Mientras la región avanza, Argentina sigue al tope en discriminación laboral

Aunque los niveles de trato desigual bajaron respecto a años anteriores, el país sigue encabezando los indicadores negativos del informe regional de Búmeran. La mayoría de las empresas no impulsa políticas inclusivas.

En Argentina, más de 7 de cada 10 personas aseguran haber sido discriminadas en el ámbito laboral, según revela el informe regional "Diversidad en el trabajo" elaborado por la plataforma de empleo Bumeran. El relevamiento, que encuestó a 4859 personas en cinco países de Latinoamérica, posiciona al país como el que registra mayor nivel de discriminación laboral en la región.

El principal factor detrás de estas experiencias es la edad, mencionada por el 55% de quienes aseguran haber sido discriminados. En segundo lugar, aparece el género (20%), seguido por el color de piel (11%), la discapacidad (8%) y la orientación sexual (6%).

Aunque los datos reflejan una leve mejora en comparación con años anteriores -el nivel de discriminación descendió 12 puntos respecto a 2024 y 15 puntos respecto a 2023- el problema sigue siendo considerable. El número actual todavía está 36 puntos por encima del registro de 2022, cuando se ubicaba en el 35%.

Además de quienes fueron directamente afectados, un 58% de las personas encuestadas en Argentina afirmó haber presenciado actos de discriminación en sus lugares de trabajo. Los motivos más frecuentes observados fueron también la edad (23%), el género (17%) y el color de piel (13%).

El informe también pone en evidencia la escasa respuesta de las organizaciones frente a esta situación: el 74% considera que sus empleadores no impulsan acciones para generar entornos laborales inclusivos. Entre las críticas más frecuentes se mencionan la falta de igualdad de oportunidades (30%), la carencia de un ambiente respetuoso (30%) y la ausencia de políticas de cuidado (13%).

En los espacios laborales donde sí se promueven iniciativas inclusivas, se destacan la existencia de manuales de buenas prácticas (49%), protocolos contra la violencia de género (25%) y capacitaciones sobre diversidad (22%). Sin embargo, solo el 11% de los trabajadores considera que el abordaje del tema en sus organizaciones ha sido positivo y ha generado cambios concretos.

Respecto a las expectativas a futuro, el pesimismo predomina en el país: el 55% de las personas cree que la inclusión laboral no cobrará mayor relevancia en los próximos años. Esta visión contrasta con la de países como Perú (62%), Panamá (56%), Ecuador y Chile (53%), donde prevalece una mirada más optimista.

Otro dato llamativo es que el 84% de las personas en Argentina no ocultó su orientación sexoafectiva en el ámbito laboral. Quienes sí lo hicieron -total o parcialmente- argumentaron principalmente el temor a perder el trabajo (59%) o a sufrir discriminación (37%). Algo similar ocurre con la identidad de género: un 89% no la ocultó, pero quienes sí lo hicieron mencionaron las mismas razones.

En un escenario donde los discursos sobre inclusión ganan espacio, el informe revela que todavía persisten barreras estructurales en el mundo del trabajo. La percepción mayoritaria indica que las organizaciones están lejos de garantizar condiciones igualitarias, y que queda un largo camino por recorrer para construir ámbitos laborales verdaderamente diversos.


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