La inflación galopante y la incertidumbre cambiaria favorecen que la recesión de agudice

La combinación de precios crecientes y el valor del dólar también acelerado favorece que aumente el miedo y la parálisis a la espera de mayor claridad. La columna de Rodolfo Cavagnaro.

Rodolfo Cavagnaro

La inflación medida en el mes de abril fue del 8,4% pero, según quienes siguen la evolución de los precios a diario, el IPC de mayo puede superar el 9% y de esta manera se genera una situación muy compleja porque los altos índices causan mucho temor y toda la gente intenta deshacerse de los pesos a mayor velocidad, ya sea comprando bienes o dólares.

La situación inflacionaria se ve alimentada por varios factores más. Porque, además de las expectativas, se suma otro hecho que contribuye a alimentar el proceso y es la caída de la recaudación, donde el factor sensible es el menor ingreso de retenciones a las exportaciones, que han bajado un 45%. Dado que el Tesoro está sobreendeudado y solo está consiguiendo que le renueven los vencimientos, los déficits deben ser financiados con emisión monetaria.

La situación se está viviendo con mucha tensión en las góndolas, donde los comerciantes se ven obligados a remarcar precios ya que reciben avisos de aumentos que, antes eran uno por semana, ahora ya se cuentan dos o tres por semana y esta dinámica es lo que más preocupa. Algunos comerciantes refieren que ciertas empresas restringen ventas o aumentan, pero no tiene stock disponible.  

Massa desorientado: esto puede ponerse peor

Estamos cayendo en un peligroso circuito de indexación que solo retroalimenta el proceso, pero en otros casos atrasa los costos, como pasa con empresas de servicios o, incluso, las petroleras. El problema es que se atrasan los costos y luego hay problemas cuando las empresas comienzan a plantear dificultades financieras o deciden parar para no perder más. Algo similar a lo que ocurre cuando se atrasa el valor del dólar para que no se genere inflación, algo que no se consigue, y se suman dos problemas: la inflación y el atraso cambiario.

Ya en la recta final del mes de mayo todas las especulaciones indican que los precios crecerían cerca del 9% pero con perspectivas de que sigan creciendo. Las proyecciones de los especialistas ya marcan un índice anual del 110% pero creciendo y lo interesante es la proyección que se hace para el año próximo. Suponiendo que gane un candidato que propone reformas estructurales, terminar con los cepos y demás, la inflación en 2024 debería ser más alta que en 2023 porque habría que sincerar todos los costos y se proyectan índices de 140%, aunque bajando para 2025, si se hacen las cosas bien.

En el medio aparece la puja salarial, porque los sindicatos vienen presionando y, en algunos casos, por aumentos muy superiores a la inflación, mientras otros se quedaron atrasados por complacer al gobierno y trabajaron con pautas del 70%, como quería el ministro Sergio Massa. Pero los que tienen trabajo más o menos vienen peleándola. Los que viene mal y sin paritaria son los jubilados. Los de la mínima, que no llegan a nada ni con los bonos, han podido mantenerse algo por encima gracias a los mismos. Pero lo que no cobran bonos, registran una pérdida del 14% en los últimos 12 meses.

Los próximos meses serán de mucha tensión. Caerá la tasa de inversión y habrá menos consumo. La tensión social se hará sentir en el medio de los discursos políticos de campaña. Todos tratan de cubrirse antes de las elecciones, como siempre ocurre, pero en esta oportunidad el nivel de locura es mayor porque parece que tiene posibilidades de ganar un candidato que promete dolariza la economía. Según calculan los especialistas, ello llevaría el valor del dólar a niveles astronómicos, y más allá de la certeza o no, la falta de aclaraciones genera más incertidumbre.

El dólar genera más dolores de cabeza

En estos días de turbulencia es el dólar el motivo de grandes dudas. En principio, porque el BCRA no consigue retener las salidas de reservas y no consigue grandes liquidaciones, dada la escasez generada por la sequía. Pero no solo esta sequía atentó contra las exportaciones, sino que el atraso cambiario del gobierno atacó a todo el resto del sector exportador.

El jueves, y sin mediar explicaciones, el gobierno dejó de intervenir en los mercados financieros donde lo hacía mediante la venta de bonos. Esto generó una suba, pero desde el gobierno dejaron trascender que la decisión fue para parar movimientos especulativos y podría volver as hacerlo. Desde otras fuentes se afirmó que fue para cumplir con sugerencias del FMI, que pidió no gastar reservas en los especuladores. En paralelo, el BCRA aceleró la devaluación del peso en el mercado del dólar oficial y están devaluando a un ritmo del 8,2% mensual. Habrá que ver si siguen con este ritmo, sobre todo, si la inflación se sigue acelerando.  

Una semana de papelones, mientras daban lástima mendigando

Esta semana la autoridad monetaria tuvo compras por cerca de us$300 millones, pero no deja de mirar el fondo del pozo. Incluso, algunos piensan que estaría ya utilizando los ahorros particulares y esa es la razón por la que, silenciosamente, muchos particulares han venido retirando sus ahorros en dólares depositados en los bancos.

De todos modos, el ministro Massa sigue intentando avanzar en la negociación con el FMI para le anticipe los us$10.800 millones, pero la preocupación es que los modelos del organismo internacional terminan desatando inflación. Y dadas las altas actuales parecería que el gobierno ha decidió abandonar la inflación para enfocarse en las divisas. Y ahí le van apareciendo problemas porque la revaluación sostenida del dólar ha causado la caída del precio del yuan, con lo cual esto implicó una pérdida de reservas.

Por ahora no se ven vías de ingreso genuinas de divisas ya que los exportadores están esperando un poco más cada día una mayor devaluación antes de liquidar sus exportaciones. Pero el gobierno autorizó importaciones y no entregó las divisas y, solo en este rubro, ya tiene una deuda de US$12.000 millones. Mientras tanto, el Gobierno sigue esperando los dólares del FMI, que no le alcanzan ni siquiera para entregar los comprometidos. Pero además deben hacer pagos al mismo FMI.

Se calcula que los mayores pagos caen para después de la PASO, pero hay que esperar hasta después de agosto y es un plazo muy lejano y no se sabe cómo será transitar los meses que median hasta las elecciones. Seguramente seguirá el proceso de tomar coberturas, sobre todo teniendo en cuenta el riesgo de que Javier Milei pueda ganar y establecer la dolarización. Si bien el político explicó que nos ería inmediata ya antes hacen falta otras reformas, todos han estrado en pánico, alentados por los opositores y algunos economistas interesados.

Lo cierto es que la incertidumbre y los miedos seguirán presentes hasta que se tenga claro cuál será el resultado electoral y mientras tanto el ciudadano argentino seguirá soportando una recesión creciente y pagando con la pérdida de su poder adquisitivo y un empobrecimiento progresivo.

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