Mucho ruido y pocas nueces

Andrés Vavrik, presidente de la Cámara de Comercio de Alvear, escribe aquí: "El dólar, la inflación y la incertidumbre están volando por el aire en medio de una campaña electoral que entra en su recta final, pero el desinterés del pueblo que deja las discusiones para los candidatos y periodistas en ámbitos acotados, una vez más nos deja esperando el mal menor".

Andrés Vavrik

Hace pocos días, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, en un reportaje, anunció con un tono rimbombante algo que muchos de quienes creemos en la democracia y en un proyecto serio de país venimos reclamando en forma sostenida: un gran acuerdo político nacional.

Si bien el título es, a priori, prometedor, en la extensa entrevista, a medida que nos zambullimos en las numerosas respuestas que el hábil declarante del Delta le regala al ocasional cronista, hace que vayamos bajando las expectativas, hasta caer en la cuenta de que no hay voluntad de acuerdos, sino necesidad de anuncios preelectorales.

Antes de meternos en la idea de lo que propone el exintendente de Tigre, debemos hacer una parada en un asunto fundamental: ¿está en condiciones la coalición gobernante de proponer un acuerdo? La respuesta es "sí". ¿Está legitimada para formalizarlo? A mi humilde entender, la respuesta es "no".

Todos los que hemos emprendido o avanzado en algún proyecto en el que fuera necesario acordar entre dos o más partes, sabemos que el instrumento para llevarlo a la práctica es un contrato, algo muy sencillo: papel, lapicera, DNI, escribanía, sello en rentas y listo. 

Pero en el caso de que ese mismo contrato, los fuéramos a firmar en representación de una sociedad (como en este caso "Frente de Todos" o "Juntos por el Cambio") nos vamos a encontrar con un nuevo requisito: el escribano/a nos va a pedir que demostremos fehacientemente que estamos facultados para firmar ese contrato y nos va a exigir mostrar un poder y un acta de asamblea vigente donde se nos nombre como la persona autorizada para celebrar el acuerdo.

Acá aparece el primer inconveniente, ¿quién es el apoderado del frente que gobierna para acordar con el resto de las fuerzas, las políticas de Estado que deberían sacar a la Argentina de una de las peores crisis de su historia? 

Si bien Massa es contundente al aclarar que se debe llevar a cabo después de las elecciones, no tenemos los argentinos aún elementos para cerciorarnos si es el presidente Alberto Fernández, la vice Cristina Fernandez, Máximo Kirchner y La Cámpora, o quien designe la CGT con el aval de las Madres de Plaza de Mayo...

Si bien pareciera que intento darle un tono de humor negro a esta columna, es muy grave la crisis de representatividad en general, si bien la oposición y terceras fuerzas vienen trabajando positivamente en este aspecto para corregirla, son tan groseras las desconexiones y contradicciones dentro del mismo equipo en la casa rosada, que estamos obligados a pedir un cuarto intermedio antes de abordar el trascendental pacto. 

Darle tiempo al Presidente para que ordene y empodere a sus ministros, que imponga la autoridad constitucional que tiene por sobre sus "compañeros", en definitiva, que le dé un rumbo al Gobierno y muestre un plan. 

Como se dice en el campo... "desensillar hasta que aclare". Aunque parezca mentira, porque él mismo lo ha logrado con sus actos, propios y extraños dudan del poder del primer mandatario, y lo peor de todo, hasta el duda a veces.

Volviendo a lo que plantea el diputado Sergio Massa en la entrevista mencionada, a medida que avanza, vuelven las indefiniciones y falta de firmeza a las que ya nos tiene acostumbrados. El tiempo siempre es sabio, pero en la Argentina acomoda los tantos a velocidad supersónica.

En tan solo 6 días después de su encuentro con Infobae, donde se posiciona como mediador entre gobierno, oposición, empresarios, trabajadores, los gobernadores y hasta el FMI, y tímidamente empezó planteando la idea de diez puntos a acordar y en un momento se envalentona y se anima a llegar a treinta dentro del acuerdo institucional, pasó lo siguiente:

  • - La Cámpora no quiere acuerdo con el fondo. (con canción y todo)
  • Feletti congeló precios a los empresarios a la fuerza (con retroactivo).

  • - Amado Boudou y Bonafini arremetieron contra el presidente en el acto del 17/10.

  • - El Presidente le negó ayuda de fuerzas federales a Rio Negro (según él, no corresponde).

  • - Estela de Carlotto le ofreció ayuda a los terroristas del RAM ("no todos los mapuches son terroristas").

  • - Sergio Berni y Aníbal Fernández se contradicen sobre el conflicto mapuche en el sur.

  • - Cristina Fernández de Kirchner culpó a los medios de comunicación por el malestar general de la población.

Sinceramente y muy a pesar de mis pretensiones, tengo que reconocer que son muchas las variables que se deben alinear para pensar en algo tan trascendental para la patria a corto plazo. En lo que queda del año y como vamos avizorando el próximo será muy difícil sentar las bases necesarias para el gran acuerdo político que necesita la Argentina, pero no debemos perder las esperanzas y dar las garantías para que el gobierno pueda reinventarse y afrontar los próximos dos años dando soluciones de fondo a los problemas del país.

Mientras estas "cañitas voladoras" explotan en el aire y nos tienen a todos mirando para cualquier lado, el peor de los escenarios se presenta en los siempre turbulentos fines de año. Los empleadores sufren penurias para pagar sueldos y cargas sociales, mientras sus empleados con sobradas razones reniegan porque los salarios no alcanzan.

El dólar, la inflación y la incertidumbre están volando por el aire en medio de una campaña electoral que entra en su recta final, pero el desinterés del pueblo que deja las discusiones para los candidatos y periodistas en ámbitos acotados, una vez más nos deja esperando el mal menor.

EL AUTOR. Andrés Vavrik es el presidente de la Cámara de Comercio de General Alvear.

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