De la Symposia griega a los clubes de vinos y gastronomía

Los clubes de la buena vida, desde los griegos hasta ahora, y el caso mendocino de "Los Caballeros de la Buena Mesa", en la columna de Juan Marcelo Calabria.

Juan Marcelo Calabria

En diversas oportunidades hemos recordado que el vino no es solo una bebida y/o alimento milenario; es un catalizador cultural, un hilo que ha tejido la historia de la humanidad desde sus orígenes nobles y ancestrales. Si hacemos un viaje en el tiempo a la Grecia clásica, encontramos el Symposion -ese ritual donde los hombres libres se reunían para beber, discutir y celebrar la vida-, que nos recuerda el disfrute del vino ligado a la experiencia compartida y al conocimiento. Este acto social en que los nobles griegos invitaban a banquetes, centrado en el placer del vino y la comida como instrumentos para la buena conversación, es el ancestro filosófico directo de nuestros modernos clubes de vinos y gastronomía.

La Symposia era, en esencia, un club de la antigüedad donde se seleccionaba la bebida, se controlaba la calidad de la comida y se elevaba la experiencia social a un arte donde las discusiones filosóficas y políticas eran el plato central de la reunión. Hoy, ese mismo espíritu de búsqueda de disfrute y camaradería se manifiesta en estructuras mucho más sofisticadas, pero con idéntica vocación: acercar al entusiasta al corazón mismo de la experiencia multisensorial de los buenos vinos en armonía con ricos platos. De las ánforas griegas, saltamos a las bodegas y mesas de nuestra querida Mendoza, cuya identidad, historia y legado en la vitivinicultura la convierten en un faro para este viaje a través de los tiempos.

Cílica  de cerámica ática de figuras rojas  (ca.  460 -450 a. C. ): representación de un muchacho copero  sirviendo vino en un banquete; lleva un enócoe  en la mano derecha; y en la izquierda, precisamente una cílica.

Cílica  de cerámica ática de figuras rojas  (ca.  460 -450 a. C. ): representación de un muchacho copero  sirviendo vino en un banquete; lleva un enócoe  en la mano derecha; y en la izquierda, precisamente una cílica.

A lo largo de los siglos, la tradición de reunirnos en torno al buen beber y comer nunca decayó. Sin embargo, en el vertiginoso mundo contemporáneo, la tarea de preparar y seleccionar la excelencia se ha delegado a expertos de la enología y gastronomía, donde Mendoza por la calidad profesional de sus referentes destaca. Es aquí donde brillan estas instituciones que, en algunos casos, ostentan una larga trayectoria, posicionándose como algunos de los clubes de vinos con más experiencia del país y del continente. Estos clubes responden a una necesidad moderna: garantizar que el socio reciba lo mejor, sin tener que probar todos los vinos y maridajes por sí mismo.

Máximas en la etiqueta, raíces en la tierra

El modelo moderno del club se basa en la curaduría rigurosa de varietales y comidas. Un equipo especializado de sommeliers y catadores recorre los principales lugares y bodegas del país y los espacios gastronómicos para degustar y recomendar. De esta labor surge la preciada surgen, por ejemplo: la selección de vinos del mes, permitiendo al socio recibir mensualmente una caja que puede contener desde cepas tradicionales, hasta blend innovadores o "cepas raras" que serán un descubrimiento para el paladar, y lo mismo sucede con los lugares gastronómicos y sus propuestas.

Lo fascinante además de la recomendación y el nivel de calidad que se persigue en cada copa y cada plato, es que se entrelaza en reuniones donde, como en las antiguas symposia se abordan los temas de la semana, acuerdan nuevas reuniones y hasta surgen proyectos y negocios a partir de nuevas ideas. Para garantizar una propuesta verdaderamente única, los vinos y platos seleccionados son, en muchos casos, exclusivos, de autor elegidos para cada ocasión, y en algunos clubes, portando la propia marca y etiqueta del ateneo. Para los paladares más exigentes o winelover de gran experiencia, existen membresías que brindan acceso a las reuniones especiales y partidas de vinos seleccionadas.

En otros casos la membresía es mucho más que el envío de botellas; es una puerta de entrada al maravilloso mundo del vino y sus conexiones. Estos clubes se han convertido en plataformas de beneficios integrales. Ofrecen amplios sitios de descuentos en comercios y marcas, programas de puntos propios con extensos catálogos de premios y beneficios en compras adicionales. Estos privilegios extienden la experiencia del club a la vida cotidiana de sus socios, y son también un buen aliado de los nuevos espacios gastronómicos que de esa forma pueden llegar a este grupo de clientes y lograr que se vuelvan habitué de sus lugares.

El Club Gourmet.

El Club Gourmet.

La dimensión formativa y narrativa es crucial para lograr experiencias para los socios, manteniendo viva la esencia informativa de la antigua Symposia. Los socios no solo reciben el producto, sino también notas especializadas con contenido de vanguardia. Estas notas desarrollan las principales novedades del mundo del vino y la gastronomía en el país y el mundo, pero también tocan temas afines como la economía, el turismo, el arte y la cultura. Además, se dictan cursos de vinos en renombradas instituciones y se organizan degustaciones presenciales, expandiendo así el conocimiento de los miembros. Esta unión indisoluble entre el vino y la comida nos trae de regreso a la importancia de la gastronomía de identidad en cada lugar, tema que nos apasiona y hemos abordado desde diferentes enfoques semana a semana en Vinos & Comidas, Vinos e Historias, un tema recurrente en nuestras columnas. En este punto, resulta ineludible destacar la labor del Club Gourmet de Mendoza, que trabaja por destacar y galardonar anualmente lo mejor de la enogastronomía local.

De la Symposia griega a los clubes de vinos y gastronomía

Su presencia refuerza el ecosistema que celebra la excelencia culinaria de la región, destacada recientemente por nuevos programas y eventos como el caso de su nuevo lanzamiento: la MemberShip Card, continuando con su historia y presencia en Mendoza. El Club Gourmet Mendoza, fue fundado el 3 de junio de 1998, por un grupo de personas, empresarios, periodistas, enólogos, chefs y profesionales de diferentes ámbitos. Desde aquella fecha a la actualidad, el objetivo sigue siendo el mismo, disfrutar de la amistad, de buenos momentos en cada encuentro mensual y aportar a la "Promoción de los Lugares, Gastronomía y Vinos de Nuestra Mendoza" a nivel nacional e internacional. Dicha institución es un ejemplo de los clubes de vinos y comidas que existen en muchos lugares del mundo, en pequeñas y grandes ciudades, al nutrir a sus miembros con selecciones de lugares, vinos y contenido gastronómico, que apoyan directamente la continuidad de esta cocina de identidad y sabores auténticos que celebramos constantemente.

El 23, el Club Gourmet lanza su Mermbership Card

Así, desde aquellos encuentros griegos donde el vino era el eje de la filosofía y el placer compartido, hasta los clubes actuales, el propósito sigue siendo el mismo: transformar la bebida en una gran experiencia multisensorial que acompañe una charla amena y una entrañable reunión de amigos. Porque como siempre decimos: nada mejor que un buen vino para contar una buena historia. Salud y a disfrutar Mendoza.


Esta nota habla de: