Producir uvas no da rentabilidad: qué piden los viñateros y qué responde el Gobierno

Leandro Ripamonti, productor vitivinícola de San Martín, contó la difícil situación que atraviesan los pequeños y medianos propietarios al momento de vender su producción. ¿Qué opina el gobierno al respecto?

Luego de un mal 2023 en cuanto a la cosecha de uva, este año los productores tuvieron un mejor rendimiento en sus fincas, pero se encuentran con la difícil situación económica al momento de intentar vender su producto. En diálogo con Gabriel Conte, Hernán Bitar y Evangelina Argüello en el programa "Tenés que saberlo", por Radio Jornada 91.9, Leandro Ripamonti, productor esteño, explicó las complejidades a las cuales se enfrentan.


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"El problema no es lo que se está viviendo sino las perspectivas que tenemos los pequeños productores este año con esta crisis que vamos a padecer aún más. Los trabajadores de la uva están en situaciones muy precarias", señaló el productor y agregó: "El contratista era la herramienta que teníamos para trabajar pequeñas propiedades que componen el ingreso del trabajador vitivinícola entre un salario mensual y un porcentaje de su uva. Ese porcentaje, con el aumento que propone la industria, le va a hacer mermar peligrosamente sus ingresos". Además, señaló el padecimiento de un producto tan bajo y los gastos que se generan: "Los insumos ojalá hubieran aumentado a razón del dólar. Los agroquímicos han aumentado entre 400 y 500%, el gasoil el año pasado valía 250 y este año está cerca de los 1000. Son insumos básicos que hacen que uno vea con preocupación la economía de los trabajadores vitivinícolas".

Ripamonti señaló que este año se ha dado una situación sorpresiva, en donde los ofrecimientos de las bodegas para comprar era el mismo: "Lo único que cambiaba era la razón social, pero la propuesta de pago, tanto de contado como financiado en 2, 3 y 4 cuotas, era el mismo. Uno se sorprende y ve que no hay competencia, históricamente ha sido así. Algunas bodegas ofrecían un poco más, cambiaban las condiciones de pago, el adelanto de cosecha, pero este año ha sido uniforme. Han propuesto un aumento de apenas un 60%, cuando sabemos que la inflación ha sido arriba del 250%", señaló, además de agregar que el INTA realizó un estudio de costos y que el año pasado fue una de las peores cosechas históricas: "Siempre el problema ha sido el supuesto sobrestock en el mercado, pero no anda muy bien esto de la oferta y la demanda. Vemos que está bastante distorsionada, son bodegas que acuerdan precios y ellos tendrán sus propios gastos". Ripamonti también señaló que en relación a los costos, un kilo de uva debería estar en 300 pesos para poder tener un mínimo de rentabilidad: "Eso está entre 35 y 37 centavos de dólar", explicó, además de marcar que algunas bodegas están pagando 160 pesos el kilo de contado y 200 con pago financiado.

El productor explicó que la uva es un producto ?sumamente perecedero' y que en este momento está pereciendo dentro de las fincas: "Uno no tiene mucho margen de acción para demorar un poco y esperar que el mercado le de un poco más de sostenibilidad al negocio del vino". El productor marcó que se ha demorado la convocatoria de la mesa de acuerdos de precios, en donde se reúnen bodegas, productores y el gobierno: "Este año no lo han hecho, han dejado liberado el tema, pero en el mercado de la uva no existe el libre mercado, porque el productor está obligado a destinar a las principales mosteras el 17% de sus uvas. Eso elimina un actor importantísimo como son las industrias mosteras para salir al mercado y competir con las bodegas compradoras". Además, Ripamonti se mostró de acuerdo con el gobernador al defender la industria: "Lo primero que hace es decir que hay muchos actores en la cadena, comenzando con el pequeño productor. Pero cuando se obtiene lo que se buscaba, con un dólar devaluado 100% y el 15% de retenciones que querían poner a los exportadores bajó a 0, pero para nosotros resulta siempre lo mismo porque no se refleja en un reconocimiento a lo más importante de la industria del vino que es lo que lleva adentro, que es la uva".

