Alberto, el moderado que cae mal

En ambos debates mostró un estilo kirchnerista, ni más ni menos. El trato a periodistas lo ubica al mismo nivel que su compañera de fórmula.

Más allá del "dedito señalador" en el que hizo hincapié Mauricio Macri tras el primer debate, Alberto Fernández es un candidato que cae mal en el elector imparcial, aquel que no se identifica con el modelo kirchnerista, cuya adhesión al elegido por Cristina Kirchner resiste cualquier mal modo.

Altanero, soberbio y agresivo son calificativos que seguramente no buscaba la expresidenta cuando postuló al candidato a presidente; hasta entonces, a Alberto Fernández se lo ubicaba en el sector de los peronistas moderados. Sin embargo, especialmente tras las PASO, el exjefe de Gabinete se mostró como un exponente fiel del kirchnerismo. 

Ya no es una fórmula que refleje amplitud: hoy, el Frente de Todos tranquilamente podría volver a la vieja denominación Frente para la Victoria.

En el último debate, Alberto Fernández rompió con todo lo que se esperaba de él: una persona accesible y especialmente respetuosa incluso en la disidencia. El cambio que mostró el ganador de las PASO fue tal que cayó en una bajeza inédita incluso para Cristina Kirchner: castigó al padre de su competidor, fallecido meses atrás (tras la muerte de Franco Macri, la expresidenta mostró sus condolencias públicamente).

Muy probablemente Alberto Fernández sea el próximo presidente. Casi la mitad de los electores así lo sugirió el 11 de agosto y podría ratificarlo el 27 de octubre. Incluso algunos que ven en el candidato a una persona petulante lo elegirían a pesar de ello, después de un gobierno que profundizó la crisis heredada en 2015.

Pero también muy probablemente la llegada del exfuncionario de Cristina no represente un salto en la institucionalidad del país. Más bien un retroceso.

Bonus de Alberto: "Andá a trabajar de periodista"

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