El lunes ingresamos en un nuevo tiempo, lleno de inquietudes

Rodolfo Cavagnaro traza potenciales escenarios a partir de la elección del nuevo presidente argentino. Los días por venir.

Rodolfo Cavagnaro

Desde mañana tendremos nuevo presidente y, como es lógico, hay muchas expectativas por las decisiones que se puedan tomar. Y no es para menos. Mientras la recesión se va agudizando, la pobreza y la indigencia siguen creciendo. En este caso, nos encontramos con personas que tiene trabajos registrados, pero están debajo de la línea de pobreza y hasta de la indigencia.

El gobierno que se va dejando un país quebrado, sin reservas, con instituciones débiles y notorios desequilibrios macroeconómicos, y ninguno de los postulantes podrá decir que no sabía. A lo sumo, uno de ellos, podrá decir que no fue responsable. Pero lo cierto es que con niveles de pobreza del 50% y tasas de inflación cercanas al 180%, cualquier decisión que se tome deberá hacerse con mucho cuidado para no lesionar más a un pueblo muy castigado y sin paciencia. 

 Como presos que quieren seguir enjaulados por miedo a no poder reinventarse afuera

El presidente que llega se encontrará con un Banco Central sin reservas, la deuda por importaciones ya supera los U$S 50 mil millones; la deuda con China, otros U$S 11.500 millones, y el juicio con YPF demandará unos U$S 16 mil millones. Además, la deuda pública del Estado equivale a más de U$S 450 mil millones y representa un producto interno bruto (PIB). Las reservas netas del Banco Central se estiman negativas en U$S 10 mil millones.

Por otro lado, el Banco Central tiene un déficit cuasi fiscal del 10% del PIB, es decir, más de tres veces el déficit fiscal primario estimado para este año. Esta bola de nieve es uno de los principales problemas que deberá resolver el próximo presidente, aunque no queda claro el camino que va a seguir. Lo cierto es que deberá clarificar el diagnóstico y poner en marcha de inmediato un plan que transfiera al público la sensación de haber comenzado una marcha en el sentido correcto.

La política cambiaria

El primer gran interrogante es cómo se resolverá la situación del cepo cambiario. Por ahora, y como lo habíamos anticipado, el gobierno retomó el ritmo de micro devaluaciones diarias (crawling peg), y el primer día el gobierno volvió a las persecuciones de operadores del blue, lo que llevó a subir el billete. Por ahora, parece que el ritmo será de un 3% mensual, pero seguirá atrasado respecto de la inflación, que marcó 8,3% en octubre y tiende a un 12% en noviembre y diciembre.

Pocos operadores creen que el gobierno podrá sostener este ritmo, salvo que lo haga a cambio de profundizar más la recesión y los problemas graves que genera la falta de dólares, pero hay una transición hasta el 10 de diciembre cuando asume el nuevo mandatario y habrá que esperar señales claras acercas de las medidas. Porque las medidas cambiarias deben ir acompañadas de otras de tipo fiscal y financiero. Ese paquete es el que debe ser creíble para evitar estampidas.  

Qué tiene que hacer el próximo presidente para bajar la inflación

Dada la situación actual del mercado y la escasez de dólares, vuelve a analizarse algo que anticipamos en estas columnas hace dos meses: la posibilidad de ingresar en un régimen de desdoblamiento cambiario, como un mecanismo de transición que pueda conducir a terminar con el cepo y pasar a una liberación del tipo de cambio. Lo cierto es que tiene que buscar un mecanismo que permita ingresar dólares por exportaciones y para eso tiene adoptar mecanismos para que los exportadores tengan un tipo de cambio competitivo.

