Escuela Austríaca: un gran beneficio para la gente, un gran problema para políticos y vividores de lo ajeno

El debate sobre si la gestión actual aplica un supuesto "keynesianismo austríaco" refleja desconocimiento de la obra de ambos enfoques. La realidad, explican expertos, es un intento por restaurar el sistema de precios y limitar la emisión monetaria heredada, enfrentando un sistema político y judicial que históricamente promueve el populismo.

Daniel Garro
Founder & CEO Area: VALUE CONSULTING

Hace algunas semanas en este medio, fue publicada una nota en donde se señalaba que el actual gobierno del presidente Milei aplicaba lo que el autor denominaba allí (con sarcasmo poco científico) "keynesianismo austríaco". Sin ánimo de entrar en una discusión sin sentido, es evidente que, si nos atenemos a lo descripto en aquella nota, hay un gran desconocimiento de la obra de Keynes y mucho más de los economistas austríacos (sobre todo de los más importantes como es Menger, Böhm Bawerk, Mises, Hayek y Rothbard)

A lo anterior es clave agregar que, una cosa es hacer críticas desde el escritorio de una oficina estatal, y otra muy distinta es tener que tomar decisiones a cada minuto en un país con un Parlamento y un sistema Judicial repleto de populistas que quieren seguir viviendo del fruto ajeno (lo sucedido en PBA es una muestra). 

Conociendo a Keynes y los Austríacos 

Para poder conocer lo que pensaba y proponía Keynes, por lo menos se debe haber leído su obra principal "La Teoría del Empleo, el Interés y el Dinero" publicada en 1936, cuyo prólogo a la primera edición americana escrito por Paul Sweezy señalaba que todas sus proposiciones venían a refutar la teoría de Say y deben derrumbarse si dicho objetivo no se lograba (algo que efectivamente nunca logró). También es importante recordar que, en el prólogo a la primera edición alemana, el propio Keynes expresaba que sus propuestas serían más fáciles de aplicar en gobiernos de tipo autoritarios (algo que ha quedado evidenciado desde el 2002 al 2023 en Argentina). Keynes propone estimular la demanda agregada y para ello, promovía que los gobiernos tuvieran deficit fiscal (financiado con deuda y/o emisión), es decir, gastaran más que sus ingresos, y así poder llevar a cabo dicho estímulo; dado que el ahorro era algo malo para la economía, sobre todo en momentos de recesión. 

En su obra dice casi textualmente "hacer que la gente haga pozos los vuelva a tapar y que el estado les pague por ello". Say por su parte nos muestra que, en la economía, hay intercambio de bienes y servicios por otros bienes y servicios (y agrego: intercambio de derechos de propiedad por otros derechos de propiedad), y que el dinero sólo es un medio utilizado para facilitar dicho intercambio. 

Esta ley se la denomina "ley de las Salidas" o "ley de Say" (que para los austríacos es algo medular), mal llamada por el propio Keynes en su libro en el capítulo 2 como: "Toda oferta crea su propia demanda". Entendamos a la Escuela Austríaca para analizar a Milei Una de las ideas centrales de la EAE, es que cuando el estado se mete en la economía altera el sistema de precios relativos que es el sistema de información que la economía tiene, y mucho más si esto lo hace emitiendo dinero; en esto último radica una de las grandes septiembre 2025 diferencias con el resto de las escuelas económicas. 

En efecto, salvo para la EAE y unos pocos "primos hermanos" para el resto el dinero es neutral, es decir, la emisión de dinero no afecta los precios y el equilibrio de largo plazo, incluso para monetaristas como Friedman o Robert Lucas Jr., en donde la clave pasa a ser las expectativas (adaptativas y racionales respectivamente). Una aclaración, cuando estas escuelas hablan de precios, se refiere al "nivel de precios", algo homogéneo, a diferencia de los austríacos que se refieren al "sistema de precios", algo no homogéneo. 

Aquí entra en escena el denominado "efecto Cantillon-Hume", que para los austríacos es uno de los pilares de por qué el dinero emitido siempre y en todo lugar es no neutral. Supongamos que el gobierno decide una única emisión de dinero sin importar cuál sea la cantidad (por ejemplo, lo que emitió Massa para su campaña, 13 puntos del PBI, dicho sea de paso, algo que debería ser suficiente para que estuviera preso). 

