Kurt Ottosen: Trazar qué clase de Mendoza en qué Argentina queremos

Kurt Ottosen tiene 20 años y es estudiante de Abogacía. Fundador de la Asociación Civil Nº2238 "Fuerza Activa". Productor agro-ganadero.

Parado, casualmente en el medio del aeropuerto, recibí un mensaje con una consigna que no pude rechazar: Escribir una columna o bien realizar un video sobre cómo imagino Mendoza de aquí a 30 años. Una consigna sencilla pero difícil a la vez porque ¿Cómo podemos proyectarnos a 30 años si con las simples elecciones legislativas y ejecutivas nuestro país cambia de rumbo cada dos años de forma tan impredecible como la trayectoria de un barquito de papel en el mar?

Si de lo personal hablo siempre he proyectado a largo plazo, me lo enseño mi padre cuando a mis 6 años plantamos nuestros primeros olivos y me dijo que recién íbamos a poder ver los primeros frutos a mis 9 años y tener una cosecha considerable a mis 14, exactamente 8 años después. Hoy, con 20 años, es decir 14 años después de esa charla, la rentabilidad es cada vez menor y el debate está centrado entre seguir produciendo aceite o levantar todo y por lo menos que si no se gana dinero tampoco se pierda, porque hoy la producción agrícola es sinónimo de números rojos. Sin embargo, en cada almuerzo gana la misma postura: Seguir apostando a la producción con la esperanza de que algún día se reactive la economía.

No es por hacer catarsis lo que cuento, sino para darme pie a lo que yo creo es el problema no solo de los mendocinos sino de los argentinos en general: La falta de proyección a largo plazo, la excitación por lo momentáneo y urgente, pero con el olvido y rechazo de la proyección futura y resolutiva de lo importante, lo estructural. Malvinas es ejemplo de ello.

¿Sabían ustedes que en dos oportunidades Reino Unido nos ofreció devolvernos las Islas? Si, así como lo leen, sin más nada de por medio a excepción de una sola condición muy escasa en nuestro país: La paciencia.

A inicios de 1974 Perón tuvo la posibilidad de recuperar las islas, el acuerdo era el reconocimiento de la soberanía argentina con una "devolución pactada" a 100 años, estaríamos hablando de que al día de la fecha nos faltarían 53 -casi 52- años para poder usarlas libremente, para que mis hijos las disfruten propias, como lo son, pero la ansiedad y el capricho de "querer todo ya" y sobre todo el no pensar en las generaciones futuras de forma superlativa nos privó de la mejor recuperación pacifica posible. Y esto mismo sucede con todo.

Volvamos a Mendoza... ¿Cómo la veo en 30 años? No lo sé, si lo digo les miento.

¿Cómo la veo ahora? Mediocre. Creo que esta excelentemente bien si la comparamos a 6 años atrás cuando no pagaba sueldos ni mucho menos aguinaldos, la mejora ha sido -casualmente- radical; pero aún hay mucho por hacer y para ello necesitamos estabilidad, proyección a largo plazo y paciencia. Hoy ya queda poco por ordenar y debemos comenzar a pensar en cómo generar riqueza.

¿Cómo me gustaría verla? ¿Cómo la pienso? Como la gran capital económica argentina, con un sólido banco provincial y atractivos financieros; con baja carga impositiva local; con conexión ferroviaria de cargas y pasajeros directa a los puertos argentinos y chilenos, así como también a los extremos argentinos del norte y el sur; con un sistema desarrollista ambientalmente sustentable pero no limitante; con una exponencial tecnificación agro-ganadera para erradicar los problemas de sequias, heladas y granizo; con una educación modernizada que prepare en base al sistema de vida y empleo actual, con habilidades blandas, tecnología y educación financiera; con una tasa de pobreza inferior a los 5 puntos; con una inflación anual mínima y continua del 2%; con un sistema de salud moderno; un sistema de seguridad acorde a nuestros tiempos; un sistema de justicia en vez de injustica; con un programa de ayuda social que sea generador de empleo en lugar de un simple asistencialismo; con una edad jubilatoria superior a la actual pero diferida según las profesiones; con un sistema laboral y previsional que garantice buenas condiciones al empleador y al empleado promoviendo las contrataciones; con un sistema de transporte público que abarque el 75% de la provincia y permita la eficaz utilización del mismo para entre el 45 y 50% de los ciudadanos; con un parlamento extremadamente fuerte y un poder ejecutivo naciente del consenso, con dirigentes políticos y sociales participes de la realidad ciudadana.

Ahora bien, ¿todo esto lo puede hacer Mendoza sola? No. Para ello necesitamos que Argentina vuelva a la senda del crecimiento, el orden y la estabilidad.

La bandera de la independencia provincial es hermosa, pero lejos de ingenuamente querer independizarnos debemos volcar nuestros esfuerzos para que el modelo mendocino se replique en todo el país y de esa forma lograr estos deseos en forma conjunta y nacional. Esa frase, la de que necesitamos más puentes y menos murallas, es hecha y parece agotada, pero es 100% real, lejos de crear más fronteras necesitamos eliminarlas y sin caer en el engaño del comunismo proyectarnos de forma mancomunada, principalmente con quienes son países hermanos.

Sé, y pido disculpas por ello, que no he cumplido correctamente la consigna, pero creo que antes de proyectarnos a futuro debemos decidir esto, si lo que proyectemos lo vamos a sostener o si cada quien que agarre poder lo va a modificar; si vamos a tener la paciencia necesaria para hacer los cambios que verdaderamente requiere nuestro país por más que nos lleve tiempo cosechar los frutos o si vamos a continuar con el modelo de circo romano; debemos sentarnos y trazar qué clase de Mendoza, qué clase de Argentina, queremos; y si eso lo hacemos hoy quizás para el 2030 estemos cosechando, de una vez por todas, el país tan anhelado por nuestros abuelos, padres e incluso nosotros mismos; de lo contrario, sin una sólida proyección a futuro, esta nota podrá ser publicada como "columna de actualidad" en el 2030 ya que seguiremos en el mismo pozo dentro del cual nos encontramos hoy día.

Y volviendo al inicio, a la agricultura, recordemos que quien planta alcornoques lo suele hacer para que sus hijos levanten la producción ya que por una cuestión biológica es muy difícil llegar a estar vivo en la extracción si uno mismo planto el árbol; pero lejos de ser egoísta el ser humano lo emprende pensando en las próximas generaciones. Con los acuerdos debe ser igual. No queramos todo para nosotros y ya, si una medida con buenos resultados implica deber esperar, hagámoslo, aunque no lo disfrutemos nosotros, pero de una vez por todas pongamos en rumbo al país.

No volvamos a perder Malvinas.

EL AUTOR. Kurt Ottosen. Estudiante de Abogacía. Fundador de la Asociación Civil Nº2238 "Fuerza Activa". Productor agro-ganadero.




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