Belgrano, el primer economista argentino

El rescate de Manuel Belgrano en el rol menos conocido, pero tal vez, crucial conceptualmente: el de economista. Lo escribe Gustavo Gutiérrez.

Gustavo Gutiérrez

Manuel Belgrano estuvo en Europa aproximadamente una década para cursar estudios en Salamanca. Su estadía coincidió con un tiempo de profundos cambios; era el tiempo de la ilustración. Llegó cuando la independencia de los Estados Unidos había sido reconocida por el Reino Unido como resultado de la victoria de la primera revolución burguesa que antecedió a la francesa. Regresó de ese continente luego del estallido de la revolución francesa. Se educó en una España en la que Carlos III había intentado reformas modernizadoras que concluyeran con el atraso que afligía a ese reino desde el siglo XVI.

Carlos III, rey de Nápoles antes de llegar al trono en España trajo unos cuantos colaboradores desde ese reinado. Una de las reformas importantes para nuestro país fue la creación del Virreinato del Río de la Plata. la apertura definitiva del puerto de Buenos Aires y para Cuyo, el traspaso de la jurisdicción chilena.

El joven Belgrano, además de cursar la licenciatura en Leyes se interesó en la nueva ciencia económica, tal vez por ser el hijo de uno de los comerciantes más acaudalados de Buenos Aires.

La estadía del joven porteño, hijo de un genovés y una madre con raíces en familias fundadoras del norte argentino, coincide con el interés que se despiertan en un grupo de filósofos los temas vinculados a la economía. En efecto, los fundadores de la economía como una ciencia social fueron filósofos, teólogos, profesores de moral y hasta abates como Antonio Genovesi. Éste escribió el primer libro de economía "Lecciones de Economía Civil" y colaboró con el rey Carlos, etapa de florecimiento del reino de Nápoles.

Otros italianos influyentes en la formación intelectual de Belgrano fueron Galiano y Cayetano Filangieri. En España actuaban como ministros de Carlos III Gaspar de Jovellanos y Campomanes. Uno de los apotegmas de Campomanes era "campesinos pobres, reino pobre; reino pobre, rey pobre" y para evitar esa pobreza proponía la libertad de producción y la de circulación.

Otra influencia notoria en Manuel Belgrano fue la de Francois Quesnay, este médico escribió "Tableau Economique" en el que sostenía que la explotación de la tierra, la producción agrícola, era la verdadera fuente de la riqueza. Por esa razón se lo considera el padre de la escuela de los Fisiócratas. Y es indudable que Adam Smith y su obra "Investigación sobre la Naturaleza y Causa de la Riquezas de las Naciones" fue gravitante en las ideas que Belgrano sostuvo en su actuación pública.

Se debe destacar que Belgrano, miembro de una familia enriquecida gracias al comercio monopolista, cuya consecuencia inevitable es el contrabando, luchó contra esos dos males que están estrechamente relacionados.

Regresó a Buenos Aires como secretario del Real Consulado recién establecido que era un reconocimiento a la creciente importancia de Buenos Aires y su comercio. Fue un baluarte del monopolio español pero esto no inhibió a Belgrano en la exposición de sus ideas y en diversas iniciativas de reformas y progreso que no prosperaron debido al poco interés de la corona hispana en el progreso de estos dominios.

Belgrano regresó convencido en que la principal fuente de riqueza es el trabajo intelectual o manual. Una idea nueva para la mentalidad de una sociedad en la que el trabajo era considerado actividad para esclavos y siervos. Quiso fomentar la educación y sostuvo la necesidad de fundar escuelas gratuitas para los que no podían pagar educación privada y de artes y oficios. Como secretario del Consulado propuso la Escuela de Matemática y Dibujo y la Escuela de Naútica porque estaba convencido de la necesidad de contar con una marina mercante para dar trabajo en esta tierra. En su preocupación por la educación se percibe la influencia de Campomanes que decía "La riqueza de los pueblos está en su inteligencia y la llave de la industria en la educación". Le otorgó importancia a la búsqueda del mérito y por eso propuso premiar a quienes se destaquen.

Belgrano escribió con Vieytes el primer "Comercio", el primer libro de economía, en esta parte de América. Más adelante sus trabajos se publicaron como "Escritos Económicos". Además, sus ideas se dieron a conocer en el Correo de Comercio, el periódico que editó con Vieytes.

Belgrano sostenía que "el interés" mueve la hombre y el trabajo es la manera de insertarse en la sociedad. Creyó en la necesidad de propulsar la agricultura y vincularla al comercio "un país sin comercio será un país miserable y degradado". Agro, Industria, comercio, marina mercante y educación son los pilares para un país próspero y Belgrano aseguraba que toda actividad productiva y el comercio deben estar en manos de las personas privadas, en tanto que el Estado debe ocuparse de los caminos, los muelles, los canales y la educación.

"Fundar escuelas es sembrar en las almas" es una de las afirmaciones de este prócer.

Algunos comentarios de Belgrano se adelantaron a su tiempo y a famosos economistas reconocidos por sus teorías como "ninguna cosa tiene su valor real ni efectivo en sí mismo, sólo tiene el que nosotros le queremos dar, ésto se liga a la necesidad que tengamos de ella, los medios de satisfacer esta inclinación, los deseos de lograrla, a su escasez y abundancia". Con estas palabras Belgrano se adelantó setenta años a la teoría subjetiva del valor de los economistas austríacos Carl Menger y Von Wieser.

También trabajó sobre la velocidad de circulación del dinero y su relación con la confianza de la población en las políticas gubernamentales. Se anticipó un siglo a la teoría del dinero de Alfred Marshall.

Se mencionan a continuación célebres frases de Belgrano que son de gran actualidad: "orden, no discordia", "disciplina, no caos", "constancia, no improvisación", "firmeza no blandura" y "magnanimidad no condescendencia".

Rivadavia fue nombrado ministro de gobierno de Buenos Aires, organizó un gran homenaje a Belgrano después de su muerte y lo reiteró con la imposición de su nombre a una calle de Buenos Aires. Además creó la primera cátedra de economía política en la flamante Universidad de Buenos Aires. Fue un gran homenaje a la memoria de este hombre que dejó todo para ponerse un uniforme, comandar los ejércitos de la patria en guerras por la independencia y también contra el caudillaje. Belgrano había fallecido en la pobreza.





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