La casta está en orden
Gustavo Kasanowicz, reconocido abogado de Mendoza y además, impulsor de polémicas y debates en las redes, se centra en el nuevo eje de los diálogos políticos: el término "casta" y sus portadores y merecedores del calificativo.
Casta: Es un sistema social en el que el estatus personal se adjudica de por vida, por tanto en las sociedades organizadas por castas los diferentes estratos son cerrados y el individuo debe permanecer en el estrato social en el que nació. (Wikipedia).
Cierto político muy de moda utiliza frecuentemente este término para referirse a la clase política argentina. No está errado el hombre, aunque él mismo se percibe fuera del sistema que tanto vitupera. No siendo el objetivo de estas líneas el personaje en cuestión, vamos a las cosas, como dijo Ortega y Gasset hace más de 80 años.
La casta somos todos. Por acción o por omisión. Todos cómodos, los de arriba, los del medio y los de abajo, o sea las castas. Veamos.
Sin pretensiones académicas, una rápida mirada a nuestros políticos permite visualizar que tanto oficialismo como oposición están muy confortables en sus lugares. Empresarios amigos del poder (la mayoría) y políticos forman esta "casta de los de arriba" ¿La oposición quiere ser gobierno? Parece que sí, pero en realidad no. Algunos pocos, tal vez un Macri, una Bullrich, un Iglesias. Los demás no. Están cómodos siendo oposición y no pagan costos. Eso se lo dejan al peronismo que puede pagar todos los costos sin que se pose el helicóptero sobre La Rosada.
La oposición no quiere gobernar este desquicio. Mejor oponerse, o hacer que se oponen, porque a la hora de "los bifes", no se oponen tanto.
Tampoco es que se le pueda pedir más, el "pueblo" los puso ahí tanto al oficialismo como a la oposición. Y ese "pueblo" no va a protestar mucho mientras no le toquen el bolsillo. Pero bien tocado, algo así como un corralito, situación en la que lisa y llanamente se bloqueó el acceso de la gente a sus ahorros.
Curiosamente la inflación es en la percepción de la "casta de los del medio" un mal tolerable. Es el "síndrome de la rana hervida". El argentino está entrenado para vivir con alta inflación, es un hecho más de la vida. No están muy cómodos, pero sí temerosos. El resultado es el mismo.
Y la casta de "los de abajo", también cómoda. Con la honrosa excepción de los jubilados que se la aguantan porque no tienen poder de fuego. La fiesta de planes y subsidios permite sobrevivir. Mal, pero se sobrevive. Hay que ir a una marcha de vez en cuando, que se cobra aparte, y con eso van tirando.
Todos cómodos. Mal, pero cómodos. Subir de casta parece imposible, entonces mejor quedarse quieto.
La política logró convencer a todos de que no vale la pena ni intentarlo. Y el que no está de acuerdo que se vaya.
La casta está en orden.