La educación, la ética y el analfabetismo en la actualidad
Sostiene el Prof. José Jorge Chade en esta nota: "Asistimos impotentes a la crisis de la democracia, tal y como se ha ido definiendo desde el siglo XVIII en la intelectualidad y la práctica política europea y norteamericana, desde Hobbes a Locke, desde Montesquieu a Tocqueville y Rousseau, desde Emerson a Thoureau, crisis de representación, crisis de legitimación, crisis de la libertad de los diferentes pueblos para gestionar su propio futuro".
La nuestra es una época de crisis de la cultura occidental, de mercados globales que se imponen sobre los individuos y sus existencias (Bauman, 2005), de conflictos endémicos y perpetuos en el mundo, de sufrimiento y de búsqueda del cambio y la felicidad a través de las grandes migraciones. Metamorfosis radicales de las diferentes realidades que se acentúan en función de una pluralidad de factores: económicos-financieros, étnico-demográficos, político-sociales (Touraine, 2008).
Asistimos impotentes a la crisis de la democracia, tal y como se ha ido definiendo desde el siglo XVIII en la intelectualidad y la práctica política europea y norteamericana, desde Hobbes a Locke, desde Montesquieu a Tocqueville y Rousseau, desde Emerson a Thoureau, crisis de representación, crisis de legitimación, crisis de la libertad de los diferentes pueblos para gestionar su propio futuro. Y sin duda esta crisis es mucho más grave de lo que podemos comprender y de lo que queremos admitir. De hecho, dado que ya se está hablando de "posdemocracia", significa que este proceso patológico lleva tiempo en marcha y reconocemos sus signos a partir de diversos síntomas.
Según el politólogo británico Colin Crouch (2004), nuestros sistemas políticos, aunque están regulados por instituciones y normas democráticas, en realidad están gobernados y dirigidos por grandes grupos de presión y, últimamente, sobre todo por los medios de comunicación, por lo que la aplicación de las normas democráticas en la práctica política, económica y social tiende, en realidad, a disminuir progresivamente o a perder su sentido. Las democracias tradicionales corren el riesgo de ver cómo se vacían progresivamente de sus características constitutivas originales y se crean nuevas formas de ejercicio del poder gubernamental, restringidas principalmente a unos pocos y, por lo tanto, elitistas y oligárquicas. También Stefano Rodotà, aunque subrayaba los nuevos espacios de conocimiento y participación en la educación en una época de crisis de la democracia y de emergencias sociales y culturales, no olvidaba el riesgo de que su difusión y penetración capilar implicara un control desde arriba de las conductas y las elecciones de cada uno, una omnipresencia peligrosa en nuestras vidas, un «gran hermano». (Rodotà, 2004).
Ciertamente, el control obsesivo de "las vidas de los demás"1 que se practicaba en algunos regímenes, incluso en un pasado reciente, nos permite comprender cómo la idea del control total ejercido por unos pocos en Estados que se decían democráticos, pero que en realidad eran Estados policiales, conllevaba la pérdida generalizada de cualquier forma de libertad y privacidad.
Aquí entra ahora la preocupación de todo esto en los procesos educativos, en el concepto de analfabetismo y de ética de la pedagogía. Es por ello muy importante que los maestros y profesores posean una gran capacidad critica sobre estos temas para poder "acompañar" y "sostener" a sus educandos en períodos históricos complejos como los que estamos atravesando.
El concepto de «pedagogía de la ética» y el fenómeno del analfabetismo son dos temas distintos, pero pueden estar relacionados, ya que ambos se refieren a la educación y al desarrollo humano. La pedagogía de la ética se ocupa de cómo enseñar y promover los valores éticos, mientras que el analfabetismo, en todas sus formas (absoluto, funcional, numérico), representa una carencia en las competencias básicas necesarias para el aprendizaje y la participación en la sociedad.
Pedagogía de la ética
La pedagogía de la ética se centra en la educación en valores, moralidad y responsabilidad social. Su objetivo es formar individuos capaces de discernir entre lo correcto y lo incorrecto, de actuar de forma ética y de contribuir al bienestar de la comunidad. Los enfoques pedagógicos pueden incluir:
- Educación para el pensamiento crítico:
Animar a los alumnos a reflexionar sobre sus propias acciones y las de los demás, evaluando las consecuencias morales de sus decisiones.
- Modelado de comportamientos éticos:
Los maestros, profesores y educadores en general deben ser modelos de comportamiento ético, demostrando integridad, respeto y responsabilidad.
- Discusión y análisis de casos:
Abordar situaciones reales o hipotéticas que planteen dilemas éticos, estimulando el debate y la reflexión crítica.
- Integración de valores éticos:
Incorporar los principios éticos en todas las materias y actividades escolares, sin limitarse a clases específicas.
Analfabetismo:
El analfabetismo, en particular el funcional, es un problema grave que impide a las personas comprender y utilizar la información de manera eficaz en la vida cotidiana. Puede manifestarse de diferentes maneras:
- Analfabetismo absoluto: incapacidad para leer y escribir.
- Analfabetismo funcional: dificultad para comprender y utilizar textos escritos con fines prácticos, como leer un manual de instrucciones, rellenar un formulario o interpretar información.
- Analfabetismo numérico: dificultad para comprender y utilizar conceptos y números.
Relación entre los dos conceptos
El analfabetismo, especialmente el funcional, puede obstaculizar la educación ética. Las personas con escasa capacidad de lectura y comprensión pueden tener dificultades para comprender textos que tratan sobre ética, participar en debates o comprender las consecuencias de sus actos.
Además, el analfabetismo puede limitar el acceso a la información, lo que dificulta la formación de una conciencia ética y la participación en la vida social.
En resumen:
La pedagogía de la ética y el analfabetismo son dos aspectos importantes de la educación como salvaguarda de la democracia. La pedagogía de la ética tiene como objetivo formar individuos éticamente responsables, mientras que el analfabetismo representa un reto que hay que superar para garantizar una educación eficaz e inclusiva para todos. La lucha contra el analfabetismo es fundamental para crear una sociedad más consciente y responsable, capaz de afrontar los retos éticos del futuro.
Partiendo del balance y del magisterio de nuestra historia, surge una gran demanda de ética en la actualidad, sea educativa y social. Esto exige en consecuencia una sólida educación permanente que deberá llevar inscrito en sus códigos el ejercicio de la dimensión del futuro en un horizonte más amplio, con la actitud del hombre planetario, capaz de construir la casa común (Bergoglio, 2015) que se basa en la justicia y la paz.
Bibliografía
Augé M. (2017). Otro mundo es posible. Turín: Codice. Baldacci M. (2018).
Escuela y política. En S. Ulivieri, L. Binanti, S. Colazzo, M. Piccinno (eds.),
Escuela, democracia, educación. Formación para una nueva sociedad del conocimiento y la solidaridad. Lecce-Brescia: Pensa MultiMedia.
Bauman Z (1999). La sociedad de la incertidumbre. Bolonia: Il Mulino
Encíclica Laudato Si' ;Jorge Bergoglio