Para esto hay que recordar que el tipo de cambio oficial tiene atraso de más del 50% y que la brecha con los tipos paralelos está casi en 150%. Esta situación es muy compleja porque, si el gobierno no tema decisiones contundentes y creíbles, el ajuste lo hará el mismo mercado, y por las malas. La escasez de dólares está causando problemas muy serios en sectores industriales claves, como lo son los relacionados con la salud. Faltan insumos hospitalarios, faltan insumos odontológicos, faltan reactivos para laboratorios. También hay faltantes de insumos para muchos sectores industriales.

Inflación y nivel de actividad

Hoy se puede percibir un consenso casi total de la distorsión de los precios relativos y para solucionar eso hay que acertar con un paquete de medidas que permitan sobrellevar la realidad actual pero que estimule las inversiones para crear puesto de trabajo genuinos. Hay que desenmarañar una multiplicidad de tipos de cambio que lo único que hacen es complicar la economía, pero llegar a la unificación dependerá de medidas muy inteligentes para evitar un estallido inflacionario.

Todos suponen que se va a encarar un sistema de ajustes del gasto público, pero nadie quiere hacerlo y la pelea por mantener sus recursos será una batalla campal. Mientras tanto, la emisión monetaria es un sistema que no para y sobre él habrá que actuar y para ello debe bajar el gasto público. La inflación proyectada para este año es cercana al 180 %, mientras que para 2024, las consultoras están estimando 240% y esto en el caso que se comiencen a recuperar las distorsiones en los precios relativos.  

Alta inflación y una nueva estafa a los jubilados

Estamos enredados en un sinnúmero de tipos de cambio y en un sistema absurdo y arbitrario de importaciones y exportaciones que destruye toda institucionalidad. Unificar tipos de cambio institucionalizar el sistema de comercio exterior, clarificar las reglas del juego y abrir de manera inteligente la economía al mundo cuidando el interés nacional demandarán mucho más que consignas ideológicas.

Por otro lado, el Banco Central tiene un déficit cuasi fiscal del 10% del PIB, es decir, más de tres veces el déficit fiscal primario estimado para este año. Esta bola de nieve es uno de los principales problemas que deberá resolver el próximo presidente, aunque no queda claro el camino que va a seguir.

Entre las deudas y las distorsiones enunciadas, estamos frente a una tormenta perfecta que habrá que sortear. Inevitablemente el conjunto de la sociedad transitará una etapa de ajuste de su economía. La pregunta es quiénes pagarán ese ajuste.

¿Quién pagará el ajuste?

Milei explica que lo pagará la política eliminando sus privilegios. El problema es que el ahorro de la política representa el 1% del PIB, en el mejor de los casos, por lo que no será la política quién pagará este ajuste.  

Algunos insights sobre el dólar a corto plazo

Massa explica que resolverá los desequilibrios con exportaciones y saldo a favor de la balanza comercial. Habrá que rezarle al universo para que Argentina tenga un superávit comercial de la magnitud de sus problemas económicos y financieros.

Históricamente, los ajustes que se realizaron a la economía en nuestro país recayeron principalmente en los sectores asalariados y productivos. Además, desde la crisis de marzo de 2018, se viene verificando una gigantesca transferencia de ingresos de estos sectores al sector financiero como consecuencia del manejo de la relación entre tasa de inflación, tasa de devaluación y tasa de interés.

Sería deseable que la carga del ajuste fuera proporcional a la capacidad de cada sector de la economía. Es necesario que quienes aspiran a conducir el país expliquen cómo harán para que esto suceda.

Es innegable que Argentina necesita un giro de la política económica hacia reglas de juego claras y estables que les den previsibilidad a la economía y a los ciudadanos. Ello implica también liberar la economía de la arbitrariedad y de la discrecionalidad de tantas restricciones y manoseos.

Pero se debe explicar si la libertad de mercado se refiere al viejo y virtuoso mercado de bienes y servicios o se refiere sólo a los instrumentos del mercado financiero, lo que significaría seguir profundizando la transferencia de ingresos hacia estos sectores a costa de la economía real y productiva que es la única y verdadera fuente de crecimiento y desarrollo de las naciones.

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