Lo que dice el efecto Cantillon-Hume, es que la llegada de ese dinero al mercado altera las estructuras de consumo, ahorro e inversión que hubieran existido sino se emitía; y esto se produce porque los que reciben primero esa marejada de moneda fiat, se verán privilegiados respecto a los que estén al final de dicho proceso modificando la toma de decisiones. Aunque en el largo plazo el equilibrio general sea matemáticamente el mismo e incluso "el nivel de precios" se estabilice algo más arriba, la estructura de dicho equilibrio no lo será y el sistema de precios relativos queda alterado. 

¿Qué ha hecho el gobierno entonces? 

La intención de Milei y su equipo económico es tratar que ese "stock" ya emitido no siga generando dicha alteración del sistema de precios relativos y de la estructura de consumo, ahorro e inversión, y deje de impactar lo más posible el sistema de precios y el equilibrio general no sólo matemático sino también, ir hacia algo lo más parecido posible a antes de esa emisión; de ahí que se cortaran los 4 grifos de emisión monetaria primaria existente (falta aún terminar con la emisión secundaria que genera el sistema fraccionario de encajes del sistema financiero, que es un "esquema ponzi legal" para lo cual, se está trabajando en caminar hacia lo que se denomina "banca Simons"), y se traspasó la deuda cuasi-fiscal del BCRA al Tesoro, que es donde se originó. 

En síntesis, dada la ya existente oferta monetaria heredada, tratar que la demanda de dinero equilibre dinámicamente en algún punto con dicha oferta. Liberar el uso de cualquier moneda y los ahorros de los agentes económicos, no tienen nada que ver con "aumentar la demanda agregada" como promovía Keynes, para lo cual, se necesitaría deficit f iscal y/o emisión primaria de dinero algo que hoy no existe; sino que implica caminar hacia una competencia de monedas, como parte del proceso mencionado hacia la "banca Simons" y posterior cierre del BCRA (algo que lo diferencia de Simons quien no planteaba el cierre del banco central). 

En síntesis, es ir todo lo que se pueda y a la velocidad que el sistema político lo permita, hacia Say, Mises, Hayek, Rothbard y Menger (y agregaría Huerta de Soto), atendiendo restricciones que existen, producto de un Parlamento y una Justicia llena de populistas y sin conocimiento, dado que son muy importantes las reformas previsional, tributaria, laboral y financiera, que liberen el mercado por completo y bajen aún más los gastos públicos (algo que los políticos de las provincias tampoco entienden ni les interesa entenderlo porque quieren seguir viviendo del estado, las muestras abundan). 

Los políticos nunca son la solución, siempre son el problema 

Este sistema de "democracia indirecta con dictadura parlamentaria y judicial", implica una fuerte restricción para que la velocidad del proceso sea la necesaria, en un país que lleva 100 años de populismo (desde 1916 a la fecha, con el solo interregno de Alvear). Cuando una familia vivió del robo tanto tiempo, es muy complicado pedirles que trabajen y generen valor. Pero esto es muy diferente a señalar que hay algo de keynesiano en el proceso. 

Es por eso que en lo personal, adhiero, como única y verdadera forma de tener libertad, a una democracia directa, con voto nominado y posibilidad de "out option" (algo que ya está ocurriendo en el eco-sistema blockchain, en donde además de las cryptomonedas que son monedas de mercado, hay por ejemplo resolución de conflictos basados en blockchain, tokenización de activos con smart contract lo que hace que no necesites ni políticos ni jueces ni abogados ni escribanos, entre otras tantas cosas), ya que el sistema vigente, incentiva el gasto público, el despilfarro y el "vivir del estado", es decir, vivir de lo que generan otros. 

Como dice uno de mis maestros, el profesor Benegas Lynch (h): "una cosa es ganarse el pan con el sudor de la frente, y otra muy distinta es ganarse el pan con el sudor del de enfrente". Es por todo esto que la mayoría de los economistas sufren esta situación, ya que no la comprenden por desconocimiento en economía y también en finanzas (quizás sepan matemática financiera pero no f inanzas) y/o mala fé, sumado a que encima estaban acostumbrados a vender "inside information" a sus clientes y ahora tienen abstinencia de ello. Al tener que hacer análisis fallan, o como en el caso aludido, sólo pueden denostar sin fundamento ni conocimiento. 

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