Despertando al Ave Fénix: Educación y trabajo, el binomio dormido
Cómo hacer que la educación se vincule con el trabajo. Análisis, datos y opinión de una experta en Educación, Isabel Boihorquez.
"Los proyectos de Sarmiento, de Pizarro, de los inspectores nacionales y de los directores de colegios nacionales pueden ser encuadrados dentro de la categoría de proyectos pragmáticos. Tal como se presentaron, todos ellos revelan que se operaba sobre la base de una relación muy directa -es decir, sin casi ningún tipo de mediaciones- entre economía y educación. Para mejorar la producción agrícola, minera o industrial, no había más que fundar escuelas especializadas en esos rubros. Esto bien puede deberse en gran parte al optimismo pedagógico propio de todo este período, pero también está indicando otro hecho no menos importante: a diferencia de lo que pudo suceder en los países capitalistas de Europa y Estados Unidos, donde la modificación del carácter de la enseñanza fue una exigencia impuesta por las necesidades de los nuevos grupos sociales y económicos surgidos a partir de la Revolución Industrial, en la Argentina los proyectos de modificación fueron un intento previo al cambio económico y llevaban la intención -además- de promoverlo".
Tal como lo expresa Tedesco y en referencia al surgimiento de la educación técnica en Argentina (nos situamos a fines del siglo XIX, 1880-1900), la visión impulsora y optimista de fundar escuelas especializadas en los rubros que necesitaba el país en ese momento para su desarrollo económico y su progreso nacional, se basaba en la confianza respecto al papel de la educación en el horizonte trazado y en la necesidad de que las clases sociales más bajas accedieran a una formación que les permitiera integrarse al mundo laboral.
Desde entonces la educación técnica ha recorrido un largo camino que tuvo por derrotero un crecimiento irregular durante los últimos cien años. De la expansión y el fortalecimiento de las escuelas industriales y las escuelas agrotécnicas fundamentalmente, al punto de crear el CONET (Consejo Nacional de Educación Técnica) en 1959 que permitió unificar la enseñanza, incluso la creación del INET en el año 1995 (Instituto Nacional de Educación Tecnológica); se derivó en una disgregación de modalidades y orientaciones que fueron fragmentando la formación técnica y enfatizando los servicios en desmedro de la producción. La era menemista con la Ley Federal de Educación (Ley 24195 sancionada en el año 1993 y derogada en el año 2006 al sancionarse la Ley de Educación 26206 actualmente vigente) fue el eje de esa dispersión y atomización que juntamente con la descentralización de las escuelas a las provincias trajo un deterioro progresivo de la formación técnica.
Con la sanción de la Ley de Educación Técnico Profesional en el año 2005, Ley 26058, se pretendió, al menos en el discurso político, poner prioridad a la formación técnica tanto a nivel de educación secundaria como terciaria.
La discusión sobre la vinculación entre educación y trabajo pareció recuperarse introduciendo las experiencias tempranas tales como pasantías o prácticas profesionalizantes, en tanto actividades formativas obligatorias, entre otros aspectos.
Argentina parecía recuperar su voluntad política de darle importancia a la formación para el mundo del trabajo en áreas indispensables para el desarrollo del país.
Pero nos quedamos ahí, en la eterna zanja de la frustración y la hipocresía, ya que para lograr lo que dice la letra de la ley hay que disponer a toda la sociedad a un proyecto conjunto de esfuerzo y de direccionamiento hacia un rumbo común.
¿Queremos industria nacional? Formemos para la industria y luego promovamos a nuestros jóvenes egresados de las escuelas técnicas en puestos de trabajo claves para el crecimiento industrial. Encontrando así un hilo de coherencia entre la expectativa y la realidad.
No se trata solamente de la formación básica en áreas como Lengua, Matemática y Ciencias respecto a las que estamos encontrándonos con niveles de rendimiento escolar muy por debajo de lo expectable.
Se trata de refundar un proyecto de desarrollo basado en la formación para el trabajo en aquellos ámbitos que sean hoy y en el futuro cercano, los pilares del crecimiento nacional: la actividad agropecuaria, minera, de producción de energías, industrial, tecnológica, etc.
¿Cuál es nuestra realidad hoy (estadísticas del año 2023) en base a la información oficial que figura en la web del gobierno nacional?
El dato que puede pasar desapercibido y es el más preocupante para mí respecto a la educación técnica de nivel secundario en nuestro país, es que solamente el 13% de las escuelas secundarias son técnicas. De las 16.674 escuelas secundarias en todo el país, sólo 1.736 son técnicas.
¿Qué nos pasó?
¿Por qué el 87% de las escuelas secundarias argentinas son escuelas no técnicas?
Ya hemos insistido en otros textos que la tasa bruta de ingreso a la universidad en la franja etaria 18-25 años es del 13% según última información estadística oficial. Eso significa entre otras cosas que la inmensa mayoría de los jóvenes de esa edad no ingresan a la universidad. ¿En dónde están, qué hacen? ¿En qué trabajan? ¿Qué formación tienen para insertarse al mundo del trabajo?
Según esta misma información estadística, los estudiantes del sistema educativo total entre los niveles inicial, primario y secundario, suman 14.639.411 de los cuales. 5.458.089 son estudiantes de nivel secundario (el 37,3%) lo que habla ya de la deserción y desagregación de la matrícula estudiantil.
La pirámide educativa se cierra en una cúpula cada vez más estrecha, adonde acceden en realidad los que más tienen posibilidades de educarse y donde la formación para la vida del trabajo tiene un margen demasiado pequeño para un país que necesita salir adelante en base a un proyecto conjunto de esfuerzo y confianza en un futuro mejor.
Yo trabajé muchos años en una escuela agrotécnica situada en zona rural. Fue una de las mejores experiencias de mi vida. Creo en la educación técnica, en los valores que se promueven que no se restringen solamente a la formación especializada. Se pregona y se incentiva la labor en equipo, el esfuerzo, la responsabilidad, la creatividad, el cuidado de las cosas...
Más escuelas técnicas y menos discursos en vano, eso necesitamos como país si queremos un mañana.
https://www.infobae.com/educacion/2024/01/19/la-revolucion-educativa-la-clave-del-exito-economico-de-corea-del-sur/