Reforma laboral: no se trata de flexibilizar, sino de dinamizar
El análisis de lo que hay que reformar en materia de legislación laboral, a cargo de Manuel Mera, director de Promoción Social del CIPPEC.
Reforma laboral: cómo dinamizar el empleo sin sacrificar derechos
En Argentina, el debate sobre la reforma laboral se instala en un contexto económico complejo: desde 2010, el país enfrenta un estancamiento en la creación de empleo formal privado y un crecimiento paralelo de actividades de baja productividad. Un diagnóstico detallado de Manuel Mera, director de Protección Social de CIPPEC, publicado en El Cronista plantea que no se trata de flexibilizar el mercado, sino de dinamizarlo para permitir que las empresas crezcan sin erosionar los derechos de los trabajadores.
Según el informe, la proporción de asalariados registrados cayó del 60 % al 50 %, mientras que los monotributistas y la informalidad han ganado terreno.Esto evidencia una transformación estructural: más empleados, sí, pero en condiciones menos protegidas y con menor aporte a la productividad nacional.
Manuel Mera es licenciado en Ciencia Política (Universidad Di Tella), Magister y Doctor en Gobierno (Georgetown University). Profesor visitante en Universidad Di Tella y Universidad Nacional de San Martín.
Claves de la propuesta reformista
Seguridad jurídica y reducción de litigiosidad
Para que las empresas decidan invertir, el sistema legal debe dar previsibilidad: la reforma apunta a disminuir los juicios laborales, que encarecen la relación formal con los empleados.Actualización de la negociación colectiva
Muchos convenios siguen vigentes desde las décadas de 1970 y 1980, según economistas. Actualizarlos ayudaría a adaptar la legislación laboral a la realidad productiva moderna.Eficiencia judicial
Un sistema judicial más ágil y previsible podría facilitar la resolución de conflictos laborales y reducir los costos que actualmente desalientan la formalización.Adaptación sectorial
La ley debe ser lo suficientemente flexible para reconocer que no todos los sectores tienen las mismas dinámicas ni riesgos, y permitir regulaciones específicas sin sacrificar los derechos básicos.
¿Qué se gana y qué se arriesga?
Según el análisis del CIPPEC, una reforma bien pensada puede fomentar la formalización, impulsar el empleo productivo y aliviar la carga judicial. Pero también existen temores: si no se construye con cuidado, podría debilitar el piso mínimo de derechos laborales.
Los defensores del cambio argumentan que un mercado laboral más dinámico es la vía para que más empresas inviertan, generen empleo de calidad y contribuyan al crecimiento económico. Mientras tanto, quienes advierten riesgos señalan que sin garantías sólidas, la reforma podría llevar a una precarización encubierta.