Massa renuncia al crecimiento y al combate contra la inflación

Las medidas que el FMI está presionando impactan en las tasas de crecimiento, pero también implican eliminar subsidios y esto afecta a la inflación. La columna de Rodolfo Cavagnaro.

Rodolfo Cavagnaro

El ministro de Economía llegaba con las reservas casi nulas en el BCRA a su regreso del encuentro con el FMI. En esta reunión, donde finalmente le concedieron una rebaja del nivel de reservas y autorizaron un desembolso de us$5600 millones, también le pidieron una serie de condiciones que debe cumplir antes de la reunión de julio próximo.

Estas medidas están relacionadas con la preocupación del FMI con la imposibilidad de bajar el déficit fiscal. Una de las medidas es que, por decreto, le fijen un tope a la moratoria previsional, para evitar que se llegue a los 900.000 argentinos que se calculaba en principio. La otra medida solicitada es la de acelerar la eliminación de los subsidios en las tarifas de energía, aunque también han remarcado la importancia de los subsidios al transporte. Pero quizás la más importante, es el pedido de llegar rápidamente a una unificación del tipo de cambio, que hoy está desdoblado en 14 o 15 distintos tipos de cambio, según la actividad.

Cuando este miércoles el ministro anunciaba las variantes del dólar agro estaba previsto que anunciara la unificación, pero la medida se postergó porque en el gobierno tiene mucho miedo de que se produzca una escalada y que eso impacte en los precios y genere una disparada de la tasa de inflación. De todos modos, las medidas anunciadas impactarán con seguridad en las tasas de inflación de los próximos tres meses, sumados a los ajustes de precios regulados ya autorizados. Por ahora, el compromiso, además, implica acelera el ritmo de devaluación del dólar oficial. La idea es que la devaluación diaria termine el mes superando los índices inflacionarios, como una forma de seguir achicando la brecha y evitar el atraso cambiario.

El dólar agro no sirve mucho para Mendoza

Massa anunció dos variantes para el dólar agro: una para la soja, que tendría duración desde el 8 de abril hasta el 31 de mayo, y otro para las economías regionales, que regiría desde el 8 de abril hasta el 31 de agosto. El ministro tiene una necesidad urgente de ingresar dólares y calcula que por la soja podrían ingresar unos us$7.000 millones y por el de las economías regionales US$3.000 millones adicionales.

Esto es en teoría. Lo que se supone es que esta es una media que solo sirve para commodities. En el caso de la soja sería un negocio para los exportadores que adelantarán liquidaciones y, como ocurrió con los operativos anteriores, lo que entra hoy deja de entrar mañana. Por eso es que se supone que a Massa solo le interesa pasar esta coyuntura, pero no le dejará reservas al próximo gobierno. El efecto colateral que habrá que medir es que por la liquidación de estas exportaciones adelantadas el BCRA deberá emitir unos $ 300.000 millones adicionales, que estarán presionando las tasas de inflación .

En principio, para Mendoza, el dólar diferencial a $300 solo les serviría a empresas exportadoras que ya tiene en marcha su red comercial. Los que son nuevos tendrán muchos problemas y en 5 meses será difícil que puedan enhebrar operaciones serias. Puede ser útil para las exportaciones de mostos de vino a granel, siempre que la relación de costos sea conveniente. También puede ser positivo para exportadores de ajo, de aceitunas y aceite de oliva. Pero hay muchas dudas que no se han despejado.

El otro interrogante es cómo se moverá este valor prometido, porque una cosa es $300 en abril y otra cosa diferente serán los mismos $300 en Julio, si se sostiene tasas de inflación del 6% mensual. Si la reglamentación del operativo no despeja las dudas, será muy complicado y solo beneficiaría a empresas con mucha espalda financiera. En realidad, si no se hace un operativo por 365 días el sistema no sirve para nuestra región, salvo las excepciones señaladas.

Este es el problema que se genera cuando se quieren hacer políticas cambiarias sectoriales. Lo único que se consigue es sumar distorsiones. Veremos de qué manera resuelve el ministro el problema de unificación cambiaria que le ha planteado el FMI. Asimismo, habrá que observar el ritmo devaluatorio del dólar oficial que lleve adelante el BCRA, con la intención de no seguir perdiendo contra la inflación y, si es posible, que la supere.

Alta inflación sin crecimiento

Todas las medidas que el FMI le ha pedido al gobierno tienen consecuencias inflacionarias. Es indudable que había que tomarlas, pero también se sabía que al implementarlas se produciría un impacto en la inflación dado el atraso que registran tanto las tarifas como el tipo de cambio. Además, si bien el menor déficit presiona menos, las altas tasas de interés le ponen un condimento donde la presión inflacionaria se mantiene alta. Por eso que nadie piensa en tasas anuales menores al 100%.

Todo este combo se pone más complejo porque el gobierno ya se ha quedado sin apoyos políticos y todo es incertidumbre, al menos hasta que se conozca el resultado de las PASO y se pueda avizorar un horizonte un poco más claro. Los precios relativos están totalmente distorsionados y es esa la razón por la que el gobierno no puede ponerle freno. Primero, porque la emisión monetaria se mantiene a todo ritmo y porque los distintos congelamientos no son duraderos y terminan generando tensiones y desabastecimiento. Además, con la inercia que tiene la inflación, si el IPC de marzo alcanza los 7 puntos, actuará como un efecto sicológico para tomar decisiones de cobertura, es decir, aumentos por las dudas.

A estos elementos hay que sumarle la parálisis de la actividad económica. En realidad, hay una caída que se viene dando desde el mes de setiembre de 2022 y con estos datos puede decirse formalmente que estamos en recesión, al cumplirse dos trimestres consecutivos de caídas. El Indec relevó una caída interanual del índice de la industria de -1,7% y la comparación mensual arrojó -1,4%. De la misma forma, la actividad de la construcción mostró una caída del 6,3% interanual y de 2,4% mensual.

En estos meses el comercio y actividades ligadas al turismo y gastronomía registran tasas de crecimiento por la fuerte incidencia que está teniendo el turismo extranjero que bien a comprar cosas al supermercado y aprovechan a comer en restaurantes. Igualmente, hay argentinos que no quieren retener pesos, pero no les alcanza para ahorros importantes y se inclinan por esos consumos, que en épocas normal no harían.

La actividad económica se ve resentida por el cepo cambiario y la sequía y no es un tema de demanda por parte del FMI. La inflación, en sí misma, tampoco lo es, aunque hay medidas que intentarían frenar las causas primarias, pero con el descongelamiento de tarifas solicitado, saben que impactará en los precios. Las principales consultoras internacionales y el mismo Banco Mundial predicen crecimiento cero, pero las nacionales auguran caídas. Hay que pasar el 2023 y ver que nos depara el destino.

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