Identidad sanmartiniana en Godoy Cruz

El Tropero Sosa, colaborador de José de San Martín, fue declarado Ciudadano Ilustre (post mortem).

Fabiana Mastrángelo
Mg. Fabiana Mastrangelo, historiadora.

La ciudad de Godoy Cruz vincula su historia e identidad con la temática sanmartiniana, esencialmente, a partir de tres referentes que fueron protagonistas de la gesta libertadora. A continuación, se sintetizo el aporte de dos de ellos y luego me extiendo sobre la figura del Tropero Sosa que ha sido declarado Ciudadano Ilustre (post mortem) por el Honorable Concejo Deliberante de Godoy Cruz, a partir de una iniciativa presentada por el Centro Tradicionalista Tropero Sosa y apoyada por la Junta de Estudios Históricos de Godoy Cruz y la Asociación Sanmartiniana de Godoy Cruz.

El primer referente es Tomás Godoy Cruz (1791-1852) amigo y confidente de San Martín y portavoz de sus ideas en el Congreso de Tucumán. Se instituyó su nombre a la Villa Belgrano (antiguo nombre del departamento) en 1909 cuando se la declaró Ciudad. A partir de ese momento, la figura de ese ilustre patricio forma parte de la identidad del habitante de este suelo no sólo a través de su denominación sino también de sitios conmemorativos e históricos como el destacado monumento inaugurado en 1924 en la Plaza Mayor, el mausoleo con sus restos mortales que se encuentran en la Iglesia San Vicente Ferrer desde 1966 y la Escuela primaria que lleva su nombre.

La segunda figura es el franciscano Juan Antonio Bauzá (1765-1845). Fue cura párroco de la Iglesia San Vicente Ferrer entre 1814 y 1820, uno de los capellanes del Ejército de los Andes, ecónomo y entrañable amigo del Libertador. Este dato lo hemos recuperado recientemente a partir de una investigación realizada por la Junta de Estudios Históricos de Godoy Cruz conjuntamente con la Parroquia San Vicente Ferrer. Bauzá en una carta a San Martín afirma: "Usted me tiene y me tendrá hasta mi último suspiro" (Anales de la República de Chile).

El tercer nombre vinculado a la gesta sanmartiniana es Pedro Sosa (1766-1823), popularmente llamado "Tropero Sosa" nació, vivió y falleció en el barrio de San Vicente (primer nombre dado al actual Godoy Cruz). Se dedicaba al traslado de mercaderías entre Mendoza y Buenos Aires. Era dueño de una tropa de carros y de una finca de unas ocho hectáreas en la zona que actualmente se encuentra entre las calles Rivadavia y Lavalle desde ciclovía hacia el oeste.

José de San Martín se encontraba organizando el Ejército de los Andes hacia 1816, luego de renunciar como gobernador intendente de Cuyo (1814-1816). La población de Mendoza, San Juan y San Luis colaboraba con esta empresa. Cuyo entregaba sus riquezas, sus bienes, sus servicios y sus habitantes. Lo que no se tenía se inventaba. Por eso San Martín dijo "Denme tres pueblos como Cuyo y libertaré toda América".

Identidad sanmartiniana en Godoy Cruz

Hacia fines del año 1816 quedaban menos de tres meses para iniciar el Cruce de los Andes y era necesario traer - desde Buenos Aires - fusiles, sables, carabinas, herraduras, equipos, municiones y elementos indispensables para la campaña libertadora y que Martín de Pueyrredón había dispuesto para el Ejército de los Andes. El viaje de ida y vuelta por esas rutas desoladas demoraba entre ochenta y noventa días. San Martín convocó a más de los veinte troperos que habitaban en Mendoza.

En esta oportunidad el desafío era realizarlo en casi la mitad del tiempo y así lo recordaba Damián Hudson en sus Recuerdos históricos sobre la provincia de Cuyo: "presentose un vecino, dueño de un tren de esos carros, patriota entusiasta, admirador del general San Marín y prometió a éste poner el cargamento en Mendoza en 45 días".

Pedro Sosa se ofreció a realizar esa hazaña. Supo ganarse el aprecio y la gratitud del Libertador por su entrega, colaboración y compromiso en la exigente tarea. El Tropero renunció a todo tipo de recompensa por esta labor. Su plan consistía en establecer un sistema de postas con animales y jinetes que servían de relevo durante el camino de regreso. El sendero era casi una huella solitaria de arena, tierra y barro - según las lluvias o la sequía - y, de vez en cuando, sorprendida por bandoleros y malones.

Don Pedro Sosa cumplió con su promesa y fue un testimonio de entrega y fidelidad a la causa independentista. En un poco más de cuarenta días los suministros se encontraban en Mendoza.

El Libertador lo colmó de atenciones al llegar a la provincia, "jamás olvidó el general a su querido amigo don Pedro Sosa", recordaba Hudson. Además, después de Chacabuco indicó al gobernador de Cuyo, Toribio Luzuriaga, entregarle una medalla de plata al como premio (Carta del 29 de agosto de 1817).

San Martín ya alejado de la provincia, lo recordaba en sus cartas y comentaba con efusión la hazaña del tropero mendocino.

Don Pedro prosiguió con sus viajes en los que siempre enfrentaba el riesgo de bandoleros, animales salvajes o las inclemencias climáticas. Los últimos años de vida vivió en la tranquilidad de su propiedad de San Vicente.

En 2023 se cumplieron 200 años de su fallecimiento un 3 de mayo de 1823. Actualmente, existen recordatorios de este legendario y patriota vecino en el departamento como el cenotafio ubicado en el costado oeste de la Iglesia San Vicente Ferrer e instituciones y sitios que llevan su nombre como una plazoleta barrio Laprida, la Escuela 1-658 y el Centro Tradicionalista (creado en 1948). Su acción desinteresada contribuyó significativamente a la campaña libertadora que emprendió San Martín en enero de 1817 y que liberó a Argentina, Chile y Perú

Es valorable la recuperación y visibilización de la historia de estas ilustres figuras. La memoria y el arraigo al lugar donde habitan las nuevas generaciones se consolida con este tipo de iniciativas, entre otras. Las acciones y el compromiso de estos referentes son luces del pasado que continúan iluminando nuestro presente.

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