Se espera cierta tranquilidad hasta fin de año

Con los anuncios del ministro Caputo, de emitir un bono y volver a los mercados, hubo una respuesta positiva de los inversores. El análisis de Rodolfo Cavagnaro.

Rodolfo Cavagnaro

Más allá de algunas especulaciones, que siguen existiendo, la realidad del mercado muestra que los inversores mantienen cierta tranquilidad. El miércoles el ministro Caputo reveló que tenía ofertas de bancos por us$7000 millones para hacer frente a los vencimientos de deuda de enero, por casi us$4200 millones. Estos datos tranquilizaban la presión de los más asustadizos.

De todos modos, se siguen registrando ingresos de divisas por financiamientos. Hubo varias obligaciones negociables de empresas, los bonos de la Ciudad de Buenos Aires y esta semana la provincia de Santa Fe tomó US$800 millones a un plazo de 9 años y una tasa de 8,1%. Lo que sorprende es que el Tesoro no aproveche a comprar dólares, antes que suba más. De hecho, la vocera del FMI volvió a reclamar un plan "más ambicioso para aumentar el nivel de reservas".

Por otra parte, miembros del Tesoro de EE. UU. avisaron que no volverían a intervenir en el mercado argentino, lo cual le pone presión al gobierno argentino. De todos modos, y aunque parezca una respuesta directa, el ministro Caputo anunció el viernes que Argentina volvería al mercado voluntario de deuda, mediante la emisión de un bono a 4 años de plazo y con una tasa de 6,5%. Este bono se emitirá en dólares, pero bajo ley local.

Minería para el futuro, pero, mientras tanto, ¿qué hacemos?

Si la emisión es exitosa, el gobierno podrá hacer frente a las obligaciones de enero, aunque se espera que esta emisión pudiera ayudar a la baja del riesgo país. Esta baja beneficiaría no solo al gobierno sino también a las empresas privadas. De todos modos, las reacciones de los mercados están muy volátiles en Wall Street, en un escenario en el que el dólar cae ante el resto de las monedas, pero la primera reacción fue una suba de los bonos y una baja importante del riesgo país.

Se supone que habrá una reacción positiva en los mercados, al menos en forma inicial y habrá que esperar el resultado de la venta del bono que se hará el próximo 10 de diciembre, para saber cuál será el camino y poder percibir cómo es el humor del mercado con Argentina. El ministro dijo, además, que podrían intervenir en el mercado dentro de las bandas de flotación, sin necesidad de llegar a los extremos.

Las perspectivas de las consultoras

Esta semana el Banco Central presentó el Relevamiento de Expectativas de Mercados (REM) en el cual se vuelca la visión de 46 consultoras y entidades financieras, sobre distintos rubros de la economía. En principio, los consultados estiman una inflación de 2,3% para noviembre, lo que significa un leve aumento respecto del mes anterior. Por otra parte, estiman un valor del dólar a fin de año de $1473. Es decir, revela un aumento de las expectativas de inflación, pero una disminución de las expectativas del valor del dólar.

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Este es un dato importante para quienes tiene que tomar decisiones ya que las inversiones en dólares, con un valor casi estable, termina con resultado negativo. Si se confirma el ingreso de dólares por los bonos a emitir, es probable que el precio de la moneda norteamericana quede bastante estancado, sobre todo ahora que el dólar, como moneda, se está devaluando ante el euro y otras monedas.

Para diciembre de 2025 la proyección de inflación de las consultoras es de 2,1 %, mientras que ya para el año próximo la ven con una proyección descendente, llegando a mayo de 2026 con 1,5%. Mientras la proyección para el año 2025 es de un 30% de inflación, las primeras proyecciones ven el indicador de 2026 por debajo del 20%.

Las dudas sobre el crecimiento

Si bien los datos macro son positivos, se puede prever que 2026 puede registrar números positivos de crecimiento, aunque estará centrado en sectores de capital intensivo. Todos los vinculados con sectores de energía y minería tendrán un gran año, con muchas inversiones y generando buenos flujos de exportaciones.

Si el resultado de la emisión de bonos del gobierno, la semana próxima, es positivo, puede ser que se abran posibilidades para nuevos ingresos de capitales como deuda de empresas, aunque no es tan probable que ingresen como aportes de capitales.

El problema es los datos del mercado interno están siendo negativos y hay un proceso peligroso de empresas cierran y otras que disminuyen su producción y suspende personal. Al anuncio de la fábrica Whirlpool, decidió cerrar su fábrica y despedir personal, se le suma el anuncio de Mondelez, la multinacional que heredó las líneas de Terrabusi, que anunció una suspensión de sus 2300 empleados, basados en la caída de las ventas.

Esta situación está generada por dos efectos: el primero, la forma en que los salarios son afectados por las subas en los costos de los servicios, que le van quitando capacidad de consumo de otros rubros. En el caso de los electrodomésticos, aunque haya crédito, la gente prefiere no endeudarse, postergar el remplazo de alguna unidad o recurrir a reparaciones. El problema es que la situación de las empresas principales se traslada a su red de proveedores y eso suma para mayores complicaciones.

En el caso de golosinas es un caso más complejo. También hay una pérdida de poder adquisitivo de parte de los consumidores, pero, además, está pesando el cambio en los hábitos de consumo de estos. Los últimos informes revelan que hay una caída en supermercados y mayoristas, pero hay un crecimiento en almacenes, súper chicos de barrio y hasta kioscos.

Estos cambios deberían obligar a estudiar las estructuras y las estrategias de distribución para estar en los lugares en lo que efectivamente compran los consumidores y, fundamentalmente, en qué momentos consumen, para saber exactamente cuál sería el canal adecuado.

Lo cierto es que lo que la mayoría de la población espera es que haya una recuperación de la actividad económica, que se dibuje un horizonte positivo para las expectativas de creación de puestos de trabajo y mayor consumo, pero la realidad es que ese horizonte hoy no es previsible.

Mientras no se consiga una reforma laboral integral no será posible esperar una recuperación. De la misma forma, mientras no haya una reforma impositiva, que incluya a provincias y municipios, las empresas no tenderán previsibilidad y se seguirá atacando el bolsillo de los consumidores.

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