Preocupación en el INTA por recortes y pérdida de autonomía

Autoridades del INTA en la región de Cuyo advirtieron sobre el impacto de los recortes presupuestarios y la posible pérdida de gobernanza participativa. Alertan que la falta de previsibilidad pone en riesgo décadas de investigación y desarrollo tecnológico. Las declaraciones fueron realizadas en el programa Vientos de Campo, de Radio Post.

En una entrevista con el programa "Vientos de Campo" de Radio Post, Claudio Galmarini y Analía Díaz Bruno -referentes del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en Cuyo- trazaron un diagnóstico crítico sobre el presente de la institución. Las preocupaciones giran en torno a los recortes presupuestarios, la reducción de personal y un posible cambio en la composición del Consejo Directivo Nacional, que, según advirtieron, podría comprometer la independencia técnica del organismo.

Galmarini, director del Centro Regional Mendoza-San Juan, detalló que desde el cambio de gestión nacional en 2023, el INTA no ha podido cubrir vacantes por jubilaciones o renuncias. "En solo un año, se perdieron cerca de mil puestos a nivel nacional, y en Cuyo, la planta se redujo un 15%", precisó.

Pero más allá del ajuste de recursos, el directivo alertó sobre una amenaza estructural: la modificación del Consejo Directivo. "Permitiría al gobierno tener mayoría en la toma de decisiones, reduciendo la participación de los verdaderos beneficiarios del sistema agropecuario", explicó. 

Para Galmarini, esto pondría en riesgo uno de los pilares históricos del INTA: una gobernanza plural y técnica que ha funcionado como política de Estado. "Muchas de nuestras investigaciones requieren entre 10 y 20 años de planificación. Sin previsibilidad, esa misión queda en riesgo", afirmó.

En la misma línea, Analía Díaz Bruno, directora de la Estación Experimental Mendoza, recordó el aporte cotidiano del INTA a la vida de los argentinos. "Desde frutas y verduras hasta la cebada para la cerveza, hay genética desarrollada por el instituto", dijo, y resaltó el trabajo conjunto con empresas a través de convenios de vinculación tecnológica. Uno de los proyectos recientes, por ejemplo, es un método inocuo para combatir la obesidad, creado por jóvenes becarios.

Entre los activos estratégicos que podrían verse afectados, Díaz Bruno destacó el banco de germoplasma de vid más grande de Sudamérica, ubicado en Mendoza, donde se seleccionan variedades de uva adaptadas al cambio climático y se revalorizan cepas criollas en alianza con pequeños productores. "Gracias a este trabajo, hoy hay vinos de calidad elaborados con variedades que antes no estaban en la mesa de los mendocinos", comentó.

La preocupación compartida por ambos funcionarios es que la eventual pérdida de autonomía institucional no afectaría solo al INTA, sino al conjunto del sistema científico y tecnológico del país. "Es fácil recortar. Reconstruir lleva años", advirtió Galmarini, quien además subrayó que el INTA, con presencia desde la Base Marambio hasta el norte del país, cumple un rol federal irremplazable.

En momentos de fuerte ajuste fiscal, la discusión sobre el futuro del INTA excede el plano presupuestario. Según sus autoridades, está en juego un modelo de desarrollo que ha vinculado históricamente al Estado con el campo, y a la ciencia con los productores. "No estamos defendiendo una estructura administrativa, sino una política de largo plazo que potencia la soberanía tecnológica y productiva de la Argentina", concluyeron.

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