Ripamonti marcó que los pequeños productores ?van desapareciendo de diferentes formas': "Año a año se trabajan menos hectáreas, se lotean muchas propiedades, han desaparecido hectáreas cultivadas en función de la caída del consumo de vino. El gobierno tiene que saber que los pequeños productores aún somos una parte importante del tejido social. En países del primer mundo son actividades subvencionadas, porque como política sostienen que la gente tiene que seguir viviendo y trabajando en el campo y no irse a las grandes urbes. Pero acá hay muchos trabajadores que se han perdido, ya no hay gente joven trabajando la tierra. Hay un crecimiento de ciertas bodegas que han invertido y les ha ido muy bien". Finalmente, con la cercanía de la Fiesta de la Vendimia, señaló que ?hace años que no tienen festejo': "No sentimos con identidad que somos parte de este festejo", señaló, y añadió: "Vemos un gasto que se puede considerar excesivo, no estamos en contra de la Fiesta de la Vendimia, pero no es todo fiesta. Se olvidan de la parte más importante, que es la más nombrada en una campaña política, que ponen al productor en el primer lugar".

¿Qué opina el Gobierno?

El ministro de Producción Rodolfo Vargas Arizu señaló como principal fuente del problema la intervención del Estado ?pisando el tipo de cambio': "Eso hace que no peludas agarrarle el ritmo a los negocios. La fruticultura casi desaparece, la olivicultura casi desaparece, es un problema general, no solo de la vitivinicultura, que se ha sostenido por el trabajo de las bodegas en el exterior y por el trabajo en el mercado interno argentino". 

El ministro también marcó un descenso en el consumo a nivel mundial y que el consumo es de 18 litros per cápita: "No es un problema del vino, las cosas cambian en el mundo. Hoy la gente toma mejores vinos los fines de semana y no tomás vino entre semana, es una costumbre que se está imponiendo en todo el mundo. La calidad de los vinos van hacia arriba, acá tenemos un problema hace unos cuantos años, con 10 hectáreas vivía una familia, hoy es imposible. La intervención del Estado lo que hace es retrasar ese cambio de estructura. Muchos están cambiando de actividades y no está mal. Hay que priorizar el cuidado del agua y ver qué estamos regando y qué valor da eso a Mendoza. Son muchos problemas".

Desde el Estado, Vargas Arizu señaló que se perdió el 30% el último año por pisar el tipo de cambio y que esto no permite trabajar en el exterior: "Para conquistar un país, una marca necesita no menos de tres años. Vos tenés que tener claro cuáles son las cosas fijas como tipo de cambio, reglas claras para tomar gente, régimen impositivo por 20 años. Chile exporta cerca de 1800 millones de dólares en vino, nosotros 800 y tenemos 5 veces más. Chile tuvo 30 años de un cambio parecido. Eso le ha pasado a la olivicultura, que pasamos de ser número 1 pasamos a ser cuartos". Además, marcó que el gobierno ha dado adelantos para cosecha, elaboración y acarreos y que tomaron como crédito en uva a 230 pesos para mosto: "El mercado de mosto va a ser interesante. Si tenemos este tipo de cambio, 0% de derechos de exportación y estabilidad en el tipo de cambio, las bodegas van a tener que ponerse las pilas, los que hacen mosto se van a tener que poner las pilas y sacar 100 mil toneladas de mosto. Si lo hacen, la cantidad de uvas que hay más este año, 18 millones de quintales según el INV, la vitivinicultura está estable. Hay un stock de 5 meses y medio y en ese stock tenés que contar los vinos de guarda. Eso es normal, con eso tenés equilibrio y los precios se van a modificar. Se hablaba de 150 para uvas criollas básicas, nosotros intervenimos para que vaya arriba de los 200, en 230. Es una intervención y las bodegas van a acompañar, ya tenés una pequeña intervención que no va a ser tanto, lo que ha comprado el estado nunca ha perdido plata, pasás de un tipo de cambio en pesos a dólar"

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