasa cercana al 29%, también se contrató un REPO, una suerte de bono donde le prestan dólares para que los tenga. Casi un alquiler con costo del 8,7% en dólares. Además, están ingresando fondos de préstamos de organismos financieros internacionales. El objetivo es seguir haciendo estas colocaciones hasta completar unos us$7000 millones.

Lo más lógico sería que el gobierno interviniera en el mercado, pero esa intervención debería hacerla el Tesoro con los recursos del superávit fiscal. Además, existe el riesgo de que, en caso de intervenir a un precio determinado, el mercado lo tome como un nuevo piso de la banda de flotación. De todos modos, sorprende que, a pesar de la gran liquidación de los exportadores de granos, el precio del dólar se ha mantenido en el nivel de $1200, a medio camino entre los valores de las bandas.

Una nueva fuente inesperada para el ingreso de dólares es el conflicto desatado en medio oriente. Es que con el ataque de Israel a Irán el precio internacional del petróleo, que había bajado a 54 dólares el barril trepó hasta 65 dólares y esto cambia la ecuación del negocio petrolero.

Donald Trump quería que el precio no subiera de 60 dólares y había una suerte de acuerdo con Arabia Saudita, que comanda a los países de la Opep, que habían anunciado un aumento de la oferta para mantener a raya el precio internacional. Pero este inesperado renacer del conflicto parece estimular la suba del precio internacional del crudo que puede favorecer las exportaciones de petróleo y gas argentinas y acelerar la llegada de inversiones prometidas.

Hasta ahora, el conflicto no ha sido nada bueno para los mercados. Las acciones y bonos argentinos tuvieron pérdidas del 4% en Wall Street, pero este ha sido el clima generalizado. Se supone, según han advertido autoridades israelíes, estos ataques se mantendrán hasta que Irán abandone sus planes de enriquecimiento de uranio.



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