En la política, si no se cae lo tiramos
Malvina Richard, desde la Fundación Coincidir, hace su aporte al Ni Una Menos este 25N.
En los últimos años hemos ido presenciado grandes transformaciones en relación con una mayor participación de las mujeres en los asuntos públicos y en los cargos de electivos. Esto se debe a una gran lucha que se ha dado desde los colectivos de mujeres y diversidades que, entre innumerables reclamos, bregan por mayor equidad de género en diversos ámbitos, la participación real de las mujeres en política no ha sido la excepción. Sin embargo, en algunos casos, las estrategias para mantener ese dominio masculino en lo que respecta a la limitación en la toma de decisiones y autonomía de las mujeres, se ha hecho evidente.
Pareciera un absurdo tener que explicar algunos conceptos, pero no lo es en este caso, y ahí va para los distraídos, ya que, fue menester incorporar a la Ley de protección integral a las mujeres conceptos como el de violencia política, entendida como aquella que, fundada en razones de género, mediando intimidación, hostigamiento, deshonra, descrédito, persecución, acoso y/o amenazas, impida o limite el desarrollo propio de la vida política o el acceso a derechos y deberes políticos, atentando contra la normativa vigente en materia de representación política de las mujeres, y/o desalentando o menoscabando el ejercicio político o la actividad política de las mujeres, pudiendo ocurrir en cualquier espacio de la vida pública y política, tales como instituciones estatales, recintos de votación, partidos políticos, organizaciones sociales, asociaciones sindicales, medios de comunicación, entre otros. Otro concepto interesante que es moneda corriente en política es el que conocemos como mansplaining, el que comprende ciertos comportamientos que tienen en común el menosprecio del hablante hacia quien escucha por el único hecho de que quien escucha es una mujer y por lo tanto le supone una capacidad de comprensión inferior a la de un varón.
Esta violencia se hace manifiesta cuando se busca reprimir que las mujeres participen en la política o en la toma de decisiones políticas, esas reuniones a horas claves en las que las mujeres llevan adelante las tareas de cuidados (tema que vienen debatiendo los feminismos desde hace un largo tiempo) esos mensajes entre letras que responden a un código machista, el acoso tanto laboral como sexual, el disciplinamiento constante sobre aquello que se dice, entre tantas manifestaciones de la misma que toleran mujeres de todos los partidos.
A partir de dicho concepto, más de una y más de uno se habrá sentido interpelado, las unas por haberlo sufrido, los unos por haber incurrido en la misma perpetuando las desigualdades reinantes en los diferentes ámbitos de la política o el quehacer de lo público y esto no es ni más ni menos que una forma de discriminación o violencia que viola los derechos de las mujeres por el hecho de serlo, porque se considera que como mujeres somos inferiores y que no tenemos derecho a participar en política en igualdad, terreno en que los varones aún se creen con exclusividad.
Pero, para dar más especificidad a este tema, y a modo de ejemplo de lo que sucede en nuestra Provincia podemos mencionar que, en estos últimos tiempos hemos asistido a situaciones de violencia política de género explicitas, naturalizaciones de la misma, y un reiterado menoscabo, pero para ser más concreta podríamos tomar uno de los últimos debates de candidatos a senadores televisado en nuestra Provincia y analizar algunas frases propinadas por el Diputado Nacional Alfredo Cornejo en un "debate" que estratégicamente se decía acalorado y, por lo contrario, se trataba de una violencia política explícita, de un menoscabo profundo, de una desacreditación constante, mientras para el resto significaría un tema candente del que mañana todos hablarían, encubriendo los gritos, ofensas, la postura de un periodista que casi en la piel tiene tan arraigadas ciertas conductas que preocupan, porque hay circunstancias que ya no toleramos más.
Desde enunciados como "Estás perdida entonces decís cualquier cosa", "vos me vas a enseñar a mí", hasta "No vengas a hacer sarasa y después no te la aguantas cuando te contestan" y por último la expresión por excelencia: "No te victimices", marcando claramente frente a cámaras de televisión que una mujer, no se encuentra preparada, desestimando todo dicho ante la superioridad e impunidad que otorga este sistema patriarcal en el que nos hayamos insertos, y los medios de comunicación actuando casi con una complicidad implícita de no poner freno ante tanto agravio, como haciendo honor a un gran pacto entre caballeros que implica la protección de esos privilegios que una cultura otorga.
"Estas preparada para la campaña, vos tenés que prepararte para gobernar" "Le explicas las cosas y sigue pensando igual, es imposible" aquí el concepto mansplaining es el adecuado, para tan desafortunadas frases y claramente para tantas acciones en política.
Como olvidar frases célebres de la gran obra del machismo, que esta oportunidad su autor fue Marcelino Iglesias cuando expresó "No estoy de acuerdo con la paridad de género. Me parece una paparruchada", cuando lo que se discutía eran espacios ganados por derecho por las sujetas políticas mendocinas.
La violencia política contra las mujeres se basa en conductas concretas hacia las mujeres por ser mujeres, con el propósito de que abandonen la política. En reiteradas ocasiones las mujeres alzamos nuestra voz - y lo seguiremos haciendo- ante todas aquellas violencias que perpetúan desigualdades, en política, aun nos sigue preocupando la falta de mujeres en espacios de decisión, la ausencia de la perspectiva de género en el acceso efectivo a cargos electivos, porque insistiremos hasta el cansancio que nuestra identidad de género no asegura la representación de las mujeres y diversidades en lucha. Luego de tanta tela cortada, a través de discursos disfrazados de falsos enunciados románticos podemos advertir que falta, falta mucho.
Las mujeres aquí seguiremos, reclamando lo que por derecho nos hemos ganado, cuestionándolo todo, porque si no se cae, lo tiramos.
LA AUTORA. Malvina Richard. Fundación Coincidir. Ni Una Menos Mendoza.