A 102 años de la Reforma Universitaria

Roberto Grillo, abogado y docente de la UNCuyo, recuerda la fecha histórica conmemorada este 15 de junio: la Reforma Universitaria.

Roberto Grillo

El 15 de junio es una fecha trascendente para quienes nos sentimos involucrados desde siempre con la docencia universitaria. Un día como hoy se gestó en el año 1918 aquella histórica reforma en la convulsionada y rebelde Universidad de Córdoba.

Su conmovedor Manifiesto Liminar, comenzaba diciendo: "Estamos pisando los terrenos de una verdadera revolución" y fue una piedra de toque, para la libertad y la democracia de los pueblos de América: "... Los dolores que quedan, son las libertades que faltan...".

Autonomía, cogobierno, extensión, concursos y periodicidad, libertad de cátedra, gratuidad, fueron principios irrenunciables, de aquellos jóvenes, que, en esos tiempos y los venideros, alumbraron la educación, con su pensamiento y su talento,

Intelecto y acciones se conjugaron al servicio de reivindicaciones educativas.

Ideas progresistas, que ya en aquél entonces, condenaban el bolillero en los exámenes, como un dispositivo azaroso, como una lotería que debería quedar catalogada como un "juego prohibido" en defensa de la inteligencia

Lo verdaderamente pedagógico y humano, sería ir apuntalando a nuestros alumnos durante su vida de aprendizaje. Qué trayectorias y qué competencias no "parecen" convenirle y cuales le serían de fácil adquisición... El desafío del entrenamiento, la elección del trabajo fértil, el de la educación "total", en suma, es el que debería mantener alerta nuestra dedicación como profesores.

Hoy, la globalidad y "la sociedad del conocimiento" han puesto en crisis los sistemas educativos tradicionales. El flagelo de la pandemia nos arrojó sin preaviso a la virtualidad y a una despersonalización que desconocíamos. Es imperioso que todos los actores del sistema hagamos el esfuerzo de superar el pensamiento lineal y avancemos en metodologías de enseñanza y sistemas de evaluación que se adecuen a los nuevos requerimientos de la época. Las competencias que nuestros alumnos adquieran, en el desarrollo de la carrera, deben servir para dar respuestas eficaces y competitivas en el ejercicio de la profesión que eligieron.

Sin embargo, el desafío fundamental será lograr, que la "ética", presida los cambiantes y probablemente caóticos desafíos con los que el mundo futuro enfrentará a nuestros jóvenes estudiantes.

Vivimos una realidad compleja y diversa, donde emergen paradigmas de conocimientos interdisciplinarios. Se promueven pluralidad de métodos y también, una nueva racionalidad que termina cuestionando la objetividad de las ciencias.

El principio de incertidumbre derrumba la consistencia de los sistemas exclusivamente objetivos y cerrados, dando paso a la fuerza de la subjetividad.

¡La obsolescencia, nos rodea!

"El aprendizaje -expresado en el examen- está pensado, apuntando al "éxito efímero", decía el líder de aquella reforma.

El examen se presenta como "premio o recompensa" a una prueba donde intervienen factores tan extraños al conocimiento como la audacia, la inequitativa memoria, la seducción verbal, de la que suelen carecer muchos espíritus profundos. Y lo más grave es que esos factores seguirán guiando más tarde la mente y la acción de sus beneficiarios. Y así, terminarán siendo jugadores toda la vida.

La verdadera educación -muchas veces lo leímos, pero pocas lo vemos practicado- debe enamorar, desarrollar la atención, el deseo de comprender, la coherencia con lo aprehendido. La verdadera educación, la formación que anhelamos, debe ser siempre abierta. No debe fomentar la fe, sino la duda; no la credulidad, sino la oportuna y desnuda pregunta. La falsa educación, es la educación juego, azar, "lance" que se denunciaba hace 102 años.

Siempre repito que cualquier aprendiz hace repetir de memoria un texto.

La tarea es que prevalezcan los mejores argumentos, las ideas más sustentadas...

Sin embargo, la tarea que no registra ningún libro, es la que más puede enriquecer la vida de nuestros alumnos.

Enamorarlos de la justicia y a qeuidad. Entusiasmar el corazón de nuestros jóvenes con principios, ¡es la tarea!

Hay competencias que darán medios para subsistir.

Pero son los ideales, los valores y la pasión, las que dan razones para vivir